lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Tarea cumplida?


Cd. Victoria, Tam.- El próximo 30 de noviembre, último día del sexenio, la abogada capitalina MARISELA MORALES IBAÑEZ estará cumpliendo 20 meses al frente de la Procuraduría General de la República (PGR) cargo al que fue ascendida el 31 de marzo del 2011, en sustitución del chihuahuense ARTURO CHAVEZ.
Venía MARISELA de dirigir la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada) hoy renombrada como SEIDO (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) precisión meramente lingüística sin mayor relevancia organizativa.
En tres semanas, pues, se va MARISELA, acaso la titular más empeñada en el saneamiento de la PGR que se recuerde en muchos años.
Egresada de la UNAM, postgraduada en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, esta mexicana que en marzo pasado cumplió 42 años, había llegado a tan alto cargo luego de recibir el Premio Internacional al Valor de la Mujer en los Estados Unidos entregado por secretaria de estado HILLARY CLINTON.
Se interpretó entonces como un espaldarazo de HILLARY a la mujer que semanas después se convertiría en procuradora.
Hoy la situación es distinta. Con el cambio de administración y de partido gobernante nada hace pensar que MARISELA esté considerada en el equipo de PEÑA NIETO.
Igual, todo indica que HILLARY está haciendo maletas pues ya no cabe en el gabinete (ni en los ánimos) de BARACK OBAMA para el segundo mandato que empieza en enero próximo.
Afanada en demostrar su apego a la ley y a pocas semanas de entregar el cargo, el pasado viernes 9 de abril MARISELA anunció la consignación de 14 policías federales que participaron en el caso Tres Marías.
Ser recordará que el 24 de agosto pasado, elementos de dicha corporación acribillaron a un vehículo diplomático donde viajaban dos agentes de la CIA (JESS HOOD GARNER y STAN DOVE BOSS) y un marino mexicano.
El hecho sacudió al gabinete de seguridad mexicano y metió de nuevo en la polémica al secretario de seguridad GENARO GARCÍA LUNA.
Dada la importancia de las víctimas, las autoridades involucradas carecían del mínimo margen para manipular hechos, solapar culpables y dar carpetazo al asunto, como tanto les gusta.
Los primeros balbuceos oficiales que pretendían justificar el ataque apelando a una presunta confusión fueron respondidos desde el primer día por el gobierno norteamericano asegurando categóricamente que se trató de una agresión directa y deliberada.
Contra lo que pensaban los medios, el caso no trajo por consecuencia la renuncia o cese de GARCÍA LUNA, quien siguió gozando de la total confianza presidencial.
Acaso por ello, las conclusiones se dieron hasta ahora, cuando ya no tiene sentido remover a funcionario alguno pues el sexenio está por concluir.
Aún así, la licenciada MORALES IBAÑEZ estaría actuando en congruencia con lo que fue su trabajo en PGR, apegándose a derecho.
Y esto lo hace no solamente por convicción personal sino también porque no tiene otra opción para salvar mínimamente su imagen en pleno naufragio calderonista.
Solapar o posponer el desenlace sería en su agravio. Tenía que “atorarle” por donde la ley le indicaba, en tiempo y forma.
Y así lo hizo. Lo que venga después deberá partir de esta decisión anunciada, cuando decide consignar a los responsables.
Se diría que ahí termina en buena medida su labor pues ahora la pelota está en el campo de la justicia que, como usted y yo sabemos, es un poder distinto al Ejecutivo para el cuál trabaja MARISELA.
Como suele ocurrir en todos los asuntos que toca GARCÍA LUNA, hoy se insiste mucho en la palabra “montaje”, en referencia a la falsedad de declaraciones, alteración de escenarios y ocultamiento de información.
No se podría esperar de otra cosa de un funcionario afamado por su fascinación cinematográfica que lo llevó a filmar recreaciones de sus arrestos y después presentarlas como reales.
Lo que ocurra con GENARO después del primero de diciembre es asunto para otro tiempo y, desde luego, otra columna.