Cd.
Victoria.- Durante los años aciagos del macartismo
y la llamada guerra fría, cuando la doctrina oficial de los gobiernos priístas
se inspiraba en el anticomunismo ciego, la prensa conservadora solía fustigar a
los activistas de izquierda achacándoles un presunto financiamiento extranjero.
De ahí nació la leyenda del traído y
llevado “Oro de Moscú”, los dineros (jamás comprobados) que vendrían del
Kremlin para presuntamente financiar a los partidos comunistas y socialistas de
América Latina.
A la derecha mexicana le costaba trabajo
creer que hubiera gente en nuestro país con lucidez, determinación y agallas suficientes
para defender las mejores causas populares, sin necesidad de apoyo extranjero.
De ahí nacería el chiste contado en
círculos periodísticos cercanos al Partido Comunista donde se decía que en
realidad hubo un error de interpretación, de oído.
Confusión pueril, no era oro sino loro. Un
perico, pues, así llamado (“Moscú”) y cuya jaula, según enterados, se ubicaba en
casa del señor MARTÍNEZ VERDUGO o en algún zaguán de don VALENTÍN CAMPA.
MAOISMO
REDIVIVO
El caso viene a colación hoy que de nueva
cuenta sale a relucir en los medios el nombre de ALBERTO ANAYA, líder a
perpetuidad del llamado Partido del Trabajo (PT), demostración palpable de que
la reencarnación existe.
La autoridad electoral (IFE-INE) en calidad
de médico forense, había decretado que, al no mostrar signos vitales, dicho
organismo merecía ser enterrado siguiendo los oficios de ley, pidiéndole
cuentas de gastos, rematando edificios y desmantelando oficinas.
Pero hete aquí, algo ocurrió porque de
pronto la autoridad modificó su veredicto y el PT volvió a respirar (fue la
noticia) pese a la hemorragia de votos sufrida en la urna.
Un nuevo hálito activó ese cuerpo, aunque
con variantes sustantivas en sus afinidades políticas, debidas a la respiración
artificial que recibió de SEGOB.
Si en la anterior encarnación dicho partido
hizo migas entrañables con PRD, MC y MORENA, en su nueva etapa resurrecta se le
observa cercano al PRI.
Se diría, al respecto, que algunos vicios
del viejo sistema parecen regresar y cobrar un segundo aire, una vez pasada la
alternancia albiazul y entronizada la reincidencia tricolor.
NUEVOS
VIEJOS TIEMPOS
Si el actual PAN (de los Santos Pactos) se asemeja
cada día más al viejo PARM y ahí está CANTUROSAS que no me dejará mentir…
Si el PRD del siglo 21 parece una reedición
del viejo Ferrocarril de TALAMANTES, en atención al origen rielero de CARLOS
NAVARRETE y chuchos que lo acompañan…
¿Qué impide pensar que el PT, tras sufrir
la muerte chiquita (su pasajera exclusión de la nómina) haya invocado al
espíritu de JORGE CRUICKSHANK para reinsertarse en el mercado electoral como preclaro
representante de la izquierda atinada?
Con algunas libertades, claro, como en
tiempos del PPS, cuando este partido se mostraba más angustiado por los
bombardeos de NIXON en Camboya que por las matanzas campesinas de Guerrero.
Entre tales excepciones se ubican hoy las simpatías
del PT con el “enfant terrible” de Norcorea, un gordito de entrecejo feroz llamado
KIM JONG UN, quien llegó por vía hereditaria, hijo y nieto de presidentes.
Responsable, entre otras linduras, de la
bomba de hidrógeno cuya explosión causó esta primera semana del año un temblor
de cinco grados en Asia y prendió focos rojos entre las potencias nucleares del
globo.
Defensor a ultranza de KIM, nada prueba la
existencia de algún pago, embute o emolumento del gobierno coreano al señor
ANAYA.
Aunque sí, algunos despropósitos de ave
canora, repetidor acrítico de consignas. Su función al menos equivaldría al perico
del viejo chiste, con distinta metrópoli. El patético loro de Pyongyang.