Cd. Victoria, Tam.- Velando sus
armas, azules y guindas pulen hoy los atributos y cualidades que desean ofertar
en sus respectivos productos. Llámense candidatos, aunque también siglas, colores
y programas de gobierno.
En contrapartida, subrayan las vulnerabilidades que creen ver en el adversario. Le achacan, por ejemplo, al doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA (AVA) cierta tibieza de carácter similar a la observada 35 años atrás en su señor padre, el ingeniero VILLARREAL GUERRA.
Como si fueran la misma persona. Aunque lo hacen por pura inercia, ignorando acaso que el perfil emocional no es heredable en automático. La etiqueta se repite, de una columna a otra, sin importar si es cierta o falsa, si resulta veraz o tan solo verosímil.
En cuanto al “Truco” CESAR AUGUSTO VERÁSTEGUI OSTOS (CAVO), su narrativa de campaña parece incorporar algunos elementos de folklore que antes vimos en los mercadotecnistas de VICENTE FOX QUESADA.
El vaquero franco que llama a las cosas por su nombre. El ranchero espontáneo que no se anda con miramientos ni complicaciones y hace clic con el pueblo llano, nomás con su sola presencia. El hombre de a caballo.
El problema es que FOX, una vez llegado al poder, no fue tan franco, ni tan sincero como sus vendedores lo habían pronosticado. Lejos de la autenticidad rural, sus marrullerías resultaron muy urbanas.
Pero volviendo a Tamaulipas, el “Truco” VERÁSTEGUI OSTOS posee, sin duda, una estampa saludable, cuando lo vemos a la distancia, en centenares de fotografías, en videos. Luce bien, retrata bien. Responde al estereotipo del campirano robusto, de bigote y sombrero, que no se cansa de sonreír y es aclamado por multitudes.
Aunque esa imagen exitosa cambia sustancialmente cuando toma la palabra. Descubrimos entonces que su fuerte no es el discurso. Cuando lee se escucha plano y en extremo burocrático. Peor aún, cuando improvisa se pierde, la emoción se apaga, exhibe una gran pobreza de vocabulario, no avanza más allá del lugar común.
La magia del “Truco” ante las masas de seguidores se evapora de golpe al agarrar el micrófono. Aquí es cuando decimos que no bastan los millares de acarreados ni el dinero volcado en tan exitosa estrategia de movilización. ¿Dónde está la oferta política del candidato panista?, ¿con qué palabras y propuestas?, ¿tiene materia para subirse al ring con AMÉRICO en un debate entre candidatos?...
CUESTIÓN DE TRAINNING
Y, mire usted, no es que VILLARREAL ANAYA sea un dechado de cualidades discursivas. Pero su profesión lo obligó desde joven a desarrollar virtudes de consultorio, hoy útiles.
La comunicación efectiva entre médico y paciente, esa empatía indispensable que exige precisión en los términos y explicaciones siempre didácticas, con fórmulas sencillas. Sin ser un gran orador, al menos sabe lo que está diciendo. Cuida cada palabra, piensa lo que dice y dice lo que piensa.
Por supuesto, faltan poco menos de seis meses para los comicios, muchas cosas pueden ocurrir. La primera vez que escuché a ERNESTO ZEDILLO POCE DE LEÓN en su calidad de candidato presidencial (Cuernavaca, Morelos, abril de 1994) me pareció una presencia fúnebre, grotesca incluso.
Un ser enclenque y oscuro que en calidad de sonrisa lucía una mueca horrorosa, arrastraba los pies y en lugar de saludar al público levantaba los brazos hacia la pared, mirando hacia las cortinas (o el techo), mientras se rascaba sus partes íntimas sin el menor asomo de pudor.
Era decididamente anticlimático, las comparaciones eran inevitables y lo abrumaban. La gente no dejaba de extrañar la calidez de COLOSIO, con su voz modulada y aquella mirada húmeda.
Pero mire usted, tuve oportunidad de observar nuevamente a ERNESTO ZEDILLO cuatro meses después, cuando ya había vivido la experiencia de campaña y ganado la elección, presidiendo un evento de la Confederación Nacional Campesina (CNC) a finales de agosto en la Ciudad de México.
Era otro ZEDILLO. El “trainning” de sus asesores hizo el milagro. Subió de peso, el sol de la república le había tostado la piel. Sabía caminar derechito, sonreír de manera creíble, saludar con mejor puntería, levantar la mirada, inflar el pecho, todo con naturalidad.
Dijo adiós a los lentes de pasta gruesa (aquel estilo fondo de botella) y los cambió por unos de montura fina, prácticamente invisibles. ¡Aprendió a hablar!... Mejoró dicción, vocalización, entonación, volumen, administración del aire. La vitamina “P” del poder empezaba a surtir efecto.
Ciertamente, las candidaturas se construyen desde la etapa de prospectos y se afianzan en las respectivas precampañas y campañas. Ello implica, a menudo, un proceso de aprendizaje y (ojo) de transfiguración. Sacudirse la modorra, gritar hasta desgañitarse, pelearse un rato con el espejo, hacer trabajar horas extras las neuronas.
