Cd.
Victoria, Tam. El destino los
alcanzó, ya no hay dinero ni para pagar la siguiente quincena. La crisis parece
terminal, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) está tomando decisiones
en contra de sus trabajadores que, conformados en sindicato (SUTPRD), se
encuentran en vías de liquidación laboral.
Estamos hablando (al menos de manera
formal) del mismo partido que hace seis (2012) y hace doce años (2006) disputó
con números muy cerrados la presidencia, colocándose luego como segunda fuerza
nacional.
Mismos colores y siglas que ganaron cinco
veces consecutivas (1997, 2000, 2006, 2012, 2018) la jefatura del gobierno
capitalino.
Mismo partido que, en su mejor momento, supo
ganar y refrendar su triunfo, gobernando dos veces consecutivas en cinco
entidades: Zacatecas (RICARDO MONREAL, AMALIA GARCÍA), Baja California Sur
(LEONEL COTA, NARCISO AGÚNDEZ), Chiapas (PABLO SALAZAR, JUAN SABINES), Guerrero
(ZEFERINO TORREBLANCA, ANGEL AGUIRRE) y Michoacán (LÁZARO CÁRDENAS, LEONEL
GODOY). En este último estado, volvería después con SILVANO AUREOLES.
Amén de Tlaxcala (ALFONSO SÁNCHEZ), Tabasco
(ARTURO NÚÑEZ), Morelos (GRACO RAMÍREZ) y las gubernaturas que conquistó
coaligado con el PAN, como Oaxaca (GABINO CUE) y Quintana Roo (CARLOS JOAQUÍN).
Como FDN en 1988 y luego bajo las siglas
del PRD, estamos hablando de una amplia coalición de fuerzas sociales y
ciudadanas liderada inicialmente por CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, que presentó batalla
ante personajes como SALINAS, ZEDILLO, FOX, CALDERÓN y PEÑA.
TOCANDO
FONDO
Hoy su bancada en la cámara baja, ver
para creer, ocupa 20 de 500 curules (4%) y en la cámara alta tiene 5 de 128
escaños (3.9%). De las nueve gubernaturas que hubo en disputa en julio pasado,
el PRD obtuvo el mismo resultado que el PRI: cero triunfos, puras derrotas.
Discuten los estudiosos sobre el momento
preciso en que perdió el rumbo el partido del Sol Azteca. Hay quienes se van a
las raíces y subrayan que el autoritarismo está en sus genes.
Al respecto recuerdan que aún en tiempos
del propio CUAUHTÉMOC, se tomaban decisiones marcadamente cupulares en la selección
de dirigencias y candidaturas. A espaldas, pues, de las bases.
Sin embargo, mientras duró la ola
inicial de triunfos, ello no fue problema. La verticalidad en el ejercicio del
mando se vio en buena medida compensada por sus triunfos en gubernaturas,
alcaldías y cargos parlamentarios.
La bronca viene cuando el voto escasea,
tras la salida de LÓPEZ OBRADOR (2012) y la fundación de MORENA.
Aunque también hay quienes dicen que el
PRD empezó a mostrar fallas graves desde cuatro años atrás, con el arribo de
una dirigencia sectaria y excluyente como fue la del hidrocálido JESÚS ORTEGA
(2008-2011).
Iniciaba, pues, el reinado de los “CHUCHOS”,
que luego continuaría con la dirigencia de su socio y tocayo sonorense JESÚS
ZAMBRANO (2011-2014), quien habría de firmar el llamado “Pacto por México” al
arranque del gobierno peñista.
Acuerdo legislativo con el PRI y el PAN
que permitiría despachar en tiempo record, un amplio paquete de reformas, no
siempre acordes con la filosofía esencial del PRD, en materias energética, económica,
hacendaria, electoral y en telecomunicaciones.
Vaciado, pues de su contenido
ideológico, el Sol Azteca derivaría posteriormente hacia liderazgos
autocomplacientes, emanadas del mismo grupo que hasta hoy tiene el control de
la cúpula nacional.
Después de ZAMBRANO vendría el
guanajuatense CARLOS NAVARRETE (2014-2015) a quien le toca librar con la mayor
sangría de cuadros que emigrarán, sin remedio, hacia el nuevo proyecto de
MORENA, generando una crisis interna que provoca su caída.
EL
DERRUMBE
En 2015 el panorama no pinta mejor
cuando arriba al cargo un personaje por completo ajeno a dicho partido, al que
hubieron de registrar como miembro y expedirle una credencial de manera
apresurada, cubriendo así el requisito que les permitió nombrarlo dirigente, el
académico regiomontano AGUSTÍN BASAVE.
Ya en franco declive, BASAVE bota el
timón al año siguiente (2016) para dejarlo en manos de una presidencia interina
a cargo de la guerrerense BEATRIZ MOGICA, quien operaría el proceso sucesorio
en favor de la capitalina ALEJANDRA BARRALES.
Esta última venía de ocupar la cartera
de Turismo en el gobierno capitalino de MARCELO EBRARD y de Educación con MIGUEL
MANCERA. Antes de ello fue azafata y líder sindical de los trabajadores
aeroportuarios, senadora y diputada.
La gestión de BARRALES fue todavía más
desafortunada, el desastre final, cuando entra en componendas con el PAN y el
MC para lanzar en conjunto la alianza electoral “Por México al Frente” que daría
soporte a la fracasada candidatura de RICARDO ANAYA a la Presidencia de la
República.
Como parte de dicho arreglo, ALEJANDRA
sería postulada para el gobierno capitalino, donde fue derrotada de manera
contundente, quedando 16 puntos abajo de la ganadora CLAUDIA SHEINBAUM, de
MORENA.
El sucesor de BARRALES y actual mandamás
de dicho partido es el abogado capitalino MANUEL GRANADOS, hoy a cargo de
administrar la crisis final mencionada al principio de esta columna.
Como colofón, entre los 200 trabajadores
hoy próximos al despido, circula un reclamo muy sentido ante el manejo
deshonesto de los recursos que identifican como el verdadero trasfondo de su
bancarrota.
Gasto excesivo, endeudamiento
innecesario y también privilegios como es la onerosa lista de aviadores en la
nómina de confianza, todos intocables y cobrando sueldos altos.
Y bueno, haciendo tareas de diagnóstico
médico (que francamente lindan con las de sepulturero) el propio CHUCHO
ZAMBRANO reconoció la semana pasada que el PRD agoniza, augurando una defunción
ya próxima, tras la cual, sus cuadros sobrevivientes buscarían fundar un nuevo
partido en 2019.
Ello, desde luego, si la aplanadora de
MORENA no los copta antes y (vaya problema) acaso no encuentren quien apague
las luces y cierre la puerta.