Cd.
Victoria, Tam. – El tamaulipeco
EMILIO PORTES GIL es mencionado hoy como referente al analizar los perfiles de
quienes aspiran a la primera magistratura del país para la elección venidera de
2018.
Lo recuerdan como el mandatario más
joven del México contemporáneo, con 38 años al asumir el mando de manera
interina tras el asesinato de ÁLVARO OBREGÓN.
Nacido en 1890, PORTES gobernó 14 meses (y
días) entre el 1 de diciembre de 1928 y el 5 de febrero de 1930.
Otro presidente joven fue CARLOS SALINAS
(1988-1994) quien se cruzó la banda tricolor a los 40 años. Su nacimiento data
de 1948.
Todo este asunto de las edades se mastica
hoy con asiduidad entre los seguidores del virtual candidato panista RICARDO
ANAYA, quien el próximo 25 de febrero cumplirá 39 años.
De ganar la elección presidencial,
asumiría el mando en una posición intermedia entre los 38 de PORTES y los 40 de
SALINAS.
Gane o pierda, ya tiene asegurada la
etiqueta del competidor más joven, frente a los 49 que está por cumplir PEPE
MEADE (también en febrero, el 27) y los 64 que ajustó LÓPEZ OBRADOR el 13 de
noviembre pasado.
Interesante el mosaico que se presenta
al elector, por lo menos en edades. Cabe pensar que ya desde ahora los
respectivos cuartos de guerra están estudiando el detalle. En particular por un
nicho de mercado electoral que parece preocupar a todos.
La generación de los milenials
(generación “Y”), nacidos en las décadas finales del siglo 20 (ochentas y
noventas), cuyo peso en la urna debemos tomar en serio.
El concepto es norteamericano y suele ser
ilustrado con jóvenes marcados por el cambio tecnológico, la informática,
Internet y los medios de almacenamiento digital.
Aunque en México también los marginados
son milenials. Los muchachos en situación de pobreza, incluyendo los millares
que se han enrolado en la delincuencia.
Por todo esto, a la hora en que
candidatos a cualquier cargo (alcaldías, curules, escaños, presidencia de la
república) deban observar a las nuevas generaciones, tendrán que ajustar sus
anteojos al disparejo paisaje mexicano.
Lo está haciendo AMLO cuando promete becas
de 2 mil 400 pesos mensuales a 2 millones 300 mil jóvenes, para que se incorporen
como aprendices en alguna empresa.
La pura nómina (sin contar gastos de operación),
ascendería a 5 mil 500 millones de pesos al mes, todo a cuenta del erario federal.
Del contribuyente.
Veremos qué estrategia siguen MEADE y ANAYA
ante esa juventud que solo en algunos estratos sociales observa las
características del país donde se generó el concepto.
La información vía móviles y redes
sociales (Facebook, Twitter, Linkedin, Google+) o redes tribales como WhatsApp
o Telegram.
Menos papel y más pantalla para
informarse y saber del mundo. Y dentro de las pantallas, cada día pesa menos la
TV tradicional, unívoca, con programación y horarios fijos.
El mismo plasma (nieto del televisor) ahora
sirve para accesar YouTube, Netflix, memorias USB, reproductores BluRay, señal
inalámbrica de smartphones y tablets.
Y, bueno, quienes piensen que se trata
de un fenómeno pasajero deberán asomarse a las dos generaciones posteriores (la
Z y la T) todavía más involucradas en medios táctiles y digitales de nueva
generación.
De ahí la importancia del trabajo que
habrán de desempeñar los diseñadores de contenido electoral para el sector
específico del votante recién llegado.
Sector que hasta hace unos meses cargaba
con el desprecio de sus mayores. Lo cual en México se modificó al difundirse
que fueron los milenials quienes participaron con más entusiasmo en las tareas
de rescate a los damnificados de los sismos, en septiembre pasado.
Su puño en alto desde los montones de
escombros es hoy un ícono que marca a los milenials mexicanos, de todas las
condiciones sociales. Por qué causas votarían, es la pregunta.