Cd. Victoria.- El presidente fue y vino de Washington con relativo éxito en la maniobra, sorteó con eficacia las expectativas pesimistas advertidas en la víspera y esta es una buena noticia para sus simpatizantes.
Hay resultados concretos que es menester destacar, aunque ello no modifica el panorama sombrío que le espera en su regreso. Van las coordenadas:
(1) El itinerario corto y muy focalizado se diseñó para evitar problemas mayores. Se demuestra una vez más la notable y pulcra capacidad organizativa del canciller MARCELO EBRARD.
Bastante más que una reunión entre dos personas, lo que vimos fue el encuentro de dos protocolos, lo cual exigió tejer muy fino.
Estrategia bien fincada. Ser pacientes y meticulosos en la tarea de embonar las maquinarias con la exactitud debida, sortear fricciones y errores. Todo esto se logró.
(2) Aunque también ayudó bastante la actitud de un DONALD TRUMP, ubicado hoy en su etapa más vulnerable, a menos de cuatro meses de los sufragios, cuando el apoyo hispano será más importante que nunca.
El magnate midió mensajes y tiempos. Al votante blanco que es su base electoral, mandó dos señales en la víspera: (a) la decisión de cancelar el programa de inmigrantes jóvenes llamados “dreamers” y (b) su visita al muro en construcción, el compromiso de terminarlo.
Sobre estas bases, nada de lo que hiciera o dijera TRUMP junto a LÓPEZ OBRADOR podría cambiar sus prioridades. El supremacismo blanco que lo inspira y su fobia contra México.
Garantizado esto a sus seguidores de la ultraderecha anglosajona, el magnate se pudo dar el lujo de apapachar al vecino del sur, llamarle amigo y disimular convenientemente su racismo.
Buscó atraer al sector más moderado de la población hispana. Quienes ya viven allá, de dos o más generaciones, se han acoplado al modo de vida americano y no temen a las deportaciones.
(3) La ocasión, pues, fue muy propicia para AMLO. Pudo acercarse a la bestia de Washington sin riesgo de ser fulminado en el intento.
El león rubio anda en campaña y, como todo experto de marketing, sabe que necesita aplaudir y sonreír a quienes desprecia y odia.
Abierto el espacio, se diría que ANDRÉS MANUEL lo supo aprovechar, con un discurso sustantivo y bien pensado que refrendó posiciones de carácter nacionalista, compromisos sociales y voluntad de progreso mutuo.
Tanto que recibió la aprobación entusiasta de PORFIRIO MUÑOZ LEDO, uno de sus críticos más frecuentes hacia el interior de MORENA.
Comentó PORFIRIO que el presidente se habría puesto de nuevo la banda presidencial en este viaje y, en particular, con dicho discurso.
(4) Para los coleccionistas de mensajes ocultos habrá que señalar la visita de AMLO a la estatua de JUÁREZ, símbolo de la lucha contra la intervención extranjera.
Aunque también el que la estatua del benemérito se ubique frente al edificio WATERGATE, recuerdo del escándalo por espionaje que desembocó en la caída del presidente (republicano, en efecto) RICHARD NIXON.
Otra clave entre líneas podría localizarse en la visita al monumento de LINCOLN, el presidente que además de luchar contra el racismo, desaprobó, en su momento, la invasión norteamericana a México.
(5) Como se esperaba, hubo protestas de paisanos enfadados con ANDRÉS MANUEL, algunos por su mala gestión gubernamental, otros por la vieja fobia anticomunista. Fueron malos momentos, pero no pasó de ahí.
(6) La firma de presuntos acuerdos fue únicamente protocolaria o (para ser más precisos) de carácter ornamental. Lo cierto es que el TCLAN ya estaba acordado, firmado y operando.
Digamos que los presidentes (como los gobernadores y hasta los alcaldes) necesitan firmar siempre un papel para sentir y decir que tal o cual encuentro (reunión, viaje) dejó huella y valió la pena.
(7) Esto nos lleva a la verdadera razón del viaje. La complicidad electoral (electorera, dirían sus adversarios), el acuerdo real leído entre líneas, de cuidarse mutuamente las espaldas, para no dañar sus respectivos proyectos.
El apremio de DONALD, por su ansiada reelección en noviembre próximo. La preocupación de ANDRÉS, por los comicios intermedios del 2021. Cuestionados ambos por su pésimo manejo de la pandemia, vulnerados los dos en sus clientelas políticas y muy urgidos de votos.
COLOFÓN
La mirada nacional retorna a Palacio, a las mañaneras y el México enfermo de cada día, las cifras siempre a la alza de muertos y contagiados por COVID