Cd.
Victoria, Tam. – “A más tardar”,
frase con que el dirigente nacional priísta ENRIQUE OCHOA REZA ubica (o dice
ubicar) el destape presidencial. Precisando en ello, como fecha límite, el 14
de diciembre.
Jornada previa a la quincena, cuando los
sahumerios de la Guadalupana aún no se disipan del todo, entre posadas y
aguinaldos.
Aunque, conociendo la elasticidad con
que este partido ejecuta sus malabares, la advertencia en cuestión (“a más
tardar”) no precisa un día. Ojo, solo delimita un plazo.
El advenimiento podría ocurrir semanas
antes (finales de noviembre, principios de diciembre) sin contravenir lo dicho.
En palabras de OCHOA, “el PRI tendrá
precandidato” (así, en singular, para no dejar dudas) alegando coincidir con
los tiempos del INE, para empezar precampaña el viernes 15.
La elección (consagración, sería lo más
correcto) cubrirá las formalidades de una Convención de Delegados, aunque todos
voten por la misma persona.
Sincronía mágica de voluntades que solo
es posible bajo esa cultura de la abnegación. Negarse a sí mismos. Disciplina que
renuncia a la voluntad propia, endosándola masivamente a la decisión de un individuo.
El fiel de la balanza, el gran elector.
Queda pues señalado el tope, pero no el
día específico del parto. Puede ser hoy, mañana o el día 14 por la noche.
El anuncio tuvo lugar en Hermosillo,
Sonora, donde OCHOA REZA acompañó a la primera generación de la Escuela
Nacional de Mujeres Priistas, donde fungió como anfitriona la gobernadora CLAUDIA
PAVLOVICH.
Por cierto, habrá que anotar con cuanto
tiempo de antelación se ha definido VICENTE FOX en favor de JOSÉ ANTONIO MEADE,
titular de SHCP y puntero en la lista de prospectos a la candidatura del PRI.
Ello, porque luego sale con que su decisión
fue una medida pragmática, adoptada presuntamente en campaña, inspirada en el
voto útil, para favorecer a quien vaya mejor posicionado en las encuestas y
tenga mayor posibilidad de ganarle a LÓPEZ OBRADOR.
Meras patrañas. Así lo dijo hace seis
años para justificar su apoyo a PEÑA NIETO y el notorio desapego a la candidata
panista JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA, con quien se tomó un par de veces la foto.
Aunque al día siguiente, ni tardo ni
perezoso, insistiera en su urgencia maniaca de apoyar a PEÑA NIETO, “por ser el
único” que en aquel 2012 podría vencer al populismo de AMLO.
Los tiempos dicen otra cosa. La
inclinación de VICENTE por el partido tricolor se gestó varios años atrás, a partir
de que FELIPE CALDERÓN cortó los subsidios a los dos elefantes blancos del Centro
FOX y Vamos México.
Organismos que sin tener (ciertamente)
fines de lucro, es claro que manejan recursos para pagar los emolumentos de sus
directivos.
Amén de viáticos, viajes al extranjero, ayudantes, asesores, gastos personales y toda esa vida de reyes acostumbrada por la alguna vez llamada “pareja presidencial”.
Amén de viáticos, viajes al extranjero, ayudantes, asesores, gastos personales y toda esa vida de reyes acostumbrada por la alguna vez llamada “pareja presidencial”.
Abandonado por CALDERÓN durante el
sexenio 2006-2012, FOX se echó en brazos de los gobernadores priístas que se
encargarían de hacer uso de sus instalaciones para conferencias y eventos.
Entre ellos, el más entusiasta sería el gobernador
mexiquense, ENRIQUE PEÑA NIETO, quien desde entonces aceitó pacientemente dicha
relación, que a la postre desembocaría en la renuncia de VICENTE a su
militancia albiazul.
Y como el que paga manda, FOX de
inmediato se alineó con su candidatura. En un acto de perversidad exquisita, los
mandatarios del tricolor acabaron cooptando a su viejo verdugo.
El hombre que sacó “a patadas” al PRI en
2000 se convertiría en su trompetista, pregonero mayor. El más entusiasta
promotor de su retorno.
Se cumpliría así el augurio de DIEGO
FERNÁNDEZ DE CEVALLOS quien con años de anticipación presagió que el propio FOX
se encargaría de regresar al tricolor a Los Pinos.