Cd.
Victoria, Tam.- Hace 34 años, la caída del bunker maderense
significó un parteaguas en la relación del Estado con el sindicalismo nacional.
Fue noticia mundial.
La
cúpula entera del gremio petrolero fue a dar a la cárcel, empezando por el líder
moral JOAQUÍN, la QUINA, HERNÁNDEZ GALICIA, el dirigente formal JOSÉ SOSA
MARTÍNEZ y el líder histórico SALVADOR BARRAGÁN CAMACHO.
Podríamos evocar este episodio de la vida política mexicana como un caso ejemplar de la llamada “justicia de nota roja” que desde entonces se practica en este país.
Golpes de timón donde van mezclados propósitos loables y mezquinos, de justicia y de venganza, cargos reales y ficticios, siembra descarada de evidencias y hasta un cadáver traído del noroeste para achacar esa muerte a la QUINA.
Cajas con armas que el mismo día fueron descargadas desde camiones del ejército en la sala de su domicilio, para minutos después reportarlas como presunta evidencia de una conspiración.
Lo curioso es que los verdaderos negocios de la élite petrolera jamás se castigaron, porque ello habría puesto en evidencia a todos los funcionarios que durante los sucesivos gobiernos de ECHEVERRÍA, LÓPEZ PORTILLO y DE LA MADRID sirvieron de cómplices, empezando por los directores generales de PEMEX.
Y también los contratistas que edificaron cuantiosas fortunas bajo la protección del sindicalismo petrolero. La familia GARZA CANTÚ, por citar un ejemplo, entre tantos.
SUS MOTIVOS
Hombre rencoroso y de venganzas letales, CARLOS SALINAS DE GORTARI jamás actuó por justicia sino por una mezcla de (1) agravios personales, (2) vendetta política y (3) negocios.
Los agravios porque se atribuyó al patriarca HERNÁNDEZ GALICIA el financiamiento de un libro que enlodaba a SALINAS DE GORTARI.
Libelo donde se contaba una historia de su pasado cuando, siendo niño, jugando a la guerra con un arma de su padre, mató a la sirvienta. En las fotos del viejo EXCELSIOR salía retratado CARLOS junto a su hermanito RAÚL.
La vendetta porque el quinismo había volcado toda su fuerza en apoyo a las aspiraciones presidenciales del mexiquense ALFREDO DEL MAZO GONZÁLEZ, adversario principal de SALINAS.
Peor todavía, tras no alcanzar DEL MAZO la nominación tricolor, el mismo grupo petrolero apoyaría abiertamente al candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLÓRZANO.
Hay material gráfico de CÁRDENAS SOLÓRZANO visitando a los sindicalistas cuando ya andaba de gira nacional como principal candidato de oposición, durante la contienda de 1988.
Y la cuestión de negocios porque el mismo SALINAS tenía en planes reconfigurar la presencia del Estado en la industria de los hidrocarburos, privatizando la petroquímica secundaria y parte de la básica.
Para lo cual sería necesario aplastar al sindicato y empoderar como líder a un títere, SEBASTÍAN GUZMÁN CABRERA, antecesor inmediato de CARLOS ROMERO DESCHAMPS.
BARANDILLA POLÍTICA
Verdades a medias se dicen hoy en ambas trincheras. En todo momento fue un pleitazo de diablos contra diablos. En ninguna había madres de la caridad. Reyerta entre mafias que ganó la mejor empoderada, la que controlaba en ese tiempo el aparato del Estado.
A don JOAQUÍN le cargaron un muerto ya en descomposición, al que ni lejanamente conocía. Tampoco tuvo responsabilidad alguna sobre las 200 metralletas UZI que ladinamente llevaron a su casa poco antes de su captura.
Tiempo después, el semanario PROCESO descubriría que dichas armas estaban registradas entre las importaciones regulares de SEDENA. Jamás fueron de HERNÁNDEZ GALICIA.
Aunque esto no impide el decir que la QUINA fue un ejemplo distinguido del charrismo sindical, autoritario, antidemocrático, represivo y corrupto, formado al amparo del viejo PRI, no muy distinto al SNTE de JONGUITUD BARRIOS, entre tantos más.
En un medio periodístico tan marcado por el dualismo, a menudo resulta difícil explicar un choque de intereses donde nadie tiene la razón. La ausencia del bien, entre dos fuerzas que trampean y mienten, aunque en su defensa aleguen defender intereses legítimos.
