Cd.
Victoria.- Subsiste la duda, ¿qué favores, compromisos, deudas, acuerdos
de cualquier índole, habrá tejido el presidente LÓPEZ OBRADOR con doña YEIDCKOL
POLEVNSKY para soportarle tantos caprichos y pataletas, permitiéndole que hiciera
con su partido lo que le vino en gana??
Dada su
condición de empresaria, ciertamente operó (igual que PONCHO ROMO) como puente
natural con el mundo patronal.
El sector
privado y sus cúpulas, por lo general quisquillosas hacia las organizaciones de
izquierda.
Aunque no
sabemos si ello sea explicación suficiente para que le haya permitido pasarse
por el arco del triunfo normas elementales como la duración de un periodo directivo.
Y el
consecuente estado de guerra contra las fuerzas y corrientes internas que de
manera legítima buscaban sucederla, tal cual lo mandan sus estatutos.
Pese a que su
interinato terminó el 20 de noviembre de 2018, fueron visibles los esfuerzos de
la dama por eternizarse, intoxicando los ánimos hacia el interior del partido.
Por principio,
con la venia de AMLO, el año del triunfo y en plena etapa de transición, la
señora POLEVNSKY logró posponer 12 meses el proceso sucesorio, del a fecha
citada en 2018, al mismo día de 2019.
La gente
pensaba en otros asuntos. Se encontraba entonces en proceso de selección el
entrante equipo obradorista, los medios tejían y destejían gabinetes,
nombramientos a todos los niveles y, sobre todo, se prolongaba, de manera
comprensible, la borrachera del triunfo.
Distracciones
todas ellas que le ayudaron a quedarse, sin que demasiada gente hiciera gestos,
en una silenciosa prolongación del mandato, se diría que “nadando de muertito.”
Sin embargo, un
año después, para noviembre del 2019, el ambiente sería distinto. Asomaban
figuras reclamando el derecho a participar, como BERTHA LUJÁN, MARIO DELGADO y ALEJANDRO
ROJAS, entre otros.
Pero YEIDKOL
tenía otros planes, nada democráticos, por cierto. Mañosamente, bloqueó y
desbarató, uno tras otro, los proyectos de convocar a asamblea electiva.
De una declaración
a otra, sus planes podrían variar, desde tres meses más, seis meses más, otro
año, incluso.
Aunque el
común denominador era no soltar el mando.
Aferrarse al
cargo con garras y dientes.
A tal grado
llegó la arrebatinga por el poder en todas las geografías de MORENA que se puso
en duda su viabilidad como proyecto.
El propio AMLO
contribuyó a ello al comentar que podría salirse del partido si no se ponían de
acuerdo.
Declaración
ciertamente irresponsable si recordamos que nada se mueve, a lo largo y ancho
de la “4T” sin el consentimiento de LÓPEZ OBRADOR.
Lo cual hace
pensar que la actitud cansina y remolona de la polémica dirigente, sus
maniobras dilatorias, estarían acordes con la voluntad presidencial.
Meterle
sordina al partido, mantener en bajo perfil el gabinete, para gobernar solo,
todo ello en la muy clara concepción de que “el poder no se comparte.”
Y con la
tranquilidad de que las inconformidades y discrepancias planteadas por la
sociedad civil, no han encontrado todavía campo fértil en los partidos de
oposición.
Ni PAN, ni PRI
(ni mucho menos PRD o MC) han logrado hasta hoy capitalizar, abanderar,
encabezar el dolor de las mujeres, la burocracia desempleada, los deudos de la
violencia (LE BARÓN y similares), las madres de las guarderías y los pueblos
indios inconformes con el tren maya, por citar algunos ejemplos.
En un gesto no exento de socarronería, ANDRÉS
MANUEL dejó correr las fechas, con YEIDCKOL de la mano, hasta que la olla de
presión estuvo a punto de estallar y entonces la hicieron a un lado.
Para lo cual
fue necesaria cirugía mayor. Más que correrla, la extirparon, como un tejido infecto
que amenazaba con intoxicar a todo el organismo.
Efectivamente
ya dejó la dirigencia en manos de otro interino, ALFONSO RAMÍREZ CUELLAR,
aunque ello no impedirá a la señora POLEVNSKY participar, si así lo quisiera.
Solo que ahora
con dos desventajas: (1) ya no tiene el control del aparato y (2) arrastra un
desprestigio personal considerable. Está apestada.
Su situación
(guardando las debidas proporciones) es similar a la de ELBA ESTHER GORDILLO.
Si ha de
volver tendrá que ser con otro membrete, porque el changarro que tenía ya lo
perdió.
Otro ocupa su
lugar, dice la canción.
El caso es que
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró
oficialmente válida la reciente elección de ALFONSO RAMÍREZ CUÉLLAR en la
presidencia de MORENA y esto ya no tiene vuelta de hoja.
Solo que
RAMÍREZ llega también como figura de transición.
Debe publicarse
en plazo próximo la respectiva convocatoria para nombrar dirigentes
definitivos.
Y, mire usted,
aun sacando a YEIDCKOL, siguen siendo cuatro.
Los mismos ya
conocidos (LUJÁN, DELGADO, ROJAS) y el actual (el propio RAMÍREZ) quien también
tiene su corazoncito.
En tanto esto
sucede, por lo pronto, la entrante cúpula morenista anunció que auditará las
cuentas de POLEVNSKY, lo cual tendría el valor de una advertencia.
Un “estate
quieta”, esperemos que lo suficientemente claro.