martes, 22 de enero de 2013

Las Margaritas


Cd. Victoria, Tam.- No son pocos los detalles que permiten valorar la importancia otorgada por el gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO a su naciente programa contra la pobreza dado a conocer este lunes.
Por principio, la elección del lugar, nada menos que el enclave zapatista de Las Margaritas, en Chiapas.
Aunque también la presencia del gabinete federal en pleno y de todos los gobernadores, sin distingo de partidos, incluyendo al Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Y aunque (como muchos programas hoy en día) la llamada “Cruzada Nacional contra el Hambre” tiene un diseño transversal y comprende el esfuerzo simultáneo de varias secretarías, para nadie es un secreto que su principal responsable es la SEDESOL.
Feudo de la exdirigente nacional del PRD y exgobernadora capitalina ROSARIO ROBLES BERLANGA, economista de la UNAM, postgraduada, precisamente, en desarrollo rural.
Tampoco es desconocida la región para ROBLES. Su exesposo JULIO MOGUEL VIVEROS fungió como asesor del Ejército Zapatista en los primeros años de la rebelión, de 1994 a 1997.
Estudioso de los movimientos campesinos, autor de una veintena de libros, MOGUEL VIVEROS también ocupó una silla en las mesas de diálogo emprendidas por los gobiernos de SALINAS y ZEDILLO entre 1994 y 1996, las cuáles culminarían en la zona tsotsil con los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Colaboraría después en el gobierno de CUAUHTEMOC CÁRDENAS en el Distrito Federal (1997), ahí donde ROSARIO fue Secretaria de Gobierno y luego Jefa de Gobierno sustituta.
Más recientemente, MOGUEL colaboró en el área de desarrollo regional en la administración también perredista de LEONEL GODOY en Michoacán.
Tiene, pues, una gran carga simbólica la variedad de elementos concurrentes en Chiapas y que hoy son noticia nacional de primera plana.
Aunque el programa aún está por conocerse al detalle, se anuncian ya algunos elementos de esta ofensiva institucional emprendida por PEÑA NIETO contra la marginación extrema.
Atendería, por principio, a un sector calculado en 7.4 millones de mexicanos que padecen carencia alimentaria severa, abarcando el primer año los 400 municipios más pobres del país.
Tendría una orientación focalizada en las comunidades críticas, involucrando la corresponsabilidad de los tres sectores de gobierno, lo cuál explica en buena medida que hayan sido convocados los mandatarios estatales, entre ellos el tamaulipeco EGIDIO TORRE CANTÚ.
Al micrófono, el Presidente PEÑA NIETO calificó de “injusto y contrastante” que en una entidad como Chiapas donde “se genera 50% de la energía del país”, tres de cada cuatro habitantes vivan en la pobreza, de los cuáles “uno de cada tres chiapanecos padezca de pobreza extrema.”
La propia ROSARIO ROBLES se encargaría de señalar, de manera esquemática, los cinco propósitos fundamentales de dicha cruzada: (1) cero hambre, (2) eliminación de la desnutrición, (3) aumento en la producción de alimentos, (4) reducción de pérdidas de cosecha y (5) participación comunitaria para la erradicación del hambre.
Curándose acaso en salud, ROBLES se deslindo de los tradicionales programas asistencialistas y aseguró que dicho proyecto es algo más que “una entrega de despensas”.
En este sentido, prefirió calificarlo como “una estrategia que aspira a cambios estructurales”, a transformaciones de fondo, dijo.
Por supuesto, resulta interesante que la funcionaria hable de cambios de gran calado porque quizás uno de los elementos clave que aún faltaría por conocer sean las herramientas desde hoy dispuestas para la medición rigurosa de sus resultados.
Buen tema para los expertos en este campo: cómo medir el éxito en la lucha contra la pobreza y la marginación social en un programa como la “Cruzada Nacional contra el Hambre”.
Y un factor para mi gusto clave: cómo disminuir el costo de la intermediación entre el gobierno que eroga y la población que deberá recibir los beneficios, para evitar dispendios o desviaciones.