martes, 1 de noviembre de 2022

Energías limpias, ¿por fin?

Cd. Victoria, Tam.- Es tema de MARCELO EBRARD, aunque también de CLAUDIA SHEINBAUM. De entrada lo capitaliza el canciller por ser quien tejió fino a lo largo de varios meses para reconciliar al gobierno morenista con las empresas involucradas en parques solares y energía eólica.
Sus acciones alcanzaron un punto crucial durante el encuentro en Sonora del presidente LÓPEZ OBRADOR con JOHN KERRY, el excandidato presidencial y exsecretario de Estado que hoy sirve al gobierno de JOHN BIDEN como representante internacional para asuntos del clima.
Ello, en presencia del gabinete energético, la titular de Energía ROCÍO NAHLE, el de CFE MANUEL BARTLETT, el de Pemex, OCTAVIO ROMERO, amén del propio canciller EBRARD y el gobernador anfitrión ALFONSO DURAZO.
Encuadrando el asunto dentro del inevitable contexto sucesorio, se diría que, por igual, ebrardianos y claudistas están atentos al momento que vive el planeta en materia energética y ambiental.
Tema global donde México luce hoy rezagos preocupantes, producto de supersticiones ideológicas que acaso empiecen a a quedar atrás.
En ambas trincheras se observa la coincidencia de dar vuelta a la página y superar esa leyenda negra de un gobierno guinda instalado en la energía fósil y un presidente enemigo de las fuentes alternativas.
Esa fama ingrata del hombre desconfiado ante la realidad irreversible de los autos eléctricos y empeñado en alcanzar la autosuficiencia en gasolinas (Dos Bocas, Deer Park), sin considerar que somos la última generación que empleará masivamente motores de combustión interna.
 
OTRO BICENTENARIO
No es este el lenguaje de JOHN KERRY ni (menos) del presidente JOHN BIDEN. El viernes pasado el propio ANDRÉS MANUEL anunció que México y Estados Unidos trabajan en un plan bilateral de generación energética.
El cual podría firmarse en diciembre, durante la visita a nuestro país del propio BIDEN, en lo que será la celebración de los 200 años de relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
Se habla ya de un acuerdo con 17 empresas norteamericanas especializadas en fuentes limpias en ambos campos, solar y eólico. Entre otros eventos, AMLO, KERRY y compañía visitaron este fin de semana la planta solar de Puerto Peñasco, Sonora.
Y todo ocurre en medio de la tormenta por lo que la Casa Blanca considera como incumplimientos graves del gobierno mexicano al acuerdo comercial T-MEC, hoy en revisión por los mismos motivos. Hay tensión binacional derivada de ello.
Los parques solares en la frontera norte es uno de los temas donde Tamaulipas ni puede ni debe quedarse atrás y más valdría empezar a mostrar músculo, iniciativa propia.
Y también la capacidad instalada en parques eólicos cuya promoción (por cierto) es anterior al gobierno panista, pues arrancó durante la administración previa, de la cual proviene también la creación de una Agencia Estatal de Energía.
Aunque necesario es reconocer que el exgobernador CABEZA DE VACA hizo todo lo posible por pintar de azul los vientos de la región y darle un sesgo partidista a un asunto fundamental que supera en importancia el campo de la disputa y la querella política.
El mismo sesgo partidista, pero de signo contrario, que luego observamos en MORENA durante los primeros años del gobierno federal.
A cada quien su color, vaya pleito inútil, si los azules se asumían eólicos, los guindas parecían marcados por las energías fósiles, con personajes como MANUEL BARTLETT y ARMANDO GUADIANA en calidad de símbolos vivientes.
Todavía en marzo de 2020, en gira de trabajo por Baja California, AMLO grabó un mensaje desde la Sierra Rumorosa condenando la instalación de generadores eólicos a los que llamó “ventiladores”.
Y lo hizo empezando con una razón meramente estética, que parecía ofenderle, de la cual derivó una conclusión moral, más allá de cualquier utilidad práctica:
-“Miren como afectan el paisaje, la imagen natural”, preguntándose también “¿cómo se atrevieron a dar permiso?” para luego determinar: “son de las tranzas que se hacían en el periodo neoliberal.”
Pero ni los vientos son cuatro (dijo SERRAT) ni siete los colores. Los generadores eólicos tampoco son albiazules, aunque en años recientes hubo quien se empeñó en emparentarlos con ese partido.
Tan fácil como decir que el régimen de propiedad de dichos generadores no tiene que ser necesariamente privado. Puede ser público, paraestatal, o, incluso, mixto, perfectamente compatible con una oferta socialdemócrata.
 
LA AGENDA REGIONAL
Pues bien, esto parece que empieza a cambiar, entre otras razones porque los dos principales aspirantes a la silla presidencial por el lado de MORENA tienen una clara e inocultable vocación verde.
En el caso de la doctora SHEINBAUM, además de su licenciatura en física tiene una maestría en ingeniería energética y un doctorado en ingeniería ambiental.
Sus dos tesis de postgrado (maestría, doctorado) versan sobre el manejo inteligente de la energía. La primera sobre la “Economía del uso eficiente de la energía eléctrica en la iluminación” y la segunda en torno a las “Tendencias y perspectivas de la energía residencial en México.”
Entre los proyectos anunciados por AMLO cabe destacar la inversión de 2 mil millones de dólares en PEMEX para reducir (“hasta en 98%”, así dijo) las emisiones de gas metano “en los procesos de exploración y producción en la industria petrolera”.
Presumió también un proyecto de modernización de 16 plantas hidroeléctricas, la renovación de sus turbinas “y el incremento en la producción de energía limpia en 2.085 gigavatios por hora anuales”.
Y efectivamente empezamos a ver una diferencia entre aquel AMLO que en la segunda mitad del 2021 y todavía hasta enero del presente año despotricaba contra las tiendas WALMART, el Grupo FEMSA y la cadena OXXO por pagar “luz subsidiada” y la actitud actual del presidente ante los mismos interlocutores. Ahora se habla de diálogo y acuerdos.
Cabe abogar por la agenda tamaulipeca en estas materias, ante el potencial enorme que tiene el estado en el ramo de las energías limpias, ya liberadas del ingrato manejo propagandístico que se hizo de ellas en el pasado inmediato. El respeto al medio ambiente no tiene bandera.