Grandes negocios hicieron CARLOS SALINAS y su cartel de empresarios con la privatización petroquímica. Pero cabe pensar que si el presidente hubiera sido DEL MAZO dicho remate de bienes públicos a particulares habría ocurrido de cualquier manera, solo que en beneficio y con el aplauso de personajes como HERNÁNDEZ GALICIA.
Que don JOAQUIN fuera vegetariano, enemigo de la embriaguez, buen esposo y buen padre de familia, consumidor de yogurt, financiero de establos y campos de hortalizas, no son factores que lo salven de la responsabilidad histórica ante la caterva de mercanchifles ladrones y gángsters sindicales que crecieron bajo su sombra.
Pocos años antes del “quinazo”, la diva ranchera IRMA SERRANO había dado testimonio en uno de sus libros del haber visto a “CHAVA” BARRAGÁN en un casino de Las Vegas perdiendo un millón de dólares en una sola tirada de “Black Jack”.
OTROS CASOS
Ciertamente, muy pocas cosas han cambiado, si observamos los posteriores episodios donde la política concurre con la crónica policial, de manera deleznable.
De RAÚL SALINAS a ELBA ESTHER GORDILLO, ROSARIO ROBLES y EMILIO LOZOYA, la mezcolanza entre acciones legales e ilegales parece ser una constante. Van yuxtapuestas, revueltas.
El caso ROBLES, por poner un ejemplo. Mire usted, de acuerdo al premiado reportaje de la “ESTAFA MAESTRA”, merecerían juicio y cárcel una veintena de funcionarios federales, de primero y segundo nivel, así como media docena de rectores y tesoreros universitarios del centro y sureste mexicano, involucrados en el tráfico de dinero.
Pero la orden era castigar a ROSARIO y a cómplices cercanísimos como EMILIO ZEBADÚA. Los demás fueron ignorados. No existen, se esfumaron, junto con sus fortunas.
O bien, ¿cuántas personas (de cuántas secretarías) estaban embarradas de origen en el caso ODEBRECHT y deberían estar pagando hoy sus inmoralidades en el ejercicio de la función pública?... Nomás LOZOYA y sin sentencia todavía.
Por esto hoy que recordamos un aniversario más del asalto a Ciudad Madero, no podemos soslayar que vicios centrales del ministerio público mexicano siguen intactos.
Antes como ahora, no se actúa para aplicar la ley sino por venganzas, ajustes de cuentas, así como el consabido botín político y económico que arrebatan puntualmente a los perdedores. Tal cual.
Podríamos evocar este episodio de la vida política mexicana como un caso ejemplar de la llamada “justicia de nota roja” que desde entonces se practica en este país.
Golpes de timón donde van mezclados propósitos loables y mezquinos, de justicia y de venganza, cargos reales y ficticios, siembra descarada de evidencias y hasta un cadáver traído del noroeste para achacar esa muerte a la QUINA.
Cajas con armas que el mismo día fueron descargadas desde camiones del ejército en la sala de su domicilio, para minutos después reportarlas como presunta evidencia de una conspiración.
Lo curioso es que los verdaderos negocios de la élite petrolera jamás se castigaron, porque ello habría puesto en evidencia a todos los funcionarios que durante los sucesivos gobiernos de ECHEVERRÍA, LÓPEZ PORTILLO y DE LA MADRID sirvieron de cómplices, empezando por los directores generales de PEMEX.
Y también los contratistas que edificaron cuantiosas fortunas bajo la protección del sindicalismo petrolero. La familia GARZA CANTÚ, por citar un ejemplo, entre tantos.
SUS MOTIVOS
Hombre rencoroso y de venganzas letales, CARLOS SALINAS DE GORTARI jamás actuó por justicia sino por una mezcla de (1) agravios personales, (2) vendetta política y (3) negocios.
Los agravios porque se atribuyó al patriarca HERNÁNDEZ GALICIA el financiamiento de un libro que enlodaba a SALINAS DE GORTARI.
Libelo donde se contaba una historia de su pasado cuando, siendo niño, jugando a la guerra con un arma de su padre, mató a la sirvienta. En las fotos del viejo EXCELSIOR salía retratado CARLOS junto a su hermanito RAÚL.
La vendetta porque el quinismo había volcado toda su fuerza en apoyo a las aspiraciones presidenciales del mexiquense ALFREDO DEL MAZO GONZÁLEZ, adversario principal de SALINAS.
