Cd.
Victoria, Tam. – Con BALTAZAR
HINOJOSA y ALEJANDRO GUEVARA tocando otra vez las puertas de una candidatura
(el senado) los tamaulipecos mediremos de nuevo la fuerza de sus cacareados
apoyos.
El primero se dejó querer con la
presunta amistad de LUIS VIDEGARAY y el segundo por una sobrevalorada relación
con el presidente PEÑA y el sector militar.
Se recordará que GUEVARA, pese al magno
y costoso esfuerzo por posicionarse en años previos al destape, no logró ser
candidato a la gubernatura.
En cuanto a BALTAZAR, su contundente
derrota habla sola. Perdió la jefatura del ejecutivo y una veintena de
municipalidades, al tiempo en que su partido se quedaba sin mayoría legislativa.
Como nunca, en efecto, en las tres urnas.
Hoy se dice que el BALTA viene por más.
Sus promotores presumen que, además de VIDEGARAY, tendría las simpatías del gallo
presidencial JOSÉ ANTONIO MEADE.
Falta por ver la efectividad de tales activos
que, como ya vimos en 2016, suelen ser más simbólicos que reales o de un tamaño
menor al que se festina.
Más difícil ahora que el gobernador es
panista y el partido tricolor no logra recuperar la operatividad que por tantos
años gozó.
Interesante será observar la respuesta
de la gente. En particular por el abandono que la maquinaria tricolor vivió
durante el primer año de la administración que encabeza FRANCISCO GARCÍA CABEZA
DE VACA.
En democracias más maduras, los
perdedores suelen continuar trabajando para consolidar el capital electoral que
en el caso de HINOJOSA ascendió a la nada despreciable suma de 486 mil votos,
casi medio millón.
Aunque justo sea recordar que, aún así,
quedó 14 puntos porcentuales atrás del ganador albiazul (36% y 50%, en números
cerrados). Este último rebasó los 721 mil.
¿Qué proporción de dichas simpatías conserva
el exalcalde matamorense?... Acaso menos, por el costo mismo de la derrota en
su imagen pública.
Amén del alejamiento que observaría en
el tiempo posterior (y hasta la fecha), reclamo muy sentido de quienes fueron sus
votantes y aún sus simpatizantes.
Nunca en la historia contemporánea de
México las candidaturas priístas se han visto tan mermadas de proyección y credibilidad.
En sus mejores tiempos, ser nominado por
el viejo partido aplanadora a cualquier cargo de elección era prácticamente sinónimo
de triunfo. Ascenso y gloria.
Hoy en día se reduce solamente a eso. Sería
un candidato más. Amén de que la contienda venidera pinta muy diferente a la de
2012, en números estadísticos.
Hace seis años, el gobernador mexiquense
ENRIQUE PEÑA NIETO llevaba una cómoda ventaja sobre cualquier competidor, la cual
se acortó, pero nunca perdió a lo largo del cotejo.
Esta vez TOÑO MEADE empieza en tercero,
por debajo de ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR y RICARDO ANAYA.
Con el añadido de que la ley electoral ha
sufrido diversas modificaciones que dificultan (por citar un ejemplo) la guerra
sucia abierta. Esto es, la contratación de propaganda (o antipropaganda) por
parte de particulares.
Factor clave en la guerra sucia contra ANDRES
MANUEL que se libró con tenacidad y abundancia de recursos en 2006.
En 2012, AMLO arrancó tercero, logró
rebasar a la panista JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA, pero le faltó tiempo para dar
alcance a PEÑA.
Hoy es distinto porque los gastos en
difusión pasan todos por la autoridad electoral, incluyendo la supervisión de contenidos,
facultad del INE (entonces IFE) que antaño no tenía.
Ya será más difícil recurrir a
descalificaciones, por lo menos en emisoras de radio y televisión. Veremos que
tanta efectividad se logra hoy que también se busca vigilar el comportamiento
de las redes sociales.
Los malos resultados de BALTAZAR son un
estigma difícil de cargar. Un “negativo”, como se dice ahora, si es que logra
postularse. Lo cuál se antoja de alto riesgo para el mismo PRI.