Cd. Victoria, Tam. En
México y en todo el mundo, el comportamiento del electorado opera en base a
nichos estables de voto duro, pero también a una masa grande de simpatizantes
cuyo carácter ocasional les hace merecer el calificativo agrícola de “temporaleros”.
Es voto circunstancial, a veces cuantioso,
en ocasiones con impacto definitivo, aunque siempre estaremos hablando de una
identidad en trámite. Voto nómada que decide y opera en función del momento.
Decisión ante la urna cuyo marco amplio es
la llamada crisis de las ideologías, porque se ensancha y reafirma la opción
por individuos y no por doctrinas partidistas.
Lo vimos en la elección reciente, cuando
representantes de idiosincrasias teóricamente opuestas (PAN, PRD) iban del
brazo y por la calle otorgando fe y sustento a la candidatura de RICARDO ANAYA.
También con el apoyo de la extrema
derecha evangélica (PES) al proyecto de AMLO y esa candidatura anfibológica de
PEPE TOÑO MEADE por un PRI que ni lo contaba entre sus militantes y (por el
contrario) recordaba bien sus aventuras en los gobiernos panistas de FOX y
CALDERÓN.
Variedad de mezclas que, por igual,
pueden catapultar candidaturas exitosas, que abandonarlas de súbito para alinearse
en la dirección opuesta. Voto migrante.
Le podríamos llamar también voluble, en
atención a sus cambiantes estados de ánimo. Aunque un calificativo más amplio lo
ubicaría en el terreno llano del pragmatismo.
Caso ejemplar, las dos elecciones
consecutivas, presidencial y gubernamental, verificadas en Baja California, el
6 de julio de 1988 y el 2 de julio de 1989. El hartazgo dio para sendos
triunfos opositores, pero de manera distinta y por ideologías contrapuestas.
Las mismas mayorías que en 88 votaron
por CUAUHTÉMOC CÁRDENAS y sus fórmulas legislativas, lo hicieron en 89 por el primer
gobernador panista de la historia, ERNESTO RUFFO APPEL.
Piénsese también en el apoyo masivo que
encumbró a CABEZA DE VACA en 2016 y dos años después se vuelca por el obradorismo,
en los comicios del domingo antepasado.
El voto, pues, como la vida misma, no es
regalado sino prestado y puede ser retirado, a discreción, por los
inescrutables designios de quien lo concedió.
A resultas de los últimos comicios, hoy
está al punto del exterminio un partido que tiempo atrás movilizó multitudes:
el PRD.
En la era del pragmatismo, la presunta
fidelidad a siglas, colores, declaración de principios, se reduce a un mito
cuando vemos el traslado completo de dirigencias, operadores, militancias y
simpatizantes externos del Sol Azteca a MORENA, en tan solo seis años.
Con paciencia de artesano, ANDRÉS MANUEL
fue desmantelando y vaciando al partido que alguna vez dirigió para llevarse banderas
y votantes al nuevo proyecto con el que ahora ganó.
Durante la contienda de este año comenté
varias veces aquí que lo mismo estaba haciendo con la partidocracia menor. Lo
cual, por igual, incluye a los que se adherían (PT, PES) y resistían (PANAL,
PVEM, MC).
Hoy varios de estos membretes podrían
perder su registro nacional, conservando solo su condición de partidos
regionales, en las entidades donde hayan alcanzado el mínimo necesario.
Las nuevas cámaras que entran en
septiembre tienen mayoría abrumadora de MORENA, pero todo indica que la tarea
de absorción dispuesta por AMLO no ha concluido.
Buscará reclutar entre sus huestes
legislativas a diputados y senadores de otros partidos, incluyendo el PRI y el
PAN, amén de los satélites en vías de extinción.
Mire usted, si el tabasqueño alguna vez
soñó con la mayoría simple, luego buscó la mayoría absoluta, todo indica que anda
a la caza de la constitucional.
Meta imposible para un solo partido,
aunque muy factible si se reparte en formaciones distintas, pero unificadas por
la misma bandera obradorista.
Desde luego, representa un reto
mayúsculo preservar la unidad entre las fuerzas tan disímbolas que hicieron
posible este triunfo.
Vamos a ver si la bonhomía y la
experiencia judicial le alcanzan a doña OLGA SÁNCHEZ CORDERO para permanecer en
SEGOB o (como se insiste) está de paso en un cargo que parece pensado para el
zacatecano RICARDO MONREAL.
Recuérdese el replanteamiento en cancillería
que (antes aún de haber tomado posesión) desplazó a HECTOR VASCONCELOS para
encaminar a MARCELO EBRARD.
De sobra sabemos que AMLO no está casado
con las ideas. Y no de ahora, de mucho tiempo. Lo curioso es que reacomodos y
reemplazos corran todavía en el plano simbólico.
Aunque la figura de AMLO ya llena todo
el espacio político, necesario es recordar que aún faltan 144 días para su toma
de posición.
Por si algún lector lo ha olvidado, aún nos
encontramos (formalmente, al menos) bajo la administración de ENRIQUE PEÑA
NIETO.