Cd.
Victoria, Tam. A las 20 horas del
domingo, el PREP abrió con el 16% de votos computados (promedio) otorgando
ventaja a los candidatos del PAN en 21 de 22 distritos, a excepción del 11 en
Matamoros, donde aún daba la pelea VERÓNICA SALAZAR, candidata de MORENA y exmilitante
albiazul.
En fuentes de MORENA se comentó que seguían peleando el
distrito 20 de Madero, aunque los números no daban muchas esperanzas a este
partido que apenas hace un año arrasó en las elecciones federales.
Y esta es una gran enseñanza de la que podríamos
señalar muchos ejemplos. Acaso uno de los más antiguos, ocurre cuando el
candidato presidencial CUAUHTEMOC CÁRDENAS arrasa en el estado de Baja California
(1988) pero al año siguiente (1989) su partido (PRD) pierde de calle en las
gubernamentales, ante el candidato del PAN, ERNESTO RUFFO.
El votante, muy dueño de su decisión, puede dar y
quitar según su muy cambiante estado de ánimo, la sensación de seguridad que le
brinde un candidato, más allá de colores, siglas, ideologías.
En Tamaulipas, hace un año, MORENA se llevó, prácticamente,
el carro completo (o casi). Dos senadurías y seis de nueve diputaciones de
distrito.
Necesario es decir que le dedicaron más tiempo a
celebrar que a prepararse, desconociendo que los procesos federales y locales
se rigen por circunstancias muy diferentes.
Activistas y simpatizantes de MORENA juraban desde
entonces que su siguiente paso sería la conquista avasallante del congreso
local.
Ya vimos que no. Los avasallados fueron ellos. ¿Exceso
de confianza?, por supuesto. Sin olvidar que MORENA arrastra el mismo problema de
todas las izquierdas tamaulipecas (PSUM, PMS, PRD, PST, PRT, FCRN, PT y demás)…
La ausencia de una estructura territorial sólida. Tienen
figuras, a ratos muy tenaces, gente comprometida, valiosa, entregada a la
causa, pero (hoy lo vimos) les sigue faltando la maquinaria.
Ese engranaje que el PAN (desde 2016) supo armar (1) cooptando
operadores del PRI y (2) clonando sus métodos. Eso que llaman ingeniería
inversa.
Para la dirigencia nacional de MORENA queda como
satisfacción el haber ganado las dos gubernaturas que estaban en juego.
La de Puebla deja, sin embargo, un mal sabor de boca,
pues nadie habrá de olvidar que el arribo de MIGUEL BARBOSA ocurre cuando sus
principales contrincantes políticos están muertos.
Peor todavía, sin investigación creíble sobre el
accidente aéreo que costó la vida a la gobernadora MARTHA ERIKA ALONSO y su
esposo RAFAEL MORENO VALLE.
Más interesante fue el triunfo en Baja California del
empresario obradorista JAIME BONILLA VALDEZ quien, a sus 69 años (nació el 9 de
junio de 1950) dio una batalla aguerrida y de gran colorido para dejar muy
atrás al panista OSCAR VEGA y al tricolor ENRIQUE ACOSTA.
Y, bueno, más allá del trompicón severo que hoy deberá
asimilar MORENA, los verdaderos hitos históricos de la presente jornada
electoral son tres:
(1) Acción Nacional se confirma como la primera
(primerísima) fuerza política de Tamaulipas, pues… (2) ha sido capaz de ganar
mayoría legislativa en dos elecciones consecutivas y, mucho ojo… (3) el PRI,
por vez primera en sus 90 años de vida, pierde todos los distritos de mayoría,
lo cual significa que solamente contará con un pequeño grupo de curules
plurinominales. Esto nunca había ocurrido.
Es el PRI nacional de CLAUDIA RUIZ MASSIEU y el
tamaulipeco de YAHLEEL ABDALA. Derrota tras derrota, un fracaso tras otro, cuesta
abajo en su rodada desde el 2016, pasando por el 2018 y hasta llegar al 2019,
ni allá ni acá quisieron someterse a un riguroso proceso de autocrítica.
En la capital mexicana como en la capital tamaulipeca,
las cúpulas de este partido demostraron ser más fieles a sus vicios que a su instinto
de supervivencia. Más leales a sus intereses personales que a cualquier
compromiso partidista.
Se aferraron a sus viejas prácticas impositivas, al
autoritarismo vertical que les había funcionado durante décadas, pero que ya
demostraba una obsolescencia total.
Ni CLAUDIA ni YAHLEEL se animaron a dar el paso para
democratizar sus procesos internos.
Hijas ambas de dedazo, de la cultura del influyentismo
y el privilegio, sus respectivas gestiones no fueron más que una continuación,
un mero reflejo de las incompetencias antes demostradas por BALTAZAR HINOJOSA y
JOSÉ ANTONIO MEADE. Dos monumentos al fracaso.
Si tuviera un mínimo vergüenza, dada la ineptitud
demostrada, la señora ABDALÁ debiera rechazar la curul de limosna que tristemente
obtuvo, por el solo hecho de haber ocupado un buen lugar en la lista de
plurinominales.
Se salvó ella, en efecto, sin merecimiento alguno, hundiendo
lo que quedaba del barco, vendiendo la maquinaria como fierro viejo.
Ahora, la sonriente damita se prepara para cobrar su cheque
seguro en palacio legislativo durante las próximas 72 quincenas, equivalentes a
36 meses, durante los tres años venideros. Siniestro pago a la ingrata tarea de
sepulturera.