lunes, 18 de marzo de 2013

Al grito de Forbes


Cd. Victoria, Tam.- Si un día viene a México el pontífice JORGE MARIO BERGOGLIO -el Papa de la pobreza- acaso le interese saber que 15 paisanos nuestros enlistados en FORBES (SALINAS, ARANGO, AZCÁRRAGA y demás) suman con sus respectivas fortunas la nimiedad de 148 mil 500 millones de dólares.
Cifra por cierto, muy cercana a las reservas internacionales del país entero: 163 mil 384 millones, al 12 de marzo pasado, según reporte oficial del Banco de México.
Al argentino que acostumbra traer las suelas gastadas, caminar la legua, viajar en metro, en autobuses urbanos y ha prometido una Iglesia para los olvidados del planeta, podría también atraerle conocer a la misteriosa cenicienta sindical que compraba 15 pares de zapatos de un tarjetazo en NEIMAN MARCUS.
Hombre austero y de intensa vida pastoral, el actual papa FRANCISCO pudiera quedar sorprendido de que en este país donde hay al menos 50 millones de personas por debajo de la línea de la pobreza, una sindicalista como la señora GORDILLO adquiera en la referida tienda un anillo de 350 mil dólares.
Ciertamente, el nuevo Jefe del Estado Vaticano, es poco dado al lujo. Dice inspirar su vida en la humildad de San FRANCISCO de Asís, vivía en un apartamento pequeño y solía cocinar su propia comida.
Se sabe que no ha querido emplear, de entrada, algunos de los atavíos propios de su investidura, como el pectoral de oro que portaron sus antecesores.
Este hombre que tantas veces se quejó de las condiciones de extrema pobreza en que viven los obreros de Buenos Aires, ¿Tendría algo que decirle a los tres grandes magnates mineros de México (SLIM, BAILLERES, LARREA) cuyos trabajadores reciben un salario medio de 4 mil 500 pesos mensuales, buena parte de ellos sin seguridad social ni servicio de salud alguno, a pesar de ser empresas tan probadamente rentables?
Tiene muchos “asegures” el hablar de una “Iglesia sin riqueza”, oiga usted, como lo hace ahora el nuevo obispo de Roma.
Apenas el 15 de febrero pasado, el tema de las finanzas vaticanas fue noticia de primera plana mundial cuando el todopoderoso Instituto para las Obras de Religión (IOR, o, para fines prácticos, Banco Vaticano) nombró como nuevo director al abogado germano ERNST VON FREYBERG.
Lo cuál levantó ámpula entre los observadores internacionales pues este chico FREYBERG llegó a dirigir las finanzas eclesiales con antecedentes que lo vinculan a la industria militar europea. Los extremos, en efecto, se tocan.
Recuérdense los escándalos del Banco Ambrosiano, institución paralela al IOR, cuyo derrumbe en 1982 puso en evidencia multimillonarios actos de corrupción y lavado de dinero donde estaban involucrados miembros de la más alta curia católica, en sociedad con organizaciones mafiosas.
Hay mucho dinero en el IOR, el banco de la Iglesia, como para que hoy un Jefe de la misma nos venga con el estribillo de una misión pastoral “pobre”, inspirada en el santo de ASIS o, mejor aún, en JESUS de Nazaret.
De repente me parece que el señor BERGOGLIO quisiera hablar como el llorado papa JUAN PABLO I (ALBINO LUCIANI) aquel que buscó desde posiciones definitivamente liberales purgar de corrupción a la estructura vaticana y solo vivió 33 días para contarlo.
Aunque no debiéramos hacernos muchas ilusiones. Ni BERGOGLIO tiene la claridad ideológica de LUCIANI ni tampoco su vitalidad, ni sus años. Entre ambos una diferencia tan grande como la que media ente caridad y justicia social.
Algo se avanzará, sin duda, sobre todo en el plano testimonial. Aunque me pregunto qué hará la institución eclesial cuando se tope con la pared de acero del gran capital y su lógica implacable.
Le ocurrirá lo mismo que a todos los proyectos demócrata-cristianos. Se habrán de diluir sus grandes propósitos en excusas que transfieren la culpa de su fracaso al individuo, a las mezquindades e imperfecciones de la naturaleza humana, para no abordar –como se debe— su incapacidad para abordar la realidad en su dimensión sistémica.