Cd. Victoria.- Larga y destructiva se antoja la
disputa por el liderazgo nacional del PAN que hoy ostenta con plan de
reelegirse el empresario chihuahuense GUSTAVO MADERO, llevando por adversario
al senador y actuario capitalino ERNESTO CORDERO.
La votación será hasta mayo, aunque ya se observen
daños colaterales que lamentar en la imagen del partido.
Feroz y errática la artillería corderista, parece ser
el sello de la casa. Disparan con tal fuerza sus obuses que la secuela de
desprestigio salpica a toda la organización y al abanderado mismo.
Recordará usted que en 2012, cuando CORDERO compitió
infructuosamente con JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA por la candidatura presidencial, fueron
tan severos sus argumentos contra la entonces diputada con licencia, que dejaron
secuelas para toda la campaña constitucional.
GANCHOS AL HÍGADO
En su desesperación por remontar la ventaja de
JOSEFINA, la acusó en pleno debate de tener el menor record de asistencia al
Congreso, peor incluso que el del infausto “Niño Verde”, EMILIO GONZÁLEZ
MARTÍNEZ (que ya es mucho decir).
Llamativo el argumento, sería de gran utilidad para
los estrategas del PRI y el PRD en sus embestidas contra la propia VÁZQUEZ
MOTA.
Hoy CORDERO incurre en el mismo error con su
insistente denuncia de comisiones ilegales exigidas por la bancada panista para
autorizar partidas presupuestales a estados y municipios.
La acusación apunta hacia el abogado guanajuatense
LUIS ALBERTO VILLARREAL, diputado federal y coordinador de dicha bancada en la
Cámara Baja, aunque el destinatario final es su protector y amigo GUSTAVO
MADERO.
Igual que en su andanada contra JOSEFINA, el proyectil
contra VILLARREAL demerita la solvencia moral del panismo en su conjunto.
La existencia de tales comisiones (denominadas
“moches” en el argot periodístico) exigiría, por su gravedad, una argumentación
bien fundada en nombres, cantidades y documentación probatoria. Desde luego, no
los hay.
TAMBIÉN AUTOGOLES…
El daño, de nueva cuenta, es de amplio espectro. Como
lo son, sin duda, esos dislates lamentables, impropios para un hombre de su
nivel.
En 2011 dio pauta para la burla sostenida en medios
y redes cuando, desde su cargo como titular de Hacienda, afirmó que un salario
de 6 mil pesos sería suficiente para que los mexicanos pudieran pagar casa,
coche y hasta escuela privada.
El resbalón fue la delicia de blogueros y
caricaturistas que parecían cantarle a coro la melodía aquella de CHAVA FLORES,
“La Bartola”, cuya letra dibuja el jocoso absurdo:
-“Ahí te dejo esos dos pesos, pagas la renta, el
teléfono y la luz…”
Al año siguiente, en 2012, durante la competencia
interna por la candidatura presidencial, en un infortunado lance verbal mezcló
los nombres de dos mandatarios panistas al invocar un engendro bicéfalo al que
llamó VICENTE CALDERÓN.
Cualquiera diría que el estrés de las competencias
produce en ERNESTO un sobrecalentamiento de sus facultades cognitivas y, por
consecuencia directa, los “lapsus linguae” afloran sin control.
HARAKIRI FEROZ
La semana pasada, en gira proselitista por Mérida, dijo
textual:
-“Yo quiero ser presidente del PRI, para ordenar ese
legado de millones, de miles de mexicanos que desde 1939 han construido un país...”
Y aunque después admitiría que se equivocó y tocaría
madera intentando banalizar las cosas, el daño estaba hecho.
Mencionó la cuerda en casa del ahorcado, en un país
donde el PAN probó las delicias del poder para perderlo en 2012.
Y también en una entidad como Yucatán, donde el
mismo partido tuvo gobernador (PATRICIO PATRÓN, 2001-2007) para luego sufrir
dos derrotas consecutivas ante los priístas IVONNE ORTEGA (2007) y ROLANDO
ZAPATA (2012).
La mofa pública no se hizo esperar y todo indica que
lo acompañará durante el resto de su campaña para regocijo de su contrincante
GUSTAVO MADERO.
Peor aún, estos dislates marcan de por vida, como el
“no traigo cash” de ZEDILLO, el “ni los veo ni los oigo” de SALINAS, el “haiga
sido” de CALDERÓN y las incontables bufonadas de FOX.