lunes, 29 de abril de 2013

Tiempo de bomberos


Cd. Victoria, Tam.- El país arde en los más diversos frentes regionales y no por acción de complots tenebrosos sino por pura y simple lógica del subdesarrollo. Compromisos largamente postergados que despiertan de su letargo tras largos años de abandono.
Grupos sociales para los cuáles el tiempo se detuvo en la segunda mitad del lopezportillato y jamás recuperaron su poder adquisitivo, ni en los tres regímenes posteriores de tecnocracia tricolor (MMH, CSG, EZPL) ni en las dos administraciones conservadoras derivadas de la alternancia.
En total, cinco gobiernos y medio (de JLP a FCH) en los cuáles el salario mínimo perdió de calle la carrera contra el costo de la vida.
Pasto seco sobre el cuál FOX y CALDERÓN extendieron sus dos guerras (en efecto, dos) contra las drogas.
VICENTE, con su sueño guajiro de abrir espacios a la organización delictiva más cercana a sus afectos, buscando imponer en el bajo mundo un esquema de mando único controlado desde el litoral Pacífico.
Fracaso estridente que rompería fronteras históricas, desatando una feroz lucha por el control territorial que transformaría a las organizaciones delictivas -hasta entonces compactas y discretas- en centros de reclutamiento masivo.
A partir de FOX, el crimen organizado no será patrimonio de élites cerradas (eso que en algún momento solía llamarse “cosa nostra”) y habría de convertirse en práctica social capaz de convocar a legiones de descamisados con la promesa de dinero rápido e impunidad.
En dicho entorno llega FELIPE y lanza su segunda guerra, ya sin distingos, en todos los frentes y territorios. Más gasolina a la hoguera.
Ante el acoso del gobierno, el reclutamiento se extendió no solo entre los pobres de desiertos y montañas sino que incorporó a sus similares del corredor centroamericano.
Rebasadas ampliamente las corporaciones de seguridad, desacreditados jueces y ministerios públicos, el concepto de “Estado fallido” no solo se popularizó en los medios nacionales y locales, sino que pareció definir el espíritu de la época.
Tal ambiente de confrontación dio armas y dinero al resentimiento social. Fuego sobre pasto seco, efectivamente, que arrebató al Estado el monopolio legítimo de la violencia que hoy busca recuperar ENRIQUE PEÑA NIETO.
En paralelo, organizaciones de tinte anarquista se multiplican en todo el país y por momentos hacen sinergia con los grupos de autodefensa y presuntas policías comunitarias del más variado origen.
Por ello, sin menoscabo de duda, la gobernabilidad es el tema número uno en la agenda del joven régimen peñista, antes y por encima de cualquier reforma estructural.
El próximo mes de mayo cumpliría un año de existencia el movimiento juvenil #YoSoy132 que irrumpió en plena campaña presidencial, con frases chillantes y algunas banderas válidas que por momentos hacían recordar a los indignados europeos y a los “ocupas” de Wall Street.
Poco tendrán que celebrar los líderes de un proyecto que parece rebasado ampliamente por los nuevos polos de inconformidad nacidos del hambre y no de la fugaz pataleta contra candidatos y empresas televisivas.
La irrupción de grupos anarquistas en las calles del Distrito Federal el primero de diciembre pasado hizo ver al #YoSoy132 como un mero juego de niños.
Son otros sectores los que hoy marcan la agenda social con suficiente filo y hondura.
Este fin de semana, la rectoría de la UNAM seguía tomada por un reducido grupo de rijosos cuya fuerza parece descansar en su notoria vulnerabilidad ante el Estado.
Actúan además con una fe ciega en su presunta condición de “intocables”, que parece confundir el concepto de autonomía con la autarquía territorial.
Atestada la agenda interna ante el desafío delictivo heredado por la docena panista y la violencia ideológica de nuevo cuño, la tarea de bombero que suele otorgarse a la Secretaría de Gobernación tendrá oportunidad de mostrar su imaginación y alcances. El verdadero “punch” del equipo que comanda el abogado OSORIO CHONG.