Cd.
Victoria, Tam. – Un presidente de la
república, 64 escaños senatoriales de mayoría relativa, 32 de representación
proporcional, 32 de primera minoría, 300 curules federales de mayoría, 200
plurinominales, ocho gubernaturas y una diversidad de nominaciones regionales que
hacen un total de 3 mil 415 cargos de elección popular.
Amén de las federales, en 30 de las 32
entidades habrá votaciones locales de algún tipo, con diversas variantes, ingredientes,
combinaciones.
Y aunque Tamaulipas esté viviendo como
nunca una marea avasallante de candidaturas en ambos niveles, necesario es
decir que se ubica en una categoría de intensidad media. Renueva ayuntamientos,
al igual que Coahuila y Quintana Roo.
En la entidad nuestra eso significa 43 alcaldes,
con sus síndicos y regidores, que también son de elección. Pero no gubernatura (recién
llegó en 2016) ni congreso local, que cambiará hasta 2019. Para los
tamaulipecos, el año próximo también será electoral.
Ya se ha mencionado en este espacio,
pero vale la pena recordar los ocho estados que
habrán de estrenar gobernador en breve: Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos,
Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y la Ciudad de México.
Y también los que votan
el recambio de sus respectivos congresos locales: Hidalgo, Aguascalientes y
Durango.
Sin olvidar a los que elegirán
munícipes y congresos locales: Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Sinaloa,
Zacatecas, Nuevo León, San Luis Potosí, Colima, Michoacán, Estado de México,
Querétaro, Guerrero y Oaxaca.
Para rematar con las
entidades federativas que llevan a cuestas la modalidad más pesada, compleja y
costosa, donde, amén de cargos federales, cambiarán las tres autoridades
regionales: gobernadores, alcaldes y congresos locales.
Y estas son: Jalisco,
Guanajuato, Puebla, Morelos, Tabasco, Chiapas, Yucatán y la Ciudad de México.
Experiencia colectiva, clase, taller eleccionario
que después de julio próximo dejará al país exhausto en más de un sentido.
En lo económico, tan solo por lo que
concierne al plano federal, se habla de 28 mil millones de pesos, a cuenta del
contribuyente. A lo que debemos añadir, con amplitud de variantes, los costos
de cada elección regional.
En el plano anímico, será (¡ya es!) inclemente
el bombardeo de mensajes y proclamas, audios y videos, encuestas, desplegados, himnos,
jingles, eslogans, pintas, pegotes, pasacalles, debates, ataques, aclaraciones,
desmentidos, demandas, contrademandas, fallos y recursos de apelación.
Y. por supuesto, chismes, memes, burlas,
paráfrasis, remedos, todo ese humano patetismo del que somos capaces los
mexicanos.
Esa nota de color cuya sobreabundancia a
menudo impide ver la oferta real de partidos y candidatos. El triunfo de lo
anecdótico, como fiel reflejo de nuestra inmadurez electoral.
Dentro de las fórmulas senatoriales,
todo indica que la pelea estará entre la fórmula panista representada en ISMAEL
GARCÍA CABEZA DE VACA y MARÍA ELENA FIGUEROA SMITH y (en la esquina contraria)
la dupla de MORENA integrada por el doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y MARÍA GUADALUPE
COVARRUBIAS.
La mancuerna azul por razones obvias. El
ser partido gobernante en Tamaulipas, aunque también el posicionamiento logrado
por ISMAEL y, finalmente, el representar a un partido cuyo candidato presidencial
RICARDO ANAYA arranca en segundo lugar y con posibilidad real de disputar el
triunfo.
La dupla de MORENA por la buena imagen que
ha sabido proyectar AMÉRICO, pero, sobre todo, el efecto de arrastre que estamos
viendo desde ahora en el indudable puntero ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Fenómeno que en comentarios anteriores he
comparado con el “efecto FOX” de aquel proceso histórico que nos tocó vivir en
el año 2 mil, donde la ola presidencial catapultó a las candidaturas paralelas de
diputados y senadores.
Esto apenas empieza.