lunes, 16 de julio de 2018

El cuento de la pensión


Cd. Victoria, Tam. Estamos hablando de una verdad a medias, deficientemente calculada, en base a parámetros muy diversos y donde cada quien ofrece cifras distintas sobre el pago a los expresidentes.
Desde los 125 mil pesos al mes manejados por algunos medios hasta los 5 millones referidos por AMLO y una variedad amplia de estimaciones intermedias, como 129 mil, 150 mil, 205 mil, 500 mil.
Difícil precisar la cifra, sobre todo porque algunos observadores cuentan el ingreso bruto, otros el neto, unos suman el costo del seguro de gastos médicos o bien el desembolso que representa para el erario federal la paga del respectivo equipo de seguridad.
Por esto último es que otros columnistas hablan de millones, sobre todo al anualizar la suma o englobar las cuentas desde el primer día a la fecha.
El gasto mismo en vigilancia varía al gusto de cada expresidente. Por razones naturales, LUIS ECHEVERRÍA los necesita menos. Muy apenas se mueve.
Los de ZEDILLO, en su exilio dorado, son también más discretos, mientras que FOX y CALDERÓN hacen de esta prerrogativa un uso intensivo.
Se tiene el reporte formal de que SALINAS, ZEDILLO y CALDERÓN renunciaron desde hace una década a su mensualidad, conservando únicamente el seguro médico y los respectivos guardaespaldas.
Quienes sí cobran puntualmente su paga son VICENTE FOX y las dos viudas, PALOMA DE LA MADRID y ALEJANDRA ACIMOVIC, mejor conocida por su nombre artístico de SASHA MONTENEGRO, segunda esposa de JOSÉ LOPEZ PORTILLO.
El tema se sostuvo largamente como polémica nacional. Su mayor protagonista fue VICENTE, por la defensa terca y recurrente que hizo de dicho privilegio, argumentando, al estilo ranchero, que de ahí sacaba “para el chivo” o también “para los frijolitos.”
Sin embargo, resulta imperativo señalar que, en medios periodísticos, existen elementos suficientes para ubicar a dicha discusión en el terreno del mito, el reino de la mentira, la ficción, la farsa vil.
Dicho en palabras llanas, FOX jamás ha vivido de la pensión. Existen investigaciones muy completas que lo señalan como la cabeza visible de un grupo empresarial con inversiones cuantiosas en exploración de hidrocarburos, en los rubros hotelero, transportista, inmobiliario y de la construcción.
Podrían citarse al menos cuatro, publicadas en los últimos años. A saber:
Dos obras consecutivas de ANABEL HERNÁNDEZ (se diría que complementarias) intituladas “La familia presidencial” (2005) y “Fin de fiesta en Los Pinos” (2006), ambas de Editorial Grijalbo.
El libro “Camisas Azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos” de ANA LILIA PÉREZ (2010, Grijalbo), con prólogo del desaparecido maestro MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA.
El más reciente trabajo, “Fox, negocios a la sombra del poder”, de RAÚL OLMOS y VALERIA DURÁN (misma casa editora) que incluye datos actualizados sobre el enriquecimiento de FOX y su familia, bajo el gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO.
En ninguno de estos libros asoma ese VICENTE FOX pobretón y menesteroso del que hablan las redes sociales. Ni torpe, ni holgazán, aunque el sector más ingenuo del obradorismo insista en calificarlo así.
Es un magnate, oligarca, ricachón empedernido, bajo cuyo mando se encuentra un conglomerado de negocios, al que, sin exageración, podríamos denominar como el “Cartel de San Cristóbal”, formado por una densa parentela de socios, entre esposa, hermanos, hijos, hijastros, primos y sobrinos.
Desde luego, para el exmandatario resulta muy conveniente y cómodo que una turba de malquerientes lo tenga etiquetado en redes sociales como un viejo palurdo y baquetón, que medra parasitariamente de la pensión estatal.
Nada más ajeno a la realidad. El propio FOX sabe que su verdadero estatus económico pasará a segundo término, mientras el tema a discutir sea la cacareada pensión. Pago que ni lejanamente necesita y acaso le sirva para las propinas.
Narran los periodistas OLMOS y DURÁN que VICENTE ha diversificado su fortuna en dos etapas. Lo hizo primeramente bajo su gobierno (2000-2006) y después con la protección de PEÑA NIETO (2012-2018).
Hoy día está convertido en un cabildero de lujo (lobista, intermediario, coyote) que recibe millones por arreglar contratos para inversionistas extranjeros, en obra pública y compras gubernamentales.
Aunque también en exploración petrolera, donde destaca como accionista en empresas que se abren paso hasta los yacimientos mediante la técnica conocida como “fracking”.
Igual de cuestionable resulta su manera de cobrar las comisiones recibidas por amarrar transacciones, conectar al que compra con el que vende, abrir puertas.
El dinero se entrega disfrazado de donación a las dos asociaciones civiles creadas para reciclar ganancias sin pagar impuestos: “Centro Fox” y “Vamos México”.
Ambas instituciones (según las fuentes consultadas) han multiplicado sus activos mediante el pago de favores. Dineros que no quedan registrados como ingresos personales de la llamada “pareja presidencial” sino como obsequios a sus fundaciones, exentos de cualquier obligación fiscal.
Acaso esto nos permita entender la inmensa furia desatada por el expresidente en su cuenta de #Twitter contra la candidatura de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Esa interminable retahíla de majaderías, amenazas, insultos, que incluso alcanzaban a sus colaboradores, familiares, seguidores y votantes. A toda hora, todos los días, durante semanas, meses, un buen número de años.
¿Todo ello para defender una pensión?... Por supuesto, hay algo más, bastante más, como son sus negocios, nada claros, por definición turbios, a la sombra del poder.
Detalle curioso pero muy revelador. Durante el sexenio de FELIPE CALDERÓN, la Secretaría de la Función Pública abrió una indagación sobre los bienes (lícitos, ilícitos, declarados y no declarados) del expresidente FOX.
Mire usted, las irregularidades resultaron de tal magnitud que llegaron a sumar 3 mil 668 fojas en cinco tomos. Acaso por razones electorales, CALDERÓN no procedió, pero tuvo a bien dejar abierto el expediente.
Y aunque el gobierno de PÉÑA NIETO jamás avanzó en dichas pesquisas, tampoco cerró la averiguación. No hubo carpetazo, lo cuál significa que en cualquier momento pudieran hacerlo efectivo.
Al respecto importa recordar el nombre del destacado panista que, como secretario de la Función Pública, encabezó dicha investigación y conoce (como nadie) los intestinos del caso.
Se llama GERMÁN MARTÍNEZ CÁZARES y hoy destaca como un colaborador cercanísimo del presidente electo ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Para que la cuña apriete.