Cd.
Victoria.- Un rápido vistazo al tránsito de las
generaciones por la gubernatura tamaulipeca aporta datos atractivos no sé si
para el análisis académico aunque sí de interés periodístico.
El primer traspaso de poderes al que tuve
oportunidad de asistir en calidad de reportero se verificó el 5 de febrero de
1987.
El doctor EMILIO MARTÍNEZ MANAUTOU, un
matamorense nacido en 1919, entregaba el mando al ingeniero AMÉRICO VILLARREAL,
victorense que vio la luz en 1931.
Entre uno y otro (meses más, meses menos)
12 años de diferencia.
En 1993, el ingeniero VILLARREAL dejaría
las riendas del Estado a un economista de Matamoros llegado al mundo en 1946,
MANUEL CAVAZOS.
En números cerrados, días más, semanas
menos, el tranco fue de 15 años.
Al siguiente cambio de estafeta (1999)
CAVAZOS transferirá el poder a un paisano suyo nacido en 1957, TOMÁS
YARRINGTON.
Considerando de nueva cuenta sus
respectivas fechas de nacimiento, el brinco fue de 11 años.
Y esto significa que en tan sólo tres
cambios de administración estatal (1987, 1993 y 1999), el salto generacional
fue (meses mas o menos) de 38 años, mismos que separan las fechas en que
nacieron EMILIO (1919) y TOMÁS (1957).
Importa hacer notar que cada uno de los
cuatro mandatarios arriba considerados nació en una década distinta del siglo
20. Los dieces, los treintas, los cuarentas y los cincuentas.
EL
MEDIO SIGLO
El cambio vino después. Ignoro qué magia
habría operado al llegar la década de los cincuentas pero el reloj político
parece haberse detenido.
En 2004, TOMÁS (1957) entrega el mando a un
relevo apenas dos años menor, EUGENIO HERNÁNDEZ (1959).
En términos futboleros se diría que luego
de varios balonazos largos, el arribo de EUGENIO observó todo el aspecto de un pasesito
corto, una amigable pelota al pié.
Aunque los oriundos de esa década seguirían
siendo noticia.
En 2010, tras el trágico deceso del doctor
RODOLFO TORRE (1964), el arribo de su hermano EGIDIO representa un retorno a la
generación de 1957.
Misma a la cuál pertenecen algunos
aspirantes que en el presente 2015 se apuntan para la grande: ALEJANDRO ETIENNE
(diciembre del 57) y ENRIQUE CÁRDENAS (septiembre del 57).
Pero ahí no acaba la cosa. Si consideramos
también a los paisanos que se afanan por el mismo cargo desde sus méritos en el
altiplano y con apoyo del Distrito Federal, pues hombre, también tienen sus
orígenes en la multireferida década de los cincuentas la diputada PALOMA
GUILLEN (junio de 1954) y MARCO BERNAL (noviembre de 1953).
Y LOS
DE ENFRENTE
Ello amén de que los últimos dos candidatos
panistas a la gubernatura de Tamaulipas son nativos de los cincuentas: GUSTAVO
CÁRDENAS (1958) y su cuñado JOSÉ JULIÁN SACRAMENTO (1956).
Con el añadido de que GUSTAVO no solamente
lo fue dos veces (contra TOMÁS y luego contra EUGENIO) sino que hoy se está
preparando para repetir, sin contrincante a la vista dentro de su partido
(Movimiento Ciudadano) donde CÁRDENAS GUTIERREZ es amo absoluto.
Y bueno, en ese tropel de aspirantes que
hoy ocupa ríos de tinta a lo largo y ancho del territorio tamaulipeco, habría
que hacer un apartado a los nacidos en décadas subsiguientes.
Dejemos esto para un posterior comentario,
aunque por lo pronto, a manera de adelanto, habrá que incluir, por los años
sesentas, a los señores: BALTAZAR HINOJOSA, PACO CABEZA, EDGARDO MELHEM y
RAMIRO RAMOS.
Y por los setentas: ALEJANDRO GUEVARA, LETICIA
SALAZAR y CARLOS CANTUROSAS.
Y aunque resulte cansina la andanada de
datos, necesario es comentar que tiene su importancia cuando se contrasta con
la pirámide de edades que habrá de observar el votante tamaulipeco el próximo
2016.
Finalmente estamos hablando de un mercado
electoral donde quienes compiten distinguen segmentos y tejen identidades. El
tema da para mucho.