Cd. Victoria.- Mirar a distancia, ver lejos, la utopía cumplida desde el primer tercio
del siglo 20 significa algo muy diferente en esta segunda década del siglo 21.
Coinciden propios y extraños, las audiencias
frente a la pantalla casera se multiplican, se cuentan por miles de millones en
todo el globo, aunque no necesariamente están viendo TV en el sentido
tradicional del término.
Se escucha raro: atisbar la pantalla sin
mirar la televisión. Acaso tenga razón quien diga que la palabra “televisor”
debe ser reemplazada en el uso diario por el más corto término de “plasma”, absolutamente
neutro en cuanto a contenido y origen.
El multicolor lienzo de cristal ya no está
acaparado por la señal convencional que por años le llegó de una antena aérea,
luego por cable y vía satelital.
VARIEDAD DE FUENTES
El adolescente hurga en sus bolsillos,
saca una hojita fina de metal arropada en mica transparente y la clava en la
entrada USB de su pantalla.
Aparecen imágenes de sus amigos, alguna
fiesta familiar grabada desde el smartphone, el video curioso de la semana descargado
desde VIMEO o YOUTUBE o el videoclip que un vecino le envió por mail.
Su hermana mayor puede presentarse de
pronto y decirle, “deja eso, vamos a ver las noticias”, aunque ello no
necesariamente signifique comprobar si están al aire ARISTEGUI, LORET, ALATORRE
o LÓPEZ DORIGA.
-“Ver las noticias” puede ser sinónimo de
conectarse por Smart-TV (vía navegador) con un centenar de portales informativos
para accesar los videos del día en el orden que el usuario quiera.
La explosión de anoche, el asalto de
esta mañana, la “trivia” musical detrás de cámaras, el reciente pleito en San Lázaro,
la marcha de las autodefensas sobre Michoacán, el avión perdido en Malasia o las
tropas rusas irrumpiendo en Ucrania.
Ver muchas veces los goles del Atlante
al Querétaro, ampliar a pantalla completa las huellas digitales del CHAYO que ofrece
la PGR y congelar aquella imagen de Palacio donde el mandatario parece saludar de
mala gana a un colaborador cercano.
Sin olvidar la cantidad de aparatos periféricos
susceptibles de ser conectados al plasma, convirtiéndose así en opciones más
atractivas que la señal clásica empaquetada en canales.
Y esto significa lo mismo discos (DVD,
Blue-Ray, 3D) que videoconsolas (Wii, PlayStation, Xbox) o memorias externas, desde
la pequeña USB de ocho gygas hasta el disco externo de tres o cuatro terabytes,
atiborrado de películas y conciertos.
¿EL CONSUMIDOR MANDA?
El cambio de paradigma implica, entre
otras cosas, que las noticias cada vez se consumen menos en el orden que los
conductores tenían a bien dosificarlas, comerciales incluidos.
Me viene a la mente todo esto hoy que el
gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO, vía Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT)
le puso “timing” (ahora sí) a la licitación de dos nuevas cadenas de televisión
abierta que habrán de competir con TELEVISA y TV-AZTECA.
Textual, el propósito del IFT…
-“Concesionar el uso, aprovechamiento y
explotación comercial de canales de transmisión para la prestación del servicio
público de televisión radiodifundida digital, a efecto de formar dos cadenas
nacionales” por un plazo de 20 años, dice el Diario Oficial de la Federación.
Y ojo con esto, las nuevas concesiones
aterrizarían con dos décadas de vida útil mientras que las empresas de los
señores AZCÁRRAGA y SALINAS tienen vigencia actual hasta el 2021. Estamos en
2014, así que haga usted cuentas.
La noticia estimulante es que (una vez
concursadas, concesionadas y operando) habrá más opciones de TV abierta ofertando
contenido en todos los rubros (entretenimiento, noticias, deportes, ¿cultura?)
Aunque justo es decir que el progreso
llega con dos décadas de retraso. Esto es, ya cuando las opciones se han
multiplicado por otras vías.
Frente a las posibilidades que hoy
representa la Red Madre y con los nuevos alcances de la banda ancha que están
en puerta, acaso la postergada apertura tenga un impacto mediocre.