Cd.
Victoria, Tam. – Arranca una semana crucial.
Días de tránsito entre noviembre y diciembre, etapa de registros y definiciones
que, al cerrar el año, dejarán por saldo un panorama muy diferente.
Una rápida descripción nos indica que (1)
los tiempos políticos parecen acelerarse, pues (2) los dimes y diretes entre
los señores VIDEGARAY y PEÑA sobre la identidad del tapado dieron pie a una
especulación desbordada que (3) mete ruido al dedazo tricolor, (4) podría precipitar
el destape para (5) frenar el golpeteo en la cúpula y dar pie a la operación
cicatriz.
El miércoles 22, LUIS VIDEGARAY había
celebrado la tradicional reunión anual de cancillería con los embajadores
acreditados en México, donde asistieron tres secretarios más.
IDELFONSO GUAJARDO (Economía), ENRIQUE
DE LA MADRID (Turismo) y JUAN ANTONIO MEADE (SHCP).
Presidenciable este último, de quien
VIDEGARAY hizo una semblanza en extremo generosa. Se vació en elogios hacia MEADE
provocando que redes y medios hablaran de predestape.
Aunque ello causó disgusto en Los Pinos,
tal vez no por el nombre sino por la indiscreción. Por elemental respeto a la
liturgia, tal función corresponde al PRI y no a Relaciones Exteriores.
Quienes opinan que fue un gesto ingenuo,
arguyen interpretaciones como el que VIDEGARAY (1) quería quedar bien con MEADE,
para (2) colocarse al frente de la cargada y (3) madrugar a los demás
aspirantes.
Otras lecturas dicen que LUIS quiso dejar
grabado para la posteridad un “no me olvides” para PEÑA NIETO, al ganarle la
exclusiva del destape.
Por supuesto, PEÑA entendió el mensaje y
haría gala de buenos reflejos. La respuesta vino al día siguiente (jueves) durante
el homenaje a la Armada, en La Paz, Baja California.
Hubo una comida con el gobernador CARLOS
MENDOZA y los titulares de SEGOB, Defensa y Marina, OSORIO, CIENFUEGOS y SOBERÓN.
Ocurre entonces su célebre declaración
de 46 segundos, cuya parte medular se comprime en dos frases: (1) “yo creo que
andan bien despistados todos” y (2) “el PRI no habrá de elegir a sus candidatos
a partir de elogios o aplausos”.
Hay detalles de orden contextual. Por
principio, la entrevista no fue casual. Los reporteros de la fuente fueron invitados
discretamente por la oficina de Presidencia a salir un momento antes de la
comida porque EPN tenía algo que declarar.
Al menos un periodista recibió instrucciones
de preguntar sobre los dichos de VIDEGARAY, para lo cual PEÑA NIETO había
preparado la respuesta precisa.
No estamos, pues, ante un desliz ni una
ocurrencia de banqueta, producto del azar o la improvisación.
Presidencia abrió el espacio, propició la
pregunta y respondió puntual. Todo un posicionamiento bien calculado sancionando
la prisa de VIDEGARAY, no necesariamente el nombre.
Otro detalle. Quien acompañó a EPN en la
butaca vecina del avión (de ida y vuelta) fue OSORIO. Hablaron antes y después
del mensaje.
Más aún, al aterrizar la nave en el
hangar presidencial, PEÑA se quedó conversando con sus tres secretarios
(OSORIO, CIENFUEGOS, SOBERÓN) durante 50 minutos.
En coyunturas así, cuando un mandatario
debe anunciar la decisión más difícil (elegir candidato a sucesor) no caben las
casualidades.
La convocatoria tricolor salió el mismo
día del viaje a La Paz, cuando ocurrió el deslinde contra los “despistados”.
Pero mucho ojo. Las maniobras
distractivas son especialidad del PRI. El gran elector juega con nombres, juguetea
con fechas y se divierte observando las reacciones de la opinión pública.
Sin importar todo lo señalado, tratándose
de una decisión unipersonal, el candidato puede ser cualquiera del círculo íntimo.
La telepatía (necesario es insistir) todavía
no ocupa un lugar en las ciencias de la comunicación. Tampoco es válida como
herramienta de análisis.
Menos aún de predicción.