Cd.
Victoria.- Interesante gesto de nuestros
reformadores electorales la inclusión de un añadido que otorga estatuto
jurídico a las candidaturas independientes en los tres niveles de gobierno.
El fenómeno de los aspirantes sin partido
ya tenía algunos antecedentes, aunque al carecer de soporte legal, sus
esfuerzos eran solo de carácter testimonial.
Gracias a dicha reforma promovida por el
equipo de ENRIQUE PEÑA NIETO, hoy tenemos un gobernador con ese perfil y
algunos diputados.
Opinión acaso demasiado personal, creo que
el papel de “Llanero Solitario” acomoda mejor en munícipes.
Entre otras razones porque es la única instancia
de gobierno que elige en la misma boleta a los miembros de su asamblea (cabildo,
regidores, síndicos) ante la cuál rinde cuentas.
Un independiente no tendría, teóricamente,
mayor problema para encontrar el puñado de amigos con ideas afines y proyecto
análogo para formar mayoría en las comunas.
Cabe recordar que años atrás el exalcalde
laredano HORACIO GARZA impulsó (hasta ahora, sin éxito) un proyecto de reforma
que pretendía elegir en urnas distintas al alcalde de su cabildo.
La intención sería que este funcionase como
un congreso en pequeño, paralelo y autónomo al presidente, para incentivar una
fiscalización más crítica y rigurosa, sin la obediencia debida que hoy tienen
la mayor parte de los regidores cuya chamba deben al jefe edilicio.
Aún así, un buen proyecto independiente
tendría manera de prescindir de los partidos y tomar el mando municipal con
cierta probabilidad de éxito.
DIFÍCIL
MÁS ARRIBA
Menos viable el concepto en los dos niveles
superiores, gobernador y presidente de la República, por razones fáciles de
entender.
La soledad del candidato independiente a la
Jefatura del Ejecutivo (estatal o nacional) y su carencia de estructura
partidista, harían que llegase al poder sin una bancada fiel dentro del Legislativo,
como le ocurre a JAIME RODRÍGUEZ en Nuevo León.
El hombre tiene enfrente un congreso
dominado por ese abanico de siglas con diversos colores e ideologías (PRI, PAN,
PRD) que JAIME despreció y contra las cuáles alzó su candidatura.
Y aunque llegó con las papeletas del
votante mayoritario y el apoyo de un sector empresarial, asumió el mandato sin
estructura partidista.
Luchador solitario, el Bronco tampoco tiene
alcaldes que compartan su plataforma ideológica, en los cuáles apoyarse para
encabezar esfuerzos.
Cuestión de trasladar esta idea hacia un
eventual Presidente de México que llegase por dicha vía, sin equipo afín en las
dos cámaras, ni gobernadores que reconocieran su liderazgo doctrinal.
No sirve como ejemplo (cuidado con las
equivocaciones) el Jefe de Gobierno capitalino MIGUEL MANCERA, pues siendo
“ciudadano sin partido”, llegó al poder abanderado por la coalición PRD-PT-MC impulsada
por AMLO y con el nombre de “Frente Progresista”.
Que después se haya peleado con LÓPEZ
OBRADOR cuando este decidió separarse del PRD y formar MORENA, es otra historia.
El ascenso de MANCERA fue por la vía
tradicional. No es, ni lejanamente, ejemplo de candidatura independiente.
OPCIONES
VIABLES
Si podrían serlo, en cambio, figuras como
el excanciller JORGE CASTAÑEDA quien, a las claras, carece de militancia actual
en organización política alguna.
También encaja en esta categoría PEDRO
FERRIZ DE CON, el comunicador que según reciente anuncio, trabajará esta opción
rumbo a Los Pinos.
Pendiente ver si JAIME RODRÍGUEZ decide
lanzarse, aunque antes necesitamos saber si le funcionó el experimento en Nuevo
León.
Y alguien más, la exprimera dama MARGARITA
ZAVALA, quien ha estudiado dicha posibilidad, por si la actual cúpula del PAN
bloquea o decide ignorar sus aspiraciones. Desde luego, falta mucho por ver.