martes, 18 de junio de 2019

Revolución energética


Cd. Victoria, Tam. La humanidad se encamina de manera ineludible a dos grandes revoluciones tecnológicas íntimamente ligadas entre sí, para las cuáles México haría bien en estar preparado.
Son dos temas, mire usted:
(1) El reemplazo de los hidrocarburos (gasolina, diésel) por motores eléctricos.
(2) Y la generación de electricidad para todo uso, mediante páneles solares que permitirán abaratar drásticamente el costo del fluido en cualquier inmueble (habitacional, comercial, industrial).
En el primer caso, lo comenté en esta columna el 20 de mayo pasado, que los países desarrollados se encuentran ya en cuenta regresiva para instaurar una nueva legislación que dejará de fabricar vehículos de combustión interna para abrir paso a los eléctricos.
Estamos a 2019, dicha medida empezará a implementarse en Holanda (2025), el Reino Unido (2020) y China (2040), por citar algunos ejemplos.
Los españoles están también programados para 2040, aunque los estudiosos del calentamiento global insisten en acelerar este cambio para una fecha cercana al 2035 en toda la Unión Europea.
En cuanto al método para operar dicho reemplazo, también hay variantes.
Algunas naciones preferirán empezar sustituyendo los vehículos nuevos, dejando que el viejo parque vehicular de gasolina se retire gradualmente al concluir su tiempo natural de uso, lo cual ocurriría alrededor de 2050.
Pero especialistas con más prisa piensan que el reemplazo debe ser inducido mediante el financiamiento gubernamental, como ocurrió con los televisores analógicos de cinescopio, cuando fueron desplazados por los digitales de plasma.
En el segundo tema arriba mencionado, ya lo podemos ver en marcha en muchas ciudades del país, donde hogares, negocios, fábricas, centros comerciales, captan energía solar desde patios, techos y azoteas, misma que la Comisión Federal de Electricidad toma y aprovecha, para bonificarla luego en el correspondiente recibo bimestral.
Llevado esto a una práctica generalizada, estaríamos hablando de la GENERACIÓN SOCIAL de la electricidad, con un abaratamiento sustantivo que, en un mediano plazo, permitirá abandonar el consumo de gas doméstico para reemplazarlo por calentadores y estufas eléctricas.
Los hidrocarburos están, pues, en retirada. Y esto lo comentaba hace medio siglo el ingeniero HEBERTO CASTILLO, líder social y dirigente partidista, con trayectoria reconocida en el mundo de la academia y la investigación científica.
Decía don HEBERTO que el verdadero valor de los hidrocarburos (petróleo, gas) es como materia prima, por la variedad infinita de productos industriales que derivan de ellos.
Por lo mismo (comentaba el ingeniero) resultaba una verdadera lástima que todavía los estuviéramos quemando como combustible.
Los primeros vehículos eléctricos (los recordará usted) eran feos con ganas, unas tortuguitas lentas y hambrientas de recarga en el plazo corto, incómodas, de espacio reducido.
Hoy se fabrican de todos tamaños, para todos los gustos, en prácticamente todos los rubros y modelos que podemos observar en la industria automotriz de gasolina.
Y bueno, el valor de todas estas observaciones tiene que ver con la estrategia energética que tiene en marcha el gobierno de la Cuarta Transformación, el de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
En este sentido, podría ser justificable la costosa refinería de Dos Bocas, Tabasco, si está pensada para producir resinas, plásticos, esmaltes, colorantes, fibras sintéticas, detergentes, parafinas y otros derivados.
Aunque también resulta preocupante si (como pregona AMLO) la multimillonaria inversión tiene por meta surtir el mercado de los automotores para ya no tener que importar gasolina.
Sobre todo si recordamos que la gasolina y el diésel son productos que dejarán de ser requeridos por la industria automotriz en el plazo de la próxima generación. Van prácticamente de salida.
No podríamos decir lo mismo del gas que (aun perdiendo a su consumidor doméstico) sigue siendo un insumo vital para el funcionamiento de calderas industriales. El gas tiene futuro, la gasolina no.
Parecería, pues, una obcecación de ANDRÉS MANUEL, el llevar inversiones cuantiosas a su terruño (Tabasco) que en un plazo razonable perderán utilidad.
El país parecería estar quedando al margen de la Revolución Energética que hoy se encamina en Estados Unidos, Europa y el continente asiático, con China como país de vanguardia.
Si los gobernantes abanderados por MORENA no quieren tomar esta bandera, más temprano que tarde otros sectores la estarán enarbolando.