Cd. Victoria, Tam.-
Cansado de lidiar con asaltos, el chofer del microbus colgó una camarita de
video al capacete de su unidad.
No
esperó mucho, a la semana siguiente cuatro jovenzuelos de cara cubierta con
paliacates treparon veloces por el estribo trasero para distribuirse a lo largo
del pasillo y desvalijar a los pasajeros de carteras, bolsos, relojes, anillos
y hasta morralla suelta, la que cupiera entre sus manos.
La
misma tarde en un chat cercano, el conductor subió el video al portal de
YouTube, cosechando buen número de visitas, algunas menciones en redes sociales
y una nota perdida en la prensa nacional, entre el mundanal de hechos sangrientos
que hoy desbordan los medios.
¿Crimen
organizado?, no, que va…
Delincuencia
amateur desprovista de armas de fuego, solo puntas, navajas, filos, sin otro
fin que ganarse en pocos minutos lo que el salario mínimo les niega en meses.
Así es,
la nación entera vive hoy un levantamiento armado poco usual.
Se
diría que alcanzó su primera cresta en 2010, el año del Bicentenario, tomando
por sorpresa a unas instituciones de seguridad que en la mayor parte del país
pecaban de la más provinciana improvisación.
Existen
una y mil historias paralelas a las grandes empresas criminales, los cárteles
de los cuáles se han escrito decenas de libros, elaborado documentales y
sesudos análisis de agencias globales como STRATFOR o INSIGHT CRIME.
Esas
historias menos conocidas son las de los espontáneos, los marginales, los de
mero abajo, como el sujeto aquel que un mediodía reciente caminó armado con un
palo por el primer cuadro de la capital tamaulipeca, sin plan definido, sólo esperando
encontrar alguien sobre el cuál descargar su rencor atávico.
A plena
luz del día, tres golpes rápidos, un bolso de mano por botín y una anciana
tirada al borde de banqueta fueron los resultados visibles.
En
efecto, no hay plan ni estrategia en los improvisados.
Difícilmente
se podría hablar de logística.
Los
empuja el hambre y los envalentona el saber que los cárteles tienen muy ocupados
a los policías como para que estos se dignen investigar (mucho menos castigar) al
hampa hormiga.
Saber
que los empuja el hambre, el desempleo o la pulverización del poder adquisitivo
no les resta peligrosidad, apegados como están a la inmediatez del bien
deseado, el regocijo de unas cuantas horas por el cuál arriesgan la vida y, en
efecto, mueren.
Puesto
que las grandes corporaciones estatales y federales se ocupan del delito a gran
escala, cabría esperar de las gendarmerías locales alguna suerte de estrategia
visible para encarar a la delincuencia de “a pié”.
Esa que
por un bolso o una cartera es capaz de acabar con vidas en unos cuantos
segundos y cambiar (para mal) el destino de familias enteras.
Joven
aún el trienio cuerudo, habrá que esperar el plan, pero (sobre todo) el
programa y (mejor aún) los hechos visibles, constatables, pertenecientes al reino
de lo concreto, ahí donde se fincan los buenos gobiernos y también las
esperanzas futuras.
Zigzag
*** Y
BUENO, dos pesos completos de la polaka regional como son el titular de Sedesol
HOMERO DE LA GARZA y el alcalde cuerudo ALEJANDRO ETIENNE coincidieron este lunes
(y se tomaron la foto) durante la entrega de recursos para infraestructura
social a 32 centros de bienestar en esta capital. *** “APOYO muy importante”
del gobernador, dijo ALEJANDRO, “para mejorar las condiciones de vida de
nuestras familias.” *** “EN VICTORIA”, agregó HOMERO, hay condiciones “para
privilegiar el trabajo en equipo” con el municipio. *** ELLO mientras EGIDIO
TORRE presidió la ceremonia de arranque en la construcción del edificio del
sistema estatal de seguridad en la zona sur. *** EL GOBERNADOR encabezó en días
pasados la graduación de 347 nuevos elementos de la Policía Estatal que se
suman a 2 mil 400 más, hoy trabajando. *** EL TAMAULIPAS seguro, recordó el
ingeniero TORRE CANTÚ, es uno de los cuatro ejes de desarrollo sobre los cuáles
camina su gobierno. ***