lunes, 27 de noviembre de 2017

Señales de lo alto

Cd. Victoria, Tam. – Arranca una semana crucial. Días de tránsito entre noviembre y diciembre, etapa de registros y definiciones que, al cerrar el año, dejarán por saldo un panorama muy diferente.
Una rápida descripción nos indica que (1) los tiempos políticos parecen acelerarse, pues (2) los dimes y diretes entre los señores VIDEGARAY y PEÑA sobre la identidad del tapado dieron pie a una especulación desbordada que (3) mete ruido al dedazo tricolor, (4) podría precipitar el destape para (5) frenar el golpeteo en la cúpula y dar pie a la operación cicatriz.
El miércoles 22, LUIS VIDEGARAY había celebrado la tradicional reunión anual de cancillería con los embajadores acreditados en México, donde asistieron tres secretarios más.
IDELFONSO GUAJARDO (Economía), ENRIQUE DE LA MADRID (Turismo) y JUAN ANTONIO MEADE (SHCP).
Presidenciable este último, de quien VIDEGARAY hizo una semblanza en extremo generosa. Se vació en elogios hacia MEADE provocando que redes y medios hablaran de predestape.
Aunque ello causó disgusto en Los Pinos, tal vez no por el nombre sino por la indiscreción. Por elemental respeto a la liturgia, tal función corresponde al PRI y no a Relaciones Exteriores.
Quienes opinan que fue un gesto ingenuo, arguyen interpretaciones como el que VIDEGARAY (1) quería quedar bien con MEADE, para (2) colocarse al frente de la cargada y (3) madrugar a los demás aspirantes.
Otras lecturas dicen que LUIS quiso dejar grabado para la posteridad un “no me olvides” para PEÑA NIETO, al ganarle la exclusiva del destape.
Por supuesto, PEÑA entendió el mensaje y haría gala de buenos reflejos. La respuesta vino al día siguiente (jueves) durante el homenaje a la Armada, en La Paz, Baja California.
Hubo una comida con el gobernador CARLOS MENDOZA y los titulares de SEGOB, Defensa y Marina, OSORIO, CIENFUEGOS y SOBERÓN.
Ocurre entonces su célebre declaración de 46 segundos, cuya parte medular se comprime en dos frases: (1) “yo creo que andan bien despistados todos” y (2) “el PRI no habrá de elegir a sus candidatos a partir de elogios o aplausos”.
Hay detalles de orden contextual. Por principio, la entrevista no fue casual. Los reporteros de la fuente fueron invitados discretamente por la oficina de Presidencia a salir un momento antes de la comida porque EPN tenía algo que declarar.
Al menos un periodista recibió instrucciones de preguntar sobre los dichos de VIDEGARAY, para lo cual PEÑA NIETO había preparado la respuesta precisa.
No estamos, pues, ante un desliz ni una ocurrencia de banqueta, producto del azar o la improvisación.
Presidencia abrió el espacio, propició la pregunta y respondió puntual. Todo un posicionamiento bien calculado sancionando la prisa de VIDEGARAY, no necesariamente el nombre.
Otro detalle. Quien acompañó a EPN en la butaca vecina del avión (de ida y vuelta) fue OSORIO. Hablaron antes y después del mensaje.
Más aún, al aterrizar la nave en el hangar presidencial, PEÑA se quedó conversando con sus tres secretarios (OSORIO, CIENFUEGOS, SOBERÓN) durante 50 minutos.
En coyunturas así, cuando un mandatario debe anunciar la decisión más difícil (elegir candidato a sucesor) no caben las casualidades.
La convocatoria tricolor salió el mismo día del viaje a La Paz, cuando ocurrió el deslinde contra los “despistados”.
Pero mucho ojo. Las maniobras distractivas son especialidad del PRI. El gran elector juega con nombres, juguetea con fechas y se divierte observando las reacciones de la opinión pública.
Sin importar todo lo señalado, tratándose de una decisión unipersonal, el candidato puede ser cualquiera del círculo íntimo.
La telepatía (necesario es insistir) todavía no ocupa un lugar en las ciencias de la comunicación. Tampoco es válida como herramienta de análisis.
Menos aún de predicción.