miércoles, 7 de agosto de 2019

Gobernadores pintan su raya


Cd. Victoria, Tam. En tono de sorna, comenté el primero de julio pasado sobre el complicado papel que el gobierno de LÓPEZ OBRADOR estaría asignando a las seis entidades fronterizas, tras convertirse en promotor abierto (subsidio incluido) de la migración centroamericana.
La incomodidad se hizo sentir de punta a punta, en las 28 localidades fronterizas directamente afectadas, grandes, medianas y pequeñas, de Tijuana a Ciudad Juárez, de Laredo a Matamoros, sin olvidar a Reynosa (como aconseja el PIPORRO).
Mire usted no se trata de una actitud xenófoba, al menos en el caso de quien esto escribe. Es simplemente una distinción prudente, justa, necesaria.
Una cosa es (1) la paciencia y consideraciones dispuestas para los migrantes que llegan por iniciativa propia y otra muy distinta (2) cuando desde mero arriba se les ofrece dinero y les prometen empleos en número de 40 mil dentro de la industria maquiladora.
En el primer caso eran decenas, acaso cientos. En el segundo suman miles, decenas de miles, la dimensión del fenómeno crece de manera exponencial y deviene en crisis humanitaria.
¡Por supuesto que el número cuenta!
Lo dije aquí el mes pasado. Si tanto amor tiene AMLO a nuestros hermanos que cruzan el río Suchiate, acaso pueda hacerles un lugar en Macuspana y regiones colindantes, con la respectiva chamba en el trenecito maya y la refinería de Dos Bocas.
La columna referida (“¿Y en Tabasco por qué no?”) puede ser consultada en esta dirección: http://tinyurl.com/y6ojmkn7.

PORTAZO SEGURO
El quid del asunto es la escasa posibilidad (nula, incluso) de que los centroamericanos solicitantes de asilo en Estados Unidos sean aceptados.
Si en tiempos de CLINTON, BUSH y OBAMA ya era muy difícil, ahora el rechazo se ha convertido en fobia activa, militante, reiterada y plenamente asumida por el presidente DONALD TRUMP.
El enemigo duerme en la Casa Blanca. Aunque eso no es todo. La ofensiva norteamericana en este campo va mucho más allá de su pretendido muro fronterizo, ya en marcha.
La voluntad expresa del abogado californiano, negociador en jefe, y, a la sazón, secretario de Estado norteamericano MIKE POMPEO es convertir a México (al menos, a su franja norte) en “tercer país seguro”.
¿Qué significa ello?... se trata de un estatus jurídico internacional promovido desde 1951 por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) buscando dar cabida temporal a solicitantes de asilo que se encuentran en una posición jurídica ambigua, a saber:
(1) Ni ha sido aceptado su ingreso al país donde quieren mudarse ni (2) tampoco pueden volver a su país de origen por razones (inicialmente) de persecución política. Las cuales ahora han hecho extensivas a la inseguridad criminal, el hambre y la pobreza.
Entre la espada y la pared, la ACNUR discurrió hace seis décadas que podría buscarse un espacio intermedio, vecino, cercano, próximo, donde los aspirantes a la mudanza pudieran aguardar mientras el gobierno del país-destino emitía un fallo, autorizando o denegando su ingreso.
Pues bien, todo indica que al señor POMPEO (y en buena medida a LÓPEZ OBRADOR) le gustaron nuestros estados fronterizos como “sala de espera masiva”, donde pueden instalarse los migrantes de otras naciones que quieren vivir en Estados Unidos.
Y mire usted, enjaretarle a México el estatus de “país seguro” implica cualquier cantidad de obligaciones con los recién llegados, como el garantizarles acceso a residencia, trabajo, salud y educación.
Amén del compromiso de no regresarlos a sus lugares de origen, si ellos aducen la existencia de algún peligro para sus vidas (antes político, hoy cualquier cosa, el abanico de argumentos es muy amplio).
Y, bueno, por más que académicos y estudiosos del problema fronterizo hayan advertido al gobierno federal que México no está en condiciones de funcionar bajo dicho estatus de “país seguro”, hay oídos sordos en ambos lados de la frontera.
Ni el gobierno de TRUMP afloja en su presión ni el de AMLO hace explícito un argumento en contra. Lo está aceptando de facto.

OPINAN MANDATARIOS
Por todo lo anterior es de una gran importancia la más reciente Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN) que ahora preside el tamaulipeco FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA.
De manera unánime apoyaron una carta dirigida al subsecretario de Derechos Humanos (SEGOB), ALEJANDRO ENCINAS.
El mensaje solicita a la autoridad federal el respeto a la autonomía de los estados en la estrategia desplegada para atender el fenómeno migratorio.
La cual, expresa CABEZA DE VACA: “bajo ninguna circunstancia, puede pasar por encima de la soberanía y potestades de las entidades federativas.”
Fijando una postura firme al respecto:
“En Tamaulipas no se permitirá la instalación de centros de detención, retención o hacinamiento.”
El propio GOAN, además de hacer público su apoyo al mandatario de Tamaulipas, dejó en claro que: “México requiere una política migratoria integral, que honre la ley y los derechos humanos.”
Postura que se deslinda de posiciones extremas, al decir:
“Ni incentivar ni criminalizar la migración. Dentro del pacto federal, defenderemos la libertad y soberanía de las entidades.”
En efecto, no se trata de criminalizar. Lo que hoy preocupa a todos los niveles es que se haya incentivado el fenómeno desde Palacio Nacional.
La palabra viene de “incentivo” que significa “estímulo para realizar un esfuerzo” o también el acto de “impulsar, mover, citar, excitar”.
Esto es, inducir el deseo de realizar una acción, convocar ofreciendo algo a cambio. La marabunta, pues, fue provocada de manera abierta, explícita y muy sonora, por el gobierno de la 4T y esto modificó la categoría del problema.