Cd.
Victoria.- La sala de partos luce atestada. Se estremece hoy con
la numerosa y variopinta demanda de atención. El país manifiesta de muchas
maneras hartazgo frente a la partidocracia existente.
Tampoco
abundan las simpatías ante la horda de nuevos inquilinos que aporrean la puerta
del INE, buscando su cuota de representatividad y (por supuesto) financiamiento.
-“¡Como si no
fueran suficientes los partidos que ya tenemos!”, es queja compartida por votantes
de todas las corrientes políticas, izquierdas y derechas.
Pero el hecho
está ahí. Establece la ley de partidos que la magna puerta se abre al año
siguiente de la elección presidencial (en nuestro caso, el 2019) para resolver
las solicitudes al siguiente (2020).
Un alud de membretes
nuevos (o reciclados) se abalanza sobre el presupuesto electoral, pidiendo posada,
como los peregrinos de Belén.
Tocando la
puerta (“knockin at the door”) y sonando la campana (“ringin the bell”) como en
aquella canción de PAUL McCARTNEY. Todos quieren que los dejen entrar (“let 'em
in, let 'em in”).
Aducen que el risueño
mundo de las prerrogativas les espera con los brazos abiertos.
O, por lo
menos, que tienen tanto derecho a clavar sus garras sobre el erario como
durante años lo hicieron miniaturas parasitarias como PVEM, PT, MC, PANAL y PES.
Con diversidad
amplia de mañas, hacen lo posible para llenar los requisitos, entre ellos…
Celebrar
asambleas por lo menos en 20 entidades o en 200 distritos electorales donde
participen 3 mil afiliados por estado o bien 300 por distrito electoral.
Verificar que
en sus reuniones no participen agrupaciones gremiales, garantizar la validez y
autenticidad de cada afiliación y asegurarse de que no se inmiscuyan “entes
prohibidos” (¡Vade retro!)
También que los
afiliados se encuentren vigentes en el padrón.
Que no haya “doble afiliación” entre las organizaciones en busca de registro como partidos nacionales y locales vigentes.
Circunstancia que se antoja remota, pero bueno, de doña ELBA se puede esperar cualquier cosa.
Que no haya “doble afiliación” entre las organizaciones en busca de registro como partidos nacionales y locales vigentes.
Circunstancia que se antoja remota, pero bueno, de doña ELBA se puede esperar cualquier cosa.
Y como todo
sucede en el tiempo (diría HEIDEGGER) para dicho aluvión de requisitos burocráticos
hay fechas.
El primer
bonche de peregrinos pidió posada hace un año, entre el 7 y el 31 de enero de
2019.
En febrero del
2019, el citado INE anunció un primer “corte”, dando luz verde a las agrupaciones
más o menos viables.
Mismas que podrían
continuar bregando en proceloso mar de los trámites.
En la etapa
actual que va del 8 de enero al 28 de febrero de 2020, los sobrevivientes
presentarán solicitud de registro.
Desde febrero hasta
abril el INE informaría de manera preliminar y daría un norte más o menos cercano
sobre las organizaciones solicitantes que estarían en tesitura de quedar (o no
quedar).
Finalmente, el
día primero de julio del presente 2020, se anuncia la lista de nuevos partidos
nacionales con registro vigente.
-“And the
winners are…”
Ello, aunque (dígase lo que se diga) el menú de concursantes (mire usted) está para llorar…
Ello, aunque (dígase lo que se diga) el menú de concursantes (mire usted) está para llorar…
Doña ELBA (one
more time) con su neoliberalismo magisterial (antes PANAL, hoy “Redes Sociales
Progresistas”) que bien podría llevar el pajarito de #Twitter como emblema.
La lista que muestra
el INE en su portal (con corte al 28 de enero pasado) nos habla de 15
solicitantes en espera de veredicto.
Cantidad todavía
alarmante si consideramos las ocho organizaciones que hoy día (de alguna manera)
existen: MORENA, PAN, PRI, PRD, PT, MC, PVEM y una cosa llamada PES.
Pero ahora
llegan otras, reclamando un lugarcito (en boletas y presupuesto) entre la
partidocracia.
Las citadas
redes elbistas, el Grupo Promotor de México, Encuentro Solidario, Libertad y
Responsabilidad Democrática, Foro Democrático Vía de Cambio, Fuerza Social por México,
Fundación Alternativa, Súmate a Nosotros, Movimiento Ambientalista Social por
México, Frente por la Cuarta Transformación (¿otra?), México Blanco APN, Fomento
del Sentido Común para el Desarrollo, Movimiento Vanguardia Social y México Presente.
La pregunta, entre
tantas, es si podrá el país sobrevivir a todos ellos.
Y otra
interrogante más aguda:
¿Por qué si (se
supone) que los partidos actuales ya cubren todo el espectro ideológico, prevalece
la hambruna de representatividad?
¿Por qué persiste la necesidad de crear organismos nuevos, en lugar de que la ciudadanía busque incorporarse y participar en los ya existentes?
¿Por qué persiste la necesidad de crear organismos nuevos, en lugar de que la ciudadanía busque incorporarse y participar en los ya existentes?
¿Los ya
registrados no son incluyentes?, ¿funcionan como propiedad exclusiva y excluyente
de familias, clanes, pandillas, grupos cerrados?
¿Impiden acaso
la libre concurrencia, la igualdad de oportunidades en la competencia por
candidaturas y cargos dirigentes?...
Son preguntas,
desde luego.
La conclusión
no esta lejos. Sin democracia interna en los partidos políticos, México está
condenado a perseverar inútilmente en la creación de organismos tan caros y
efímeros como inútiles.