viernes, 8 de enero de 2016

Quitarse la vida

Cd. Victoria.- Llámese don CHUY o cualquiera en su circunstancia, ejemplifican a quien confunde el todo con alguna de sus partes. Algo no te gusta de ti mismo y quisieras desaparecerlo de manera fulminante, por la vía rápida del knockout.
Equivale a tirar, como reza el dicho anglosajón, al niño junto con el agua (“throw out the baby with the bath water”) lo valioso con lo inservible, lo esencial con lo superfluo, lo rescatable con lo execrable.
Salvo casos de enfermedad terminal (suicidios comprensibles aunque, por fortuna, raros) la mayor parte de las veces el individuo actúa por perturbación pura y contra algún aspecto de la personalidad que considera ajeno.
Esa otredad oprobiosa que viaja de polizón en alguna parte de la psique y acaba desplazando a la totalidad del ser.
En cuanto al suicidio amoroso se ha encargado con éxito un británico del siglo 16 de nombre WILLIAM SHAKESPEARE.
Que la salida autodestructiva elegida por ROMEO y JULIETA haya provocado en la vida real una secuela de muertes en pareja, se antoja un adelanto al fenómeno de las modas imitativas en los siglos posteriores.
Caso digno de estudio para esa pseudociencia llamada Memética, que hoy sigue el rastro a las creencias activadas en la opinión pública desde medios formales e informales, sin mayor fundamento que la repetición.
En efecto, habría sido un “meme” (una suposición aceptada acríticamente) lo que mató a los duetos de amantes incomprendidos de la Inglaterra isabelina, al identificarse de manera vicaria con los personajes de SHAKESPEARE.

ENEMIGO INTERNO
Sabio alemán, ERICH FROMM dedicó extensas reflexiones al problema de la alienación (alien, el otro en ti), sinónimo de enajenación (lo ajeno en ti), como elemento crucial de la infelicidad contemporánea.
Lector que también he sido del vienés STEFAN ZWEIG, me dolió saber que acabó su vida por esa vía, bebiendo un vaso de cianuro junto a su esposa.
Que en tiempo previo le hubieran detectado cáncer de próstata no explica la tristeza de ese profesor judío que, huyendo del horror nazi en Europa, encuentra en Brasil (como en buena parte del cono sur) un entorno germanófilo insoportable.
Cierta lectura ingenua de ZWEIG pretende reducir su biografía de JOSÉ FOUCHÉ a un manual de perversidad política, justificante teórico para toda suerte de traiciones, deslealtades ideológicas, bellaquerías sin fin en aras de objetivos materiales muy concretos.
Y así lo han usado contra la voluntad del autor, cuya biografía del tribuno francés en realidad fue un retrato meticuloso del alma humana y jamás una justificación de sus ruindades ni (mucho menos) un modelo a escala.
Aún así, hoy día nuestros aprendices de politicastros tienen al FOUCHE de ZWEIG compartiendo estante con el “Arte de la Guerra” de SUN TZU y hasta con el “Gatopardo” de LAMPEDUSA.

SALTO A LA VIDA
Y, bueno, el paisano JESÚS ELIZAIM GARZA RODRÍGUEZ ya tiene algo que contar a sus nietos si es que no insiste en enfrentar sus problemas (desamor y antojo incumplido de cerveza) por la misma vía que lo catapultó a la fama.
Decirle que la vida es bastante más que ese par de tópicos angustiantes me obliga a retomar lo que escribí en los primeros párrafos de esta columna. Por favor, don CHUY, no tire al niño junto con el agua.
Mediático a más no poder, su ágil brinco a un zacatal cercano gozó de una cobertura en video tan exacta como variada, que ya la hubiera querido (por mencionar otro caso) MARILYN MONROE.
Más importante aún, vivió para contarlo. Su esposa y sus hijos lo buscaron de nuevo, amigos y vecinos se preocupan por él y hasta se diría que hoy vive una sobreabundancia de cariño.
Tan exitoso el caso que ya preocupa. Hagamos votos porque tampoco se convierta en “meme”, como ocurrió con los amantes de Verona.