lunes, 30 de julio de 2018

El adiós de Otto Hans


Cd. Victoria, Tam. Haciendo memoria, el consulado norteamericano en Matamoros fue noticia importante en junio de 2017, no solo por la salida de su titular ANGELA KERWIN sino, además, por la nueva encomienda otorgada a esta diplomática de carrera.
Reubicación que significó un ascenso, al convertirse en embajadora de su país ante Corea del Sur, en aquel momento difícil, cuando la relación entre el gobierno de DONALD TRUMP se encontraba en franca y preocupante confrontación con el gobierno de Corea del Norte, el que preside KIM JONG-UN.
La señora KERWIN viajaría a Seúl, como emisaria en jefe ante la flamante administración de MOON JAE-IN, quien apenas en mayo de ese mismo año había jurado como duodécimo presidente de dicho estado nacional, ubicado al sur del paralelo 38 y que suele adjetivarse como la “Corea capitalista”, la democrática y pro-occidental.
Dos años había fungido ANGELA como responsable del consulado matamorense, tocándole la tarea de poner la primera piedra al nuevo edificio que hoy se construye sobre la avenida Álvaro Obregón, en el predio donde hasta hace poco se encontraba el Hotel Residencial Best Western (alguna vez Holiday Inn).
El inmueble fue comprado al empresario matamorense EMIGDIO MANUEL GARCÍA, propietario también del restaurant García’s, a quien se le atribuye un presunto compadrazgo con ARTURO, el “Negro”, DURAZO, exjefe de la policía chilanga durante el lopezportillato.
Las nuevas instalaciones del gobierno estadounidense reemplazarán al viejo edificio de la colonia Jardín, cuyas insuficiencias son de sobra conocidas por el vecindario. Al menos, desde que la representación estadounidense cerró un tramo de la calle Primera, para montar barricadas de concreto, alegando razones de seguridad.
Cabe recordar que, desde 1999, el Departamento de Estado norteamericano, a través de la Oficina de Inmuebles en el Extranjero, ha edificado 129 nuevas instalaciones diplomáticas y tiene medio centenar de obras, unas en construcción, otras en proyecto.
Se recordará que, en abril pasado, el gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA y la embajadora ROBERTA JACOBSON pusieron en marcha el nuevo consulado de Nuevo Laredo, junto a su titular PHILLIP LINDERMAN.
Para el caso de Matamoros, reportes de la embajada calculan una inversión de 176 millones de dólares (3 mil 344 millones de pesos, al tipo de cambio actual) en un área de tres hectáreas, que incluye edificio de oficinas y residencia para el Destacamento de Marines.
La obra estaría lista en mayo de 2019 y convertirá al consulado de Matamoros en el más importante del país por su infraestructura que ofrecería un servicio aún más amplio que el de Ciudad Juárez, que ya es mucho decir.
En la referida ceremonia, un risueño lunes 18 de abril de 2016, además de ANGELA KERWIN, estuvieron presentes el gobernador EGIDIO TORRE, la alcaldesa de Matamoros, LETY SALAZAR y el mayor (pronúnciese “meiyor”) de Brownsville, Texas, TONY MARTÍNEZ.
Dato curioso, de las cuatro personalidades arriba citadas, solamente el mayor MARTÍNEZ sigue en su chamba de Brownsville. Los demás ya se fueron, se recordará que era año electoral.
Meses después, al entrante otoño, EGIDIO sería reemplazado por CABEZA DE VACA en la jefatura de Ejecutivo estatal y LETICIA entregaría el cargo a CHUCHÍN DE LA GARZA.
Al año siguiente, en julio de 2017, ANGELA partiría rumbo a su misión coreana, dejando el consulado en manos de OTTO HANS VAN MAERSSEN, también diplomático de carrera, texano, graduado en Ciencias Políticas por la Universidad de Fordham y en derecho por la Universidad de Texas en Austin.
Venía VAN MARSSEN de diversas misiones en Asia y Europa (Kabul, Ginebra, Bagdad, París), habiendo fungido antes como asesor de seguridad para el hemisferio occidental, nada menos que en Fort Benning, Georgia.
Duró un año en Matamoros. Hace 10 días, con fecha 20 de julio, anunció su retiro con una emotiva carta donde manifiesta su agradecimiento a sus anfitriones mexicanos, tamaulipecos.
Con el título de “¡Hasta pronto Tamaulipas!”, OTTO HANS dice que va a recordar entre sus momentos de felicidad, su estancia en México, al que califica como “incomparable” a cualquier otro país.
Aquí donde “el tequila y la cerveza ayudan a los músicos de las calles a sonar como los más apasionados cantantes del mundo.”
Ello, en “un país con retos”, donde “el pueblo lucha para que se escuche su voz”, un México, dijo, “lleno de maravillas, por el bien y el mal.”
Y al despedirse de lo que llama “mi sueño mexicano”, el señor VAN MAERSSEN evoca entre sus vivencias el visitar una réplica exacta de la Capilla Sixtina, desfilar montando a caballo; haber conocido cárceles y dialogado con agentes policiacos.
También se lleva entre sus recuerdos el compartir el pan con “cleros” (¿clérigos?), abogados y políticos, el cristalizar programas de intercambio para estudiantes y profesionales, conociendo además el talento de los artistas locales.
Y algo más difícil todavía, para un angloparlante de apellido holandés: aprender a pronunciar la palabra “Guelaguetza”, tarea en la que no pocos norteamericanos fracasan.
El caso es que, tras declarar su agradecimiento “por haber conocido a algunas de las mejores personas en el planeta”, OTTO HANS concluyó su misiva con un cálido “¡Viva México!”
Desde luego, tocará al entrante jefe diplomático culminar el proyecto arquitectónico encaminado por KERWIN y VAN MAERSSEN, pero el esfuerzo y el saludo quedan para la memoria.
Y permanecen, sin duda, entre otros desplantes de buena voluntad que caracterizaron a la gestión recién concluida de la embajadora ROBERTA JACOBSON, quien cubrió la etapa final de la era OBAMA hasta el actual segundo año de TRUMP.