Cd. Victoria, Tam.-
No son pocos los detalles que permiten valorar la importancia otorgada por el
gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO a su naciente programa contra la pobreza dado a
conocer este lunes.
Por
principio, la elección del lugar, nada menos que el enclave zapatista de Las
Margaritas, en Chiapas.
Aunque
también la presencia del gabinete federal en pleno y de todos los gobernadores,
sin distingo de partidos, incluyendo al Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Y
aunque (como muchos programas hoy en día) la llamada “Cruzada Nacional contra
el Hambre” tiene un diseño transversal y comprende el esfuerzo simultáneo de
varias secretarías, para nadie es un secreto que su principal responsable es la
SEDESOL.
Feudo
de la exdirigente nacional del PRD y exgobernadora capitalina ROSARIO ROBLES
BERLANGA, economista de la UNAM, postgraduada, precisamente, en desarrollo
rural.
Tampoco
es desconocida la región para ROBLES. Su exesposo JULIO MOGUEL VIVEROS fungió
como asesor del Ejército Zapatista en los primeros años de la rebelión, de 1994
a 1997.
Estudioso
de los movimientos campesinos, autor de una veintena de libros, MOGUEL VIVEROS
también ocupó una silla en las mesas de diálogo emprendidas por los gobiernos
de SALINAS y ZEDILLO entre 1994 y 1996, las cuáles culminarían en la zona
tsotsil con los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Colaboraría
después en el gobierno de CUAUHTEMOC CÁRDENAS en el Distrito Federal (1997),
ahí donde ROSARIO fue Secretaria de Gobierno y luego Jefa de Gobierno
sustituta.
Más
recientemente, MOGUEL colaboró en el área de desarrollo regional en la
administración también perredista de LEONEL GODOY en Michoacán.
Tiene,
pues, una gran carga simbólica la variedad de elementos concurrentes en Chiapas
y que hoy son noticia nacional de primera plana.
Aunque
el programa aún está por conocerse al detalle, se anuncian ya algunos elementos
de esta ofensiva institucional emprendida por PEÑA NIETO contra la marginación
extrema.
Atendería,
por principio, a un sector calculado en 7.4 millones de mexicanos que padecen
carencia alimentaria severa, abarcando el primer año los 400 municipios más
pobres del país.
Tendría
una orientación focalizada en las comunidades críticas, involucrando la
corresponsabilidad de los tres sectores de gobierno, lo cuál explica en buena
medida que hayan sido convocados los mandatarios estatales, entre ellos el
tamaulipeco EGIDIO TORRE CANTÚ.
Al
micrófono, el Presidente PEÑA NIETO calificó de “injusto y contrastante” que en
una entidad como Chiapas donde “se genera 50% de la energía del país”, tres de
cada cuatro habitantes vivan en la pobreza, de los cuáles “uno de cada tres
chiapanecos padezca de pobreza extrema.”
La
propia ROSARIO ROBLES se encargaría de señalar, de manera esquemática, los
cinco propósitos fundamentales de dicha cruzada: (1) cero hambre, (2)
eliminación de la desnutrición, (3) aumento en la producción de alimentos, (4)
reducción de pérdidas de cosecha y (5) participación comunitaria para la
erradicación del hambre.
Curándose
acaso en salud, ROBLES se deslindo de los tradicionales programas
asistencialistas y aseguró que dicho proyecto es algo más que “una entrega de
despensas”.
En este
sentido, prefirió calificarlo como “una estrategia que aspira a cambios
estructurales”, a transformaciones de fondo, dijo.
Por
supuesto, resulta interesante que la funcionaria hable de cambios de gran
calado porque quizás uno de los elementos clave que aún faltaría por conocer
sean las herramientas desde hoy dispuestas para la medición rigurosa de sus
resultados.
Buen
tema para los expertos en este campo: cómo medir el éxito en la lucha contra la
pobreza y la marginación social en un programa como la “Cruzada Nacional contra
el Hambre”.
Y un
factor para mi gusto clave: cómo disminuir el costo de la intermediación entre el
gobierno que eroga y la población que deberá recibir los beneficios, para
evitar dispendios o desviaciones.