lunes, 1 de febrero de 2021

Carmen Lilia, excesos

Cd. Victoria.- Su hoja de servicios es un tanto escueta. Exalumna de la Universidad Valle de Bravo, donde cursó licenciatura y algún postgrado, comerciante desde 2004 en el ramo del autolavado, exregidora por el PAN (2016-2018), propietaria de una notaría pública, activista de MORENA, diputada local por la fórmula plurinominal y aspirante a la alcaldía de Nuevo Laredo.
Su padre, CARLOS ENRIQUE CANTÚ ROSAS fue dirigente juvenil del PRI durante el echeverriato, líder nacional del PARM (1983-1993), presidente municipal en Nuevo Laredo (PARM, 1975-1977) y cuatro veces diputado federal (PRI y PARM), además de próspero empresario aduanero.
Un hijo del anterior, de nombre CARLOS CANTUROSAS (así lo usan ahora, pegado) ha sido alcalde de allá mismo por el PAN (2013-2016), pero se sumó al obradorismo en 2018, al igual que su hermana CARMEN LILIA.
Estamos hablando de cuatro partidos (PRI, PARM, PAN, MORENA) por los que ha transcurrido la vida política de esta familia a lo largo de medio siglo.
Y bueno, la inquieta CARMEN LILIA está en precampaña tras la candidatura de MORENA a la presidencia laredana y eso la trae (además de ocupada) muy nerviosa.
Se ofusca con facilidad. En días pasados sostuvo una reyerta verbal con videomensajes a través de redes sociales, con su paisana YAHLEEL ABDALA, otra diputada local que busca ser alcaldesa, exmilitante tricolor, vestida ahora de azul.
Polémica que representa una continuación de la candente rivalidad que ambas han sostenido en el Congreso local y cuya tribuna principal han convertido en ring.
 
¿SANA DISTANCIA?
Pero CARMEN LILIA fue noticia la semana pasada cuando medios nacionales divulgaron una reunión proselitista donde fueron ignorados los protocolos de seguridad propios de la pandemia.
El colega CARLOS FIGUEROA CALDERÓN, corresponsal de LA JORNADA, publicó con oportunidad la nota, las redes le dieron vuelo y otros medios la hicieron suya, entre ellos MILENIO, EL UNIVERSAL, TELEVISA, TELEDIARIO y hasta LÓPEZ DÓRIGA en su portal.
El asunto se manejó con amplitud y un tono inconfundible de condena. Y no era para menos, las imágenes muestran a la diputada interactuando con seguidores sin guardar la distancia necesaria, observándose en segundo plano a numerosas personas departiendo felizmente sin cubrebocas.
Siendo alguien con aspiraciones que busca proyectar una imagen positiva, todo indica que el incidente se le salió de las manos a la señora CANTUROSAS.
Acaso porque le faltó humildad y sentido práctico. La cosa no hubiera pasado de ahí si la dama sale al paso del problema, pide una disculpa en redes y reitera su compromiso de apoyar las medidas sanitarias. Colorín colorado.
En lugar de ello pegó de gritos, llamó a FIGUEROA para reclamarle en tono agresivo y lanzar amenazas contra él y su familia. El audio que hoy circula con su voz la exhibe fuera de quicio, ante un asunto francamente menor.
Haciendo una cronología básica, la fiesta habría ocurrido el sábado 23 de enero, la nota de LA JORNADA se publicó el lunes 25 y la noche del mismo lunes recibió la llamada amenazadora.
El sábado 30 se presentó CARLOS ante la autoridad correspondiente para presentar su querella formal “por los posibles hechos que pudieran configurar algún delito, como lo es el de amenazas.”
Se le complicó el asunto, aunque ello no es culpa de FIGUEROA, ni de LA JORNADA, ni de los medios que lo difundieron después. El problema es la interfecta, sus excesos.
La pregunta es si con dicha ausencia de control emocional que raya en la histeria, la señora está capacitada para gobernar una municipalidad tan compleja como sin duda lo es Nuevo Laredo.
 
RECLAMO UNIVERSAL
Todos los días se reportan casos parecidos en México y el mundo. En el contexto, impera una preocupación a escala planetaria ante un amplio sector de la humanidad que se resiste al confinamiento y continúa organizando eventos de asistencia amplia.
En Tamaulipas, la autoridad sanitaria ha sido explícita en la prohibición de fiestas, ante la oleada tan alta de pacientes infectados que cada día cobra más vidas.
Pese a ello, la gente se sigue reuniendo con el más diverso pretexto. Eventos religiosos, fiestas familiares, francachelas juveniles, competencias deportivas y actividades electorales.
Justo es decirlo, no son descuidos aislados donde el riesgo solo afecte a quien las perpetra. Tratándose de una epidemia, su propagación nos amenaza a todos.
Lo cual incluye a quienes no asisten, familiares en segundo y tercer grado, amigos de los amigos, compañeros de ruta, vecinos de los vecinos.
Por eso, cuando en distintos sectores surge algún regaño, amonestación, crítica, señalamiento, lo más conveniente es escuchar.
Carece de valor el argumento individualista de quien se parapeta en los límites de una decisión personal para gritar a voz en cuello: -“¿Y a ti qué te importa?”
Necesario es decirlo, cuando el problema amenaza con enfermar a los demás, entonces deja de ser personal. Desde luego que nos importa (y mucho). Para eso están los medios.
Si la afectación va más allá de los límites domésticos, el sentido común manda extremar cuidados, tratándose de una enfermedad que ya cobró más de 155 mil muertos en nuestro país y sigue creciendo.
Ante fallas de este tipo, la ruta más sencilla es reconocer y hacer propósito de enmienda. La humildad es buena consejera.
El estallido, en cambio, resulta contraproducente y, por cierto, revela la misma soberbia que ya le conocemos al presidente LÓPEZ OBRADOR, quien (tiro por viaje) siempre se toma la crítica como un ataque personal.
La diferencia es que ANDRÉS MANUEL ya gobierna y tenemos que soportarle sus pataletas. No es el caso de CARMEN LILIA quien apenas habrá de buscar el voto. Sus planes dependen del ánimo popular y justo es decir que este no es bueno.