Habrá, pues, oportunidad de observar (y consignar aquí) qué tanto cambian los dos hombres que hoy se disputan la gubernatura de Tamaulipas. Hay espacio para ambos.
COMUNICACIÓN UNIVERSITARIA
Desde los tiempos de LUIS ENRIQUE ARREOLA y ALFONSO PÉREZ VÁZQUEZ, pasando (entre otros) por PANCHO FILIZOLA, CLEMENTE CASTRO, MANUEL MONTIEL, DAVID VALLEJO y OMAR DE LA FUENTE, la estrategia de difusión universitaria ha variado bastante según (1) la tónica que marque el rector, (2) el perfil del publirrelacionista en jefe y también (3) cierta singularidad en su estructura de mandos.
Ejemplo de esto último es que por muchos años las áreas de radio y televisión fueron concebidas como herramientas de extensión universitaria (cultura) y se resistieron a ser sumadas al trabajo de prensa. Esto que alguna vez se llamó Relaciones Públicas y hoy Comunicación Social.
Distintas funciones, diferentes feudos. Las primeras eran territorios de HUMBERTO FILIZOLA HACES, la segunda de ALFONSO PÉREZ VÁZQUEZ. Así crecieron prensa y medios electrónicos universitarios por separado, generando intereses propios, difíciles de integrar.
Otro dato interesante es que el sector de prensa haya evolucionado en fecha muy reciente de dirección general a Secretaría, combinando dos nombres, de manera harto significativa: Comunicación y además difusión.
Siendo la universidad una casa de cultura, ambos conceptos debieran complementarse sin rivalizar. La comunicación es el día con día del quehacer universitario. La difusión tiene que ver con tareas superiores de divulgación en materias como ciencia y cultura. Cacarear los frutos de la investigación, si no fuera mucha molestia.
Y ciertamente, atrás ha ido quedando aquel chocante culto a la personalidad que alcanzó sus picos más altos bajo los rectorados de PEPE ADAME MIER y HUMBERTO FILIZOLA HACES.
En años y administraciones subsiguientes, las tareas institucionales han ido recuperando terreno. El presente 2022 es ocasión propicia para apretar el acelerador en este sentido. Menos incienso a individuos y mayores espacios al trabajo en equipo, investigación, tecnología, ciencia, cultura, arte.
Interesante el reto para el rector GUILLERMO MENDOZA CAVAZOS y, por supuesto, para su comunicador en jefe OMAR DE LA FUENTE GARZA. Hay equipo humano, trayectoria, experiencia y oficio. Veremos.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
WEB: http://lopezarriagamx.blogspot.com
En contrapartida, subrayan las vulnerabilidades que creen ver en el adversario. Le achacan, por ejemplo, al doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA (AVA) cierta tibieza de carácter similar a la observada 35 años atrás en su señor padre, el ingeniero VILLARREAL GUERRA.
Como si fueran la misma persona. Aunque lo hacen por pura inercia, ignorando acaso que el perfil emocional no es heredable en automático. La etiqueta se repite, de una columna a otra, sin importar si es cierta o falsa, si resulta veraz o tan solo verosímil.
En cuanto al “Truco” CESAR AUGUSTO VERÁSTEGUI OSTOS (CAVO), su narrativa de campaña parece incorporar algunos elementos de folklore que antes vimos en los mercadotecnistas de VICENTE FOX QUESADA.
El vaquero franco que llama a las cosas por su nombre. El ranchero espontáneo que no se anda con miramientos ni complicaciones y hace clic con el pueblo llano, nomás con su sola presencia. El hombre de a caballo.
El problema es que FOX, una vez llegado al poder, no fue tan franco, ni tan sincero como sus vendedores lo habían pronosticado. Lejos de la autenticidad rural, sus marrullerías resultaron muy urbanas.
Pero volviendo a Tamaulipas, el “Truco” VERÁSTEGUI OSTOS posee, sin duda, una estampa saludable, cuando lo vemos a la distancia, en centenares de fotografías, en videos. Luce bien, retrata bien. Responde al estereotipo del campirano robusto, de bigote y sombrero, que no se cansa de sonreír y es aclamado por multitudes.
Aunque esa imagen exitosa cambia sustancialmente cuando toma la palabra. Descubrimos entonces que su fuerte no es el discurso. Cuando lee se escucha plano y en extremo burocrático. Peor aún, cuando improvisa se pierde, la emoción se apaga, exhibe una gran pobreza de vocabulario, no avanza más allá del lugar común.
La magia del “Truco” ante las masas de seguidores se evapora de golpe al agarrar el micrófono. Aquí es cuando decimos que no bastan los millares de acarreados ni el dinero volcado en tan exitosa estrategia de movilización. ¿Dónde está la oferta política del candidato panista?, ¿con qué palabras y propuestas?, ¿tiene materia para subirse al ring con AMÉRICO en un debate entre candidatos?...
