miércoles, 12 de agosto de 2020

Cacería de tlatoanis

Cd. Victoria.- Avanza la bola de nieve, con ansias de ser avalancha. Fueron primero por EMILIO LOZOYA y luego apuntaron más arriba, VIDEGARAY, OSORIO, NUÑO.

Ya están llegando a PEÑA, el caso GARCÍA LUNA los lleva a CALDERÓN, en ambos lados de la frontera. La corte neoyorquina y con los arrestos de policías corruptos en territorio nacional.

Y tiembla FOX. Ninguno de sus elefantes blancos pasaría la prueba del ácido (ingresos reales versus ingresos reportados) de una auditoría fiscal en toda forma.

Desde la sombra, un murmullo fúnebre apunta hacia el innombrable. Serpiente antigua, el prevaricador de Agualeguas, hoy involucrado (involucrable) en componendas obscenas.

Operador mendaz, ahí donde los asuntos públicos y los negocios privados se tocan. Tendría metidas las manos en las triangulaciones de ODEBRECHT. Y en tantas cosas más.

Astuto por definición, CARLOS SALINAS DE GORTARI podría ser pillado con los dedos en la puerta, hoy que su hijo EMILIANO es señalado de nueva cuenta en negocios turbios.

Pero persisten las dudas:

(1) ¿Hay realmente la intención de que los presuntos implicados (al menos los principales) respondan ante el Ministerio Público?, ¿o se conformará la justicia obradorista con el baño de lodo mediático?

(2) Y en ocasión de que comparezcan, ¿existe la voluntad de llevar cada caso (y todos los casos) hasta sus últimas consecuencias en un tiempo razonable, con resultados visibles?, ¿o utilizarán a la Fiscalía únicamente como pasarela que exponga y denigre a los personajes pero a la postre los deje sin castigo?

 

¿JUICIO O CIRCO?

La gente se ha vuelto muy desconfiada y el propio ANDRÉS MANUEL lo supo cuando habló al principio de su administración de circos mediáticos. Política de nota roja que encarcela enemigos pero no modifica prácticas corruptas.

A la postre, los perseguidores se convierten en perseguidos, la inmoralidad continúa porque es sistémica, los individuos son desechables. Se les persigue y castiga, para arrojar carne a los leones y que el circo siga funcionando.

Lo he mencionado varias veces en esta columna. ECHEVERRÍA satanizando a los diazordacistas, LÓPEZ PORTILLO juzgando echeverriístas, DE LA MADRID persiguiendo lopezportillistas y ZEDILLO encarcelando a RAÚL SALINAS, el hermano incómodo.

Es, hasta ahora, lo más alto que se ha llegado. Nunca un expresidente. Lo cual resulta más comprensible (y trágico) si lo visualizamos en el contexto latinoamericano. Asunto también comentado en esta columna.

México muestra un vergonzante rezago junto a países como Perú, Argentina, Colombia, Brasil, El Salvador, Guatemala, donde enjaular exmandatarios, uno tras otro, se ha convertido en una alegre costumbre. Una práctica casi deportiva desde hace, por lo menos, tres décadas.

Somos la excepción, pero podríamos dejar de serlo. Para dicho propósito, hoy figuran cuatro prospectos, en estricto orden cronológico: SALINAS, FOX, CALDERÓN y PEÑA.

Lo cual, por cierto, no debe estar sujeto a consulta popular alguna. La observancia puntual de la ley es obligación elemental que se asume con el cargo (cumplir y hacer cumplir) y jamás debe someterse al regateo político.

 

AQUELLA VISITA

Nos consta que no le gustaba a LÓPEZ OBRADOR la política de nota roja. Lo sabemos en Ciudad Victoria porque en su primer viaje como presidente lo dijo en las escalinatas de Palacio de Gobierno, 15 y 16 Hidalgo y Juárez, frente a la prensa, junto al gobernador CABEZA DE VACA.

