martes, 8 de octubre de 2024

Seguridad, ¿nueva estrategia?

Cd. Victoria, Tam.- Hay expectación por el anunciado Plan Nacional de Seguridad que se dará a conocer este martes. La propia CLAUDIA habló en la víspera de cuatro ejes fundamentales: (1) atención a las causas, (2) fortalecimiento de la Guardia Nacional, (3) inteligencia e investigación, (4) coordinación con estados, municipios y ministerios públicos.
Nada nuevo si lo leemos en frío. Aunque esas mismas palabras pueden significar bastante más que aquellos buenos deseos repetidos sexenio tras sexenio desde tiempos inmemoriales, si en verdad se avocan a una estrategia de resultados.
Pasa lo mismo con la traída y llevada lucha contra la impunidad. Se habla de ella, pero sobre una montaña de expedientes criminales jamás aclarados ni, mucho menos, castigados. Es decir, impunes.
La guerra de FELIPE CALDERÓN terminó el último día de su régimen, 30 de noviembre de 2012. De ello están por cumplirse doce años. Ni él, ni su sucesor ENRIQUE PEÑA NIETO, sirven ya como chivos expiatorios,.
La idea misma de culpar al pasado (los de ayer, los de antier) carece de utilidad práctica, a menos que el argumento sirva de contexto a operativos victoriosos, en tiempo presente.
Vislumbrando lo que ahora viene, los medios están actualizando el mapa nacional de los cárteles delictivos, entre ellos los de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Golfo, Noreste, Familia Michoacana, Rusos, Santa Rosa y Nueva Plaza.
Por supuesto, hay más. La estrategia de descabezar a grandes organizaciones las multiplicó. Lo que hoy impera son jerarquías más horizontales que actúan de manera confederada.
 
RESIGNIFICAR EL CARIÑO
La duda es si el renovado proyecto confirmará la estrategia de “abrazos, no balazos”. O bien si viene el cambio de significado, de interpretación al mismo eslogan. ¿Nuevo contenido en las mismas palabras?
Lo dijo SHEINBAUM en campaña. Los abrazos son para las víctimas, no para los delincuentes. Lo cual difiere de fondo (aunque la forma permanezca) respecto al enfoque de ANDRÉS, quien en todo momento pareció dirigir sus abrazos a los mandos delictivos.
Habría, por cierto, una larga lista de personas por abrazar. Las madres buscadoras, por ejemplo, los deudos de la gente asesinada y todos los sectores productivos que hoy son víctimas del implacable cobro de piso y peaje.
Se habla de crear un centro de ciberseguridad e inteligencia, así como drones de bajo costo para misiones de vigilancia. No sabemos si como armas, que también los hay y los usan, sobre todo, los delincuentes.
En los primeros 100 días de gobierno habrá acciones prioritarias en los 10 municipios más violentos del país, cinco de ellos en estados del litoral Pacífico, como son Acapulco (Guerrero), Colima (Colima), Tlajomulco de Zúñiga (Jalisco), Cajeme (Sonora) y Tijuana (Baja California).
Dos del norponiente, del mismo estado ambos (Ciudad Juárez y la capital Chihuahua), a los que añadimos dos de Guanajuato (Celaya y León) y uno más del Caribe, Quintana Roo (Cancún).
Con algunas ausencias notables, como Sinaloa, Zacatecas, Veracruz, Chiapas, Edomex y el hiperviolento Morelos. Mire usted, tampoco Tamaulipas.
 
COORDINACIÓN, OTRA VEZ
Estaría en planes la creación del llamado Gabinete Nacional de Seguridad, donde participarían SEDENA, SEMAR, Guardia Nacional, Secretaría de Seguridad y el Centro Nacional de Inteligencia. Vieja idea antes ensayada por el señor OSORIO CHONG desde SEGOB, durante el aciago (y decepcionante) sexenio peñista.
En paralelo se habla de un gabinete alterno, con participación de la Unidad de Inteligencia Financiera, la Procuraduría Fiscal de la Federación y el Sistema de Administración Tributaria, entre otros organismos.
Igual despierta un cierto aroma a PEÑA NIETO el listado de objetivos que hoy reciclan. Reducir homicidios dolosos y delitos de alto impacto, así como la percepción de inseguridad, amén de neutralizar a los principales generadores de violencia y desactivar sus redes criminales.
En suma, “pacificar al país”, lo cual parece un reconocimiento tácito a que nuestra querida república ni se encuentra en paz ni todo lo bien (reketebién) que nos presumía el anterior huésped de Palacio.
 
AMOR Y PAZ
Como un tema aparte se habla de “regresar la paz a Chiapas”, aunque el estado sureño no está referido en las 10 municipalidades prioritarias. De lo cual podríamos deducir lo mismo. Si quieren que regrese es porque, de plano, no la hay, se fue, se esfumó.
Hace 25 años, la “paz en Chiapas” nos remitiría a la mitomanía neozapatista y aquel paisano en armas SEBASTIAN GUILLEN, hoy muy venido a menos.
Hábil propagandista, ave pasajera con más dotes de prestidigitador que de operador real, el Subcomandante MARCOS luce hoy extraviado, no solo en la selva lacandona sino en (algo más denso y oscuro) la jungla ideológica. Sobrevive, acaso, como anomalía. Antigualla, tal vez.
El actual peligro en Chiapas son los otros encapuchados que hoy se disputan, palmo a palmo, las rutas de migrantes, drogas y armas que van y vienen por la frontera con Guatemala.
La gente de Sinaloa, versus el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). A lo que se suma una pandilla local autodenominada Cártel de Chiapas y Guatemala (CCYG).
Al respecto, cabe dudar que quieran ser pacificados con abrazos, regaños de la abuelita, promesas de redención, reivindicaciones políticas o programas sociales. El gobierno tendrá que atorarle.