Cd.
Victoria, Tam. – Terminó la
fase de debates. Este jueves arranca la Copa FIFA en Moscú y las campañas
entran en la etapa de cierres, mientras una encuesta de COPARMEX ofrece cifras que
confirman la previsión de sondeos previos.
AMLO
puntero con 41.7% de las preferencias, enseguida ANAYA con el 21% y MEADE
atascado en el tercer lugar, en un penoso 13.6%.
Aunque
de pronto se haya puesto de moda cuestionar los sondeos, lo cierto es que el
aval de la Confederación Patronal tiene peso, porque representa a una cúpula
empresarial abiertamente enfrentada con ANDRÉS MANUEL.
Que,
siendo contrario a sus intereses, le reconozcan ventaja de 20 puntos, es un
indicativo demoledor para RICARDO y PEPE TOÑO, más cercanos ambos a dicha élite,
donde se agrupan los principales hombres de negocios mexicanos.
Considerando
la desventaja abismal de ANAYA y MEADE, cabría esperar que este tercer debate fuera
ocasión propicia para emprender el “sprint” final y echar toda la carne al
asador, tratando de acortar distancias, apostando al sector de los indecisos.
A
la postre fallan porque ambos cuartos de guerra (PRI, PAN) insistieron en el
error de impugnar a LÓPEZ OBRADOR, en lugar de hacer brillar sus respectivas
propuestas.
Y
fue una mala táctica porque (demostrado está) los simpatizantes de AMLO han
desarrollado una notable resistencia a la crítica. Son igual (o peor) de tercos
que su candidato.
Observan
eso que llamamos “callo”, una coraza ideológica muy dura y difícil de penetrar,
por más afiladas que estén las invectivas y por bien documentadas que luzcan
las denuncias de sus oponentes.
Importa
recordar que los ataques sistemáticos contra LÓPEZ OBRADOR se empezaron a
desplegar a la mitad de su régimen como Jefe de Gobierno capitalino (2003, en
adelante) cuando se desmarcó como aspirante franco a la contienda del 2006.
Artillería
mediática que habrá de lograr, sin duda, su cometido con el triunfo (por
décimas) de FELIPE CALDERÓN. Seis años después, en 2012, le van a aplicar la
misma medicina, solo que en beneficio de ENRIQUE PEÑA NIETO.
Cada
quién llamará al fenómeno como mejor le parezca. Campañas negras, contracampaña,
guerra sucia, voto del miedo, el resultado es el mismo.
Los
objetivos fijados se cumplieron, FELIPE y ENRIQUE fueron presidentes,
propinando al tabasqueño dos derrotas consecutivas.
Ocurrió
entonces algo muy curioso. Cierto exceso de confianza en ambas dirigencias
partidistas, tricolor y panista. Si la elección de Estado les funcionó en 2006
y 2012, dieron por sentado que podrían repetir el numerito en 2018.
Justo
es recordar que también CUAUHTEMOC CÁRDENAS, antecesor de AMLO, había observado
un declive paulatino en los tres procesos donde participó.
De
“campeón sin corona” en 1988, CÁRDENAS pasó a un claro segundo lugar en 1994,
para luego quedar tercero en la histórica votación del 2000, la que ganó FOX.
Al
respecto, se pensaba que el mejor desempeño de AMLO habría sido en 2006, pues
en 2012 perdió con margen mayor. Y también por el factor edad, el hombre cumplirá
65 años el próximo 13 de noviembre.
Máxime
cuando ocurre (en aquel 2012) su ruptura definitiva con el partido que fundó y
dirigió, las siglas que lo abanderaron en sus primeras dos competencias
presidenciales, el PRD.
En
paralelo, arrancaba MORENA con un hándicap difícil, en calidad de Asociación Civil
que solo obtendría su registro como partido hasta julio de 2014. Hace apenas
cuatro años.
Para
colmo, ANDRÉS MANUEL había sufrido un infarto al miocardio en diciembre de 2013,
que ameritó ser internado de manera urgente en el Hospital Médica Sur de la
capital mexicana. En Tlalpan.
El
reporte preliminar de “grave pero estable”, al paso de los días evolucionó a un
más alentador “fuera de peligro”, aunque sus adversarios tomaron nota del caso.
Vino
entonces a la memoria periodística el comentario hecho por el propio AMLO en el
segundo debate de 2012, cuando confesó aquello de “aparento más edad”,
añadiendo una explicación coloquial: “lo que pasa es que estoy aflojado en
terracería.”
Se
comparaba, pues, con aquellos vehículos que sufren mayor desgaste por un uso
intensivo en brechas campiranas. La máquina “se afloja”, suspensión y chasis se
escuchan traqueteados, hay magulladuras, cansancio.
Por
todo esto, tras su segunda derrota, sobraban elementos para pensar que LÓPEZ
OBRADOR no participaría en 2018 o bien lo haría de manera simbólica,
testimonial.
Sus
detractores jamás vislumbraron ni la impresionante expansión territorial de
MORENA que hoy vemos, ni la recuperación de su abanderado tras el quebranto de
salud en 2013.
Peor
todavía, el PRI y el PAN, aliados discretos en las dos contiendas anteriores, están
ahora cerrando sus campañas enfrascados en una disputa feroz por el segundo lugar,
entre ataques personales y amenazas cruzadas de cárcel.
Ciertamente,
desde el arranque del proceso electoral, RICARDO ANAYA tenía todo para captar
el voto antiobradorista, detectable en otros partidos, incluyendo al PRI.
Hombre
inteligente, de pensamiento metódico y habilidad probada en la esgrima verbal, RICARDO
parece haber cometido un error táctico grave. Un yerro que solo se explica por
su juventud.
Si
en verdad quería convertirse en receptor del “voto útil” priísta (como CALDERÓN
en 2006) ANAYA debió dirigir un discurso conciliador a este nicho específico de
mercado (tricolor, urbano y clasemediero) que no simpatiza con MORENA.
Lo
peor que podía hacer (y, para su desgracia, lo hizo) fue amenazar con cárcel al
presidente PEÑA y al candidato MEADE. Las dos máximas figuras del PRI, hoy en día.
Si
con ello pensaba diferenciarse de AMLO, en verdad lo logró, pero con más
pérdidas que ganancias.
Las
suyas fueron bravatas de orden punitivo que (1) no le atraen simpatías entre el
votante obradorista, pero sí, en cambio, (2) cierran la compuerta al trasvase
de votos priístas. En el pedir está el dar.
Y
ocurre que peleando cada cuál por su lado, ni MEADE ni ANAYA están en
condiciones de dar alcance en un tiempo tan corto, a un competidor tan adelantado.
Dice
el diario REFORMA que RICARDO ganó en proporción “3-1” el tercer y último debate.
La nota mereció las ocho columnas de este miércoles, con encabezado impactante,
fotos grandes y porcentajes vistosos calificando a cada candidato.
Solo
que esta vez no se trata de una encuesta amplia como las que ha instrumentado dicha
casa editora. Ahora fue consulta con “408 consejeros editoriales y líderes
ciudadanos” de la capital mexicana, Monterrey y Guadalajara.
Útil
como referencia, aunque no sabemos qué tan representativo puede ser un grupo especializado
respecto al sentir amplio de la población.
La
opinión general apunta hacia un empate y un ligero repunte de MEADE. Con el
campeonato futbolero a cuestas, esto significa que muy poco se moverán ya los
cartones de aquí al primero de julio.
Para
fines prácticos, colorín colorado, estas campañas ya terminaron.