Cd. Victoria, Tam. – A
reserva del recuento acordado de las votaciones, el cómputo final en las nueve
diputaciones de mayoría en Tamaulipas, reporta seis triunfos para la coalición
encabezada por MORENA y tres para la alianza del PAN.
En la competencia por el senado, la
fórmula obradorista de AMÉRICO VILLARREAL y LUPITA COVARRUBIAS aventaja por 4
mil 901 votos a la mancuerna albiazul representada por ISMAEL GARCÍA CABEZA DE
VACA y MARÍA ELENA FIGUEROA SMITH.
La primera habría cosechado 610 mil 315 votos,
contra 605 mil 414 de la segunda, en el entendido de que aún está pendiente el
fallo del Tribunal Electoral.
Los cargos legislativos federales tienen
prioridad por razones de calendario. El nuevo Congreso de la Unión, con sus 500
diputados y 128 senadores entra en funciones el primero de septiembre. Los
alcaldes, como se recordará, asumen un mes después, en octubre.
Aunque ya se han dado algunos adelantos,
como que MORENA impugnará el triunfo panista en Reynosa y el PAN hará lo propio
en municipalidades como Madero y Güémez, donde los resultados favorecen a
MORENA.
En cuanto a los nueve asientos de
mayoría en la Cámara Baja, MORENA tiene la vista puesta en los distritos uno,
cinco y seis, donde el PAN (o su socio formal, el MC) llevan ventaja.
El uno es de Nuevo Laredo. Aquí SALVADOR
ROSAS aparece con 58 mil 338 sufragios, en apretada ventaja de 868 votos sobre
los 57 mil 470 de HERIBERTO CANTÚ DEANDAR.
El cinco es Victoria, donde MARIO
ALBERTO RAMOS (de Movimiento Ciudadano) tiene contabilizadas 74 mil 094 boletas
a su favor, sobre las 60 mil 874 de REYNA GARZA. La delantera es de 13 mil 220.
En el seis de Mante, VICENTE VERÁSTEGUI
aparece con 98 mil 253, contra 45 mil 266 de HECTOR LÓPEZ. La diferencia es de
52 mil 987 sufragios.
En la urna presidencial, ANDRÉ MANUEL
LÓPEZ OBRADOR alcanzó la votación más alta de toda la historia. En números
redondos, 30 millones contra 12 de RICARDO ANAYA y 9 de PEPE TOÑO MEADE.
Aunque AMLO fue desde el principio un
adversario poderoso y bien posicionado, la magnitud de su triunfo se debe en
buena medida a errores garrafales cometidos por sus contrincantes.
La alianza de RICARDO con PRD y MC,
lejos de ayudarle, lo desfiguró, le costó una pérdida grave de identidad como
opción clara de centro derecha, sostenida desde su fundación.
El experimento no funcionó. A las bases
panistas les resultó difícil digerir una candidatura compartida junto a su
viejo rival, el PRD, desfilando junto a personajes como ALEJANDRA BARRALES y MIGUEL
MANCERA.
Otro lastre que arrastraría ANAYA fue el
duro cuestionamiento que jamás le dio tregua, en torno a la forma ruda y
autocrática que empleó para hacerse de la candidatura, desplazando a personajes
como MARGARITA ZAVALA y RAFAEL MORENO VALLE, entre otros.
En lo personal, el exdirigente albiazul
dejó constancia de inteligencia, aportó ideas frescas y un estilo informal que
llamó la atención en el segmento más joven de electorado.
Es (como la propia ZAVALA reconoce) un
buen polemista y pudo haber llegado más lejos (o, mejor dicho, perdido con
menor ventaja) si no fuera por los errores propios de su juventud que cometió
antes y durante las campañas.
Es de bisoños, de novatos, ese desplante
de amenazar con cárcel a ENRIQUE PEÑA NIETO. Hasta el más ingenuo de sus
asesores podría haberle dicho que esas cosas no se anuncian. Se hacen, punto.
Nada ganó y (por el contrario) dio
motivos a PEÑA para atrincherarse en la postura de “cualquiera menos RICARDO”.
Es claro que el mandatario saliente
prefiere un destino más parecido al de ERNESTO ZEDILLO que al de CARLOS SALINAS.
El primero terminó su administración y se incorporó como alto ejecutivo del
sector privado norteamericano. Nadie lo tocó.
El segundo huyó primero a La Habana y
después a Dublín, para convertirse en el demonio sexenal, el perseguido por
excelencia, execrado por la prensa.
Le congelaron cuentas, le encarcelaron a
un hermano, le mataron otro, se divorció, hubo de formar una nueva familia y
dar una larga pelea en los tribunales para defender su patrimonio que solamente
recuperó parcialmente hasta década y media después.
Más cómodo, pues, como modelo a seguir, el
destino de ZEDILLO.