jueves, 7 de enero de 2016

El loro de Pyongyang

Cd. Victoria.- Durante los años aciagos del macartismo y la llamada guerra fría, cuando la doctrina oficial de los gobiernos priístas se inspiraba en el anticomunismo ciego, la prensa conservadora solía fustigar a los activistas de izquierda achacándoles un presunto financiamiento extranjero.
De ahí nació la leyenda del traído y llevado “Oro de Moscú”, los dineros (jamás comprobados) que vendrían del Kremlin para presuntamente financiar a los partidos comunistas y socialistas de América Latina.
A la derecha mexicana le costaba trabajo creer que hubiera gente en nuestro país con lucidez, determinación y agallas suficientes para defender las mejores causas populares, sin necesidad de apoyo extranjero.
De ahí nacería el chiste contado en círculos periodísticos cercanos al Partido Comunista donde se decía que en realidad hubo un error de interpretación, de oído.
Confusión pueril, no era oro sino loro. Un perico, pues, así llamado (“Moscú”) y cuya jaula, según enterados, se ubicaba en casa del señor MARTÍNEZ VERDUGO o en algún zaguán de don VALENTÍN CAMPA.

MAOISMO REDIVIVO
El caso viene a colación hoy que de nueva cuenta sale a relucir en los medios el nombre de ALBERTO ANAYA, líder a perpetuidad del llamado Partido del Trabajo (PT), demostración palpable de que la reencarnación existe.
La autoridad electoral (IFE-INE) en calidad de médico forense, había decretado que, al no mostrar signos vitales, dicho organismo merecía ser enterrado siguiendo los oficios de ley, pidiéndole cuentas de gastos, rematando edificios y desmantelando oficinas.
Pero hete aquí, algo ocurrió porque de pronto la autoridad modificó su veredicto y el PT volvió a respirar (fue la noticia) pese a la hemorragia de votos sufrida en la urna.
Un nuevo hálito activó ese cuerpo, aunque con variantes sustantivas en sus afinidades políticas, debidas a la respiración artificial que recibió de SEGOB.
Si en la anterior encarnación dicho partido hizo migas entrañables con PRD, MC y MORENA, en su nueva etapa resurrecta se le observa cercano al PRI.
Se diría, al respecto, que algunos vicios del viejo sistema parecen regresar y cobrar un segundo aire, una vez pasada la alternancia albiazul y entronizada la reincidencia tricolor.

NUEVOS VIEJOS TIEMPOS
Si el actual PAN (de los Santos Pactos) se asemeja cada día más al viejo PARM y ahí está CANTUROSAS que no me dejará mentir…
Si el PRD del siglo 21 parece una reedición del viejo Ferrocarril de TALAMANTES, en atención al origen rielero de CARLOS NAVARRETE y chuchos que lo acompañan…
¿Qué impide pensar que el PT, tras sufrir la muerte chiquita (su pasajera exclusión de la nómina) haya invocado al espíritu de JORGE CRUICKSHANK para reinsertarse en el mercado electoral como preclaro representante de la izquierda atinada?
Con algunas libertades, claro, como en tiempos del PPS, cuando este partido se mostraba más angustiado por los bombardeos de NIXON en Camboya que por las matanzas campesinas de Guerrero.
Entre tales excepciones se ubican hoy las simpatías del PT con el “enfant terrible” de Norcorea, un gordito de entrecejo feroz llamado KIM JONG UN, quien llegó por vía hereditaria, hijo y nieto de presidentes.
Responsable, entre otras linduras, de la bomba de hidrógeno cuya explosión causó esta primera semana del año un temblor de cinco grados en Asia y prendió focos rojos entre las potencias nucleares del globo.
Defensor a ultranza de KIM, nada prueba la existencia de algún pago, embute o emolumento del gobierno coreano al señor ANAYA.
Aunque sí, algunos despropósitos de ave canora, repetidor acrítico de consignas. Su función al menos equivaldría al perico del viejo chiste, con distinta metrópoli. El patético loro de Pyongyang.