Cd.
Victoria, Tam.- El próximo 30 de
noviembre, último día del sexenio, la abogada capitalina MARISELA MORALES IBAÑEZ
estará cumpliendo 20 meses al frente de la Procuraduría General de la República
(PGR) cargo al que fue ascendida el 31 de marzo del 2011, en sustitución del
chihuahuense ARTURO CHAVEZ.
Venía MARISELA de
dirigir la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada) hoy renombrada como SEIDO (Subprocuraduría
Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) precisión meramente
lingüística sin mayor relevancia organizativa.
En tres semanas,
pues, se va MARISELA, acaso la titular más empeñada en el saneamiento de la PGR
que se recuerde en muchos años.
Egresada de la
UNAM, postgraduada en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, esta mexicana
que en marzo pasado cumplió 42 años, había llegado a tan alto cargo luego de
recibir el Premio Internacional al Valor de la Mujer en los Estados Unidos
entregado por secretaria de estado HILLARY CLINTON.
Se interpretó
entonces como un espaldarazo de HILLARY a la mujer que semanas después se
convertiría en procuradora.
Hoy la situación es
distinta. Con el cambio de administración y de partido gobernante nada hace pensar
que MARISELA esté considerada en el equipo de PEÑA NIETO.
Igual, todo indica
que HILLARY está haciendo maletas pues ya no cabe en el gabinete (ni en los
ánimos) de BARACK OBAMA para el segundo mandato que empieza en enero próximo.
Afanada en
demostrar su apego a la ley y a pocas semanas de entregar el cargo, el pasado
viernes 9 de abril MARISELA anunció la consignación de 14 policías federales
que participaron en el caso Tres Marías.
Ser recordará que
el 24 de agosto pasado, elementos de dicha corporación acribillaron a un
vehículo diplomático donde viajaban dos agentes de la CIA (JESS HOOD GARNER y STAN
DOVE BOSS) y un marino mexicano.
El hecho sacudió al
gabinete de seguridad mexicano y metió de nuevo en la polémica al secretario de
seguridad GENARO GARCÍA LUNA.
Dada la importancia
de las víctimas, las autoridades involucradas carecían del mínimo margen para
manipular hechos, solapar culpables y dar carpetazo al asunto, como tanto les
gusta.
Los primeros
balbuceos oficiales que pretendían justificar el ataque apelando a una presunta
confusión fueron respondidos desde el primer día por el gobierno norteamericano
asegurando categóricamente que se trató de una agresión directa y deliberada.
Contra lo que
pensaban los medios, el caso no trajo por consecuencia la renuncia o cese de GARCÍA
LUNA, quien siguió gozando de la total confianza presidencial.
Acaso por ello, las
conclusiones se dieron hasta ahora, cuando ya no tiene sentido remover a
funcionario alguno pues el sexenio está por concluir.
Aún así, la licenciada
MORALES IBAÑEZ estaría actuando en congruencia con lo que fue su trabajo en
PGR, apegándose a derecho.
Y esto lo hace no
solamente por convicción personal sino también porque no tiene otra opción para
salvar mínimamente su imagen en pleno naufragio calderonista.
Solapar o posponer
el desenlace sería en su agravio. Tenía que “atorarle” por donde la ley le
indicaba, en tiempo y forma.
Y así lo hizo. Lo
que venga después deberá partir de esta decisión anunciada, cuando decide
consignar a los responsables.
Se diría que ahí
termina en buena medida su labor pues ahora la pelota está en el campo de la
justicia que, como usted y yo sabemos, es un poder distinto al Ejecutivo para
el cuál trabaja MARISELA.
Como suele ocurrir
en todos los asuntos que toca GARCÍA LUNA, hoy se insiste mucho en la palabra
“montaje”, en referencia a la falsedad de declaraciones, alteración de
escenarios y ocultamiento de información.
No se podría
esperar de otra cosa de un funcionario afamado por su fascinación
cinematográfica que lo llevó a filmar recreaciones de sus arrestos y después
presentarlas como reales.
Lo que ocurra con
GENARO después del primero de diciembre es asunto para otro tiempo y, desde
luego, otra columna.