Y, mire usted, no es que VILLARREAL ANAYA sea un dechado de cualidades discursivas. Pero su profesión lo obligó desde joven a desarrollar virtudes de consultorio, hoy útiles.
La comunicación efectiva entre médico y paciente, esa empatía indispensable que exige precisión en los términos y explicaciones siempre didácticas, con fórmulas sencillas. Sin ser un gran orador, al menos sabe lo que está diciendo. Cuida cada palabra, piensa lo que dice y dice lo que piensa.
Por supuesto, faltan poco menos de seis meses para los comicios, muchas cosas pueden ocurrir. La primera vez que escuché a ERNESTO ZEDILLO POCE DE LEÓN en su calidad de candidato presidencial (Cuernavaca, Morelos, abril de 1994) me pareció una presencia fúnebre, grotesca incluso.
Un ser enclenque y oscuro que en calidad de sonrisa lucía una mueca horrorosa, arrastraba los pies y en lugar de saludar al público levantaba los brazos hacia la pared, mirando hacia las cortinas (o el techo), mientras se rascaba sus partes íntimas sin el menor asomo de pudor.
Era decididamente anticlimático, las comparaciones eran inevitables y lo abrumaban. La gente no dejaba de extrañar la calidez de COLOSIO, con su voz modulada y aquella mirada húmeda.
Pero mire usted, tuve oportunidad de observar nuevamente a ERNESTO ZEDILLO cuatro meses después, cuando ya había vivido la experiencia de campaña y ganado la elección, presidiendo un evento de la Confederación Nacional Campesina (CNC) a finales de agosto en la Ciudad de México.
Era otro ZEDILLO. El “trainning” de sus asesores hizo el milagro. Subió de peso, el sol de la república le había tostado la piel. Sabía caminar derechito, sonreír de manera creíble, saludar con mejor puntería, levantar la mirada, inflar el pecho, todo con naturalidad.
Dijo adiós a los lentes de pasta gruesa (aquel estilo fondo de botella) y los cambió por unos de montura fina, prácticamente invisibles. ¡Aprendió a hablar!... Mejoró dicción, vocalización, entonación, volumen, administración del aire. La vitamina “P” del poder empezaba a surtir efecto.
Ciertamente, las candidaturas se construyen desde la etapa de prospectos y se afianzan en las respectivas precampañas y campañas. Ello implica, a menudo, un proceso de aprendizaje y (ojo) de transfiguración. Sacudirse la modorra, gritar hasta desgañitarse, pelearse un rato con el espejo, hacer trabajar horas extras las neuronas.
Habrá, pues, oportunidad de observar (y consignar aquí) qué tanto cambian los dos hombres que hoy se disputan la gubernatura de Tamaulipas. Hay espacio para ambos.
Desde los tiempos de LUIS ENRIQUE ARREOLA y ALFONSO PÉREZ VÁZQUEZ, pasando (entre otros) por PANCHO FILIZOLA, CLEMENTE CASTRO, MANUEL MONTIEL, DAVID VALLEJO y OMAR DE LA FUENTE, la estrategia de difusión universitaria ha variado bastante según (1) la tónica que marque el rector, (2) el perfil del publirrelacionista en jefe y también (3) cierta singularidad en su estructura de mandos.
Ejemplo de esto último es que por muchos años las áreas de radio y televisión fueron concebidas como herramientas de extensión universitaria (cultura) y se resistieron a ser sumadas al trabajo de prensa. Esto que alguna vez se llamó Relaciones Públicas y hoy Comunicación Social.
Distintas funciones, diferentes feudos. Las primeras eran territorios de HUMBERTO FILIZOLA HACES, la segunda de ALFONSO PÉREZ VÁZQUEZ. Así crecieron prensa y medios electrónicos universitarios por separado, generando intereses propios, difíciles de integrar.
Otro dato interesante es que el sector de prensa haya evolucionado en fecha muy reciente de dirección general a Secretaría, combinando dos nombres, de manera harto significativa: Comunicación y además difusión.
Siendo la universidad una casa de cultura, ambos conceptos debieran complementarse sin rivalizar. La comunicación es el día con día del quehacer universitario. La difusión tiene que ver con tareas superiores de divulgación en materias como ciencia y cultura. Cacarear los frutos de la investigación, si no fuera mucha molestia.
Y ciertamente, atrás ha ido quedando aquel chocante culto a la personalidad que alcanzó sus picos más altos bajo los rectorados de PEPE ADAME MIER y HUMBERTO FILIZOLA HACES.
En años y administraciones subsiguientes, las tareas institucionales han ido recuperando terreno. El presente 2022 es ocasión propicia para apretar el acelerador en este sentido. Menos incienso a individuos y mayores espacios al trabajo en equipo, investigación, tecnología, ciencia, cultura, arte.
Interesante el reto para el rector GUILLERMO MENDOZA CAVAZOS y, por supuesto, para su comunicador en jefe OMAR DE LA FUENTE GARZA. Hay equipo humano, trayectoria, experiencia y oficio. Veremos.
WEB: http://lopezarriagamx.blogspot.com