Peor todavía, tras no alcanzar DEL MAZO la nominación tricolor, el mismo grupo petrolero apoyaría abiertamente al candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLÓRZANO.
Hay material gráfico de CÁRDENAS SOLÓRZANO visitando a los sindicalistas cuando ya andaba de gira nacional como principal candidato de oposición, durante la contienda de 1988.
Y la cuestión de negocios porque el mismo SALINAS tenía en planes reconfigurar la presencia del Estado en la industria de los hidrocarburos, privatizando la petroquímica secundaria y parte de la básica.
Para lo cual sería necesario aplastar al sindicato y empoderar como líder a un títere, SEBASTÍAN GUZMÁN CABRERA, antecesor inmediato de CARLOS ROMERO DESCHAMPS.
BARANDILLA POLÍTICA
Verdades a medias se dicen hoy en ambas trincheras. En todo momento fue un pleitazo de diablos contra diablos. En ninguna había madres de la caridad. Reyerta entre mafias que ganó la mejor empoderada, la que controlaba en ese tiempo el aparato del Estado.
A don JOAQUÍN le cargaron un muerto ya en descomposición, al que ni lejanamente conocía. Tampoco tuvo responsabilidad alguna sobre las 200 metralletas UZI que ladinamente llevaron a su casa poco antes de su captura.
Tiempo después, el semanario PROCESO descubriría que dichas armas estaban registradas entre las importaciones regulares de SEDENA. Jamás fueron de HERNÁNDEZ GALICIA.
Aunque esto no impide el decir que la QUINA fue un ejemplo distinguido del charrismo sindical, autoritario, antidemocrático, represivo y corrupto, formado al amparo del viejo PRI, no muy distinto al SNTE de JONGUITUD BARRIOS, entre tantos más.
En un medio periodístico tan marcado por el dualismo, a menudo resulta difícil explicar un choque de intereses donde nadie tiene la razón. La ausencia del bien, entre dos fuerzas que trampean y mienten, aunque en su defensa aleguen defender intereses legítimos.
Grandes negocios hicieron CARLOS SALINAS y su cartel de empresarios con la privatización petroquímica. Pero cabe pensar que si el presidente hubiera sido DEL MAZO dicho remate de bienes públicos a particulares habría ocurrido de cualquier manera, solo que en beneficio y con el aplauso de personajes como HERNÁNDEZ GALICIA.
Que don JOAQUIN fuera vegetariano, enemigo de la embriaguez, buen esposo y buen padre de familia, consumidor de yogurt, financiero de establos y campos de hortalizas, no son factores que lo salven de la responsabilidad histórica ante la caterva de mercanchifles ladrones y gángsters sindicales que crecieron bajo su sombra.
Pocos años antes del “quinazo”, la diva ranchera IRMA SERRANO había dado testimonio en uno de sus libros del haber visto a “CHAVA” BARRAGÁN en un casino de Las Vegas perdiendo un millón de dólares en una sola tirada de “Black Jack”.
OTROS CASOS
Ciertamente, muy pocas cosas han cambiado, si observamos los posteriores episodios donde la política concurre con la crónica policial, de manera deleznable.
De RAÚL SALINAS a ELBA ESTHER GORDILLO, ROSARIO ROBLES y EMILIO LOZOYA, la mezcolanza entre acciones legales e ilegales parece ser una constante. Van yuxtapuestas, revueltas.
El caso ROBLES, por poner un ejemplo. Mire usted, de acuerdo al premiado reportaje de la “ESTAFA MAESTRA”, merecerían juicio y cárcel una veintena de funcionarios federales, de primero y segundo nivel, así como media docena de rectores y tesoreros universitarios del centro y sureste mexicano, involucrados en el tráfico de dinero.
Pero la orden era castigar a ROSARIO y a cómplices cercanísimos como EMILIO ZEBADÚA. Los demás fueron ignorados. No existen, se esfumaron, junto con sus fortunas.
O bien, ¿cuántas personas (de cuántas secretarías) estaban embarradas de origen en el caso ODEBRECHT y deberían estar pagando hoy sus inmoralidades en el ejercicio de la función pública?... Nomás LOZOYA y sin sentencia todavía.
Por esto hoy que recordamos un aniversario más del asalto a Ciudad Madero, no podemos soslayar que vicios centrales del ministerio público mexicano siguen intactos.
Antes como ahora, no se actúa para aplicar la ley sino por venganzas, ajustes de cuentas, así como el consabido botín político y económico que arrebatan puntualmente a los perdedores. Tal cual.