Cd.
Victoria, Tam. Darwinismo electoral,
sobreviven los más competentes, los fuertes, aquellos que demuestran mayor
capacidad de adaptación al cambio implícito en la marcha del tiempo, al paso de
las generaciones.
Desaparecen los débiles, pero (muy particularmente)
aquellos que no olfatearon el rumbo de la historia y se quedaron uncidos a
prácticas obsoletas.
Se quedan atrás quienes han sido más leales a sus
vicios que al instinto de supervivencia.
En Tamaulipas, la contienda dominical dejó por saldo
un puñado de membretes desfallecientes (PRD, PT, PVEM).
No sucumben, no desaparecen todavía, pero se quedan
sin dos herramientas fundamentales:
(1) Pierden el financiamiento oficial, al no alcanzar
el umbral del 3%.
(2) Tampoco alcanzan representación en la cámara, no
tienen ya diputados.
Los 22 asientos del PAN estarán compuestos por 21
curules de mayoría y una de representación proporcional (RP).
De no fallar las cuentas, MORENA alcanza siete, una de
mayoría (Matamoros) y seis de RP.
El PRI levanta la cosecha más pobre de su historia,
seis asientos (todos de RP), mientras que Movimiento Ciudadano alcanza solo una
(igual, RP).
En el caso de MORENA, resulta paradójico que su único
triunfo de mayoría haya sido con una candidata de sangre azul, la expanista
VERÓNICA SALAZAR.
La condición de primerísima fuerza alcanzada por
Acción Nacional en Tamaulipas se ratifica además con dos datos sin duda
complementarios, arrojados por la elección municipal de 2018 y la legislativa
de 2019:
(1) Su conquista de 31 de 43 municipalidades.
(2) Y la cosecha máxima de 22 curules, pues de haber
ganado el distrito que le faltó en Matamoros, perdería el acceso a la lista
plurinominal y de cualquier manera serían 22.
LOS PERDEDORES
El resultado, de nueva cuenta, abre la oportunidad de
una depuración de partidos en Tamaulipas.
A pesar de que la historia política de la entidad es
un camino sembrado de membretes muertos, lo cierto es que todavía sobran.
Descontando los arriba mencionados (PRD, PT, PVEM) y
añadiendo organismos en franca retirada (PANAL, PES), la vida tamaulipeca al finalizar
la segunda década del siglo 21 parece polarizarse en dos fuerzas fundamentales.
El PAN y MORENA, más un tercero en discordia cuyo
desplome aún no parece haber tocado fondo (el PRI).
La fuerza de MORENA está en el (recién llegado)
gobierno de LÓPEZ OBRADOR, con su franco predominio en las dos cámaras
nacionales, senadores y diputados.
Y en el hecho innegable de que sigue incrementando el
número de gubernaturas.
Haciendo cuentas, de cinco que alcanzó a 2018
(Chiapas, Tabasco, Veracruz, Morelos y CDMX) añade ahora Puebla y Baja
California.
Entidad donde el PAN había gobernado 30 años, de
ERNESTO RUFFO a la fecha.
Señala este martes el exdirector del INE LUIS CARLOS
UGALDE en su columna de EL FINANCIERO que MORENA, además, es también la
principal fuerza política en 23 de los 32 congresos locales.
Ciertamente, MORENA fue derrotado este domingo en 21
de los 22 distritos tamaulipecos.
Sin embargo, su presencia federal luce a la inversa,
muy poderosa, con 6 de 9 diputaciones federales y las dos senadurías de
mayoría.
Terreno en el cuál el PAN tiene dos curules en la
cámara baja y un escaño senatorial de primera minoría.
La novedad es que el PRI, pese a su decadencia, aunque
en 2018 no haya ganado senaduría alguna en nuestra entidad, estrenó hace unos
días un escaño en la persona de PALOMA GUILLEN.
Y esto ocurrió al entrar la tampiqueña al relevo de
CLAUDIA RUIZ MASSIEU, quien se licenció de la cámara para contender por la
dirigencia partidista definitiva, cargo que hoy ocupa de manera interina.
ABSTENCIÓN ALTA
Desde luego, para matizar el optimismo que hoy (con
sobradas razones) inunda al electorado albiazul de Tamaulipas, necesario es
subrayar la baja participación ciudadana.
Aquí comenté muchas veces que las elecciones
legislativas locales, al ser organizadas de manera independiente a las de
alcaldes y gobernador, se tornarían las más aburridas.
Y, por ende, las menos concurridas.
Los candidatos no traen dinero, ningún puesto pueden
ofrecer a quienes los apoyan, aspiran a cargos donde no manejan presupuesto…
Tampoco están en condiciones de ofrecer alguna gestión
de obra o servicios públicos que pueda cristalizar en el corto plazo.
A lo más que llegan nuestros prospectos de
representantes populares es a prometer la promoción de proyectos legislativos
en bien de tal o cual causa (empleo, mujeres, jóvenes, salud pública, combate a
la corrupción).
Aunque de cualquier manera queda claro que (aún con
ganas de cumplir) los diputados no ejecutan, solamente proponen y del dicho al
hecho el trecho es bastante largo.
Era previsible y esto no cambiará a menos que alguna
nueva reforma reacomode el calendario para que la renovación del Congreso se
empareje de nueva cuenta con las alcaldías.
Tenemos, por lo pronto, un ganador absoluto que es el
PAN, con un gobernador joven (el próximo septiembre cumple 52 años), un predominio
bastante cómodo en la legislatura y un sólido control territorial.
El calendario electoral del 2020 marca tan solo la
disputa de dos gubernaturas, Coahuila y Nayarit.
La primera en manos del ingeniero priísta MIGUEL
RIQUELME, la segunda del contador panista ANTONIO ECHEVARRÍA.
Es apenas el menú del próximo año, no adelantemos
vísperas.