Sentía desprecio por el uso de la justicia como herramienta para ajustar cuentas a grupos políticos del pasado, por quienes hacen gala de presunta lucha contra la corrupción.

No le gustaba, ahora le gusta, ¿qué cambió?... Son varios factores pero trataré de agruparlos en uno. La tormenta múltiple que se desató sobre el país con: (1) el derrumbe del mercado petrolero, su efecto económico, (2) la pandemia y la inconformidad social que suscita su desastroso manejo, y (3) la grosera ausencia de resultados en el combate a la criminalidad.

De todo esto culpan al presidente. Sinergia macabra que vulnera seriamente la legitimidad del régimen obradorista, al confrontar su numerología mentirosa con la tragedia mexicana de cada día.

Viendo las cifras de mortandad, desempleo, cierre de negocios, familias que sufren violencia cotidiana, el impacto brutal de la pandemia, ¿cuánto queda de aquellos 30 millones que votaron por AMLO?

Acaso pensó ANDRÉS MANUEL que el voto era regalado. La realidad le demuestra que es prestado y su refrendo está supeditado a buen gobierno. Sujeto a resultados.

Son malas noticias para el gobierno, ciertamente. Aunque resultan peores para las personalidades hoy susceptibles de investigación penal, por corruptelas lo suficientemente conocidas: ESTAFA MAESTRA, caso ODEBRECHT, entre otras.

 

EMERGENCIA OBLIGA

Y mire usted, la aprobación de la contrarreforma energética asoma, de pronto, como una vertiente poco conocida de ODEBRECHT, pues va más allá de los negocios para infectar la esfera netamente política.

Estamos hablando de una colusión entre tres organismos partidistas (Pacto por México, PRI, PAN, PRD) en un paquete de procesos legislativos al que hoy le descubren pasadizos secretos, acuerdos oscuros, fantasmas en el closet.

Hubo reparto cuantioso que, además de diputados, senadores, gobernadores, involucra directamente a quienes ocuparon las dirigencias de dichos partidos, desde el primer encuentro sostenido con OSORIO CHONG, aquel 2 de diciembre del 2012, cuando se firmó el acuerdo.

Por el PRI CESAR CAMACHO; por el PAN, GUSTAVO MADERO y RICARDO ANAYA, en el PRD el “Chucho mayor” JESÚS ZAMBRANO.

Fueron 18 meses de contactos íntimos y votaciones tumultuarias en ambas cámaras, entre diciembre del 2012 y la mitad del 2014, cuando ya todo el paquete estaba aprobado, en lo que entonces se consideró tiempo récord, para vanagloria de la propaganda gubernamental.

A todo esto nos lleva una pieza clave como es EMILIO LOZOYA AUSTIN, exdirector de PEMEX quien además participó desde la campaña presidencial en el manejo de financiamiento ilegal, proveniente de la multicitada trasnacional brasileña.

Son demasiados casos en paralelo que ciertamente incluyen (1) malos manejos en PEMEX, pero también (2) dinero sucio en campañas y (3) cuantiosos sobornos a partidos y fracciones legislativas durante la operación del Pacto por México.

 

EN POCAS PALABRAS

Nunca un presidente de la República ha estado tan presionado para recurrir a la política de nota roja como hoy lo está LÓPEZ OBRADOR. El caos del COVID19 y la debacle económica lo ameritan sobradamente.

Necesita no uno ni dos, acaso media docena de golpes espectaculares y muy sólidos jurídicamente, si en verdad quiere una votación amable en junio del 2021, en curules federales y en gubernaturas.

No puede quedarse en el mero gesto, ni en ademán, ni en la simulación, ni conformarse con el desprestigio de sus adversarios corruptos.

Por elemental supervivencia política, debe atorarle a fondo, hasta la empuñadura, pésele a quien le pese. Llevarse cercas, como decimos en el rancho, no hay de otra.

Alguna vez le preguntaron al CHE GUEVARA por qué fusilaba a traidores durante la lucha armada en la Sierra Maestra. Respuesta simple, categórica: son ellos o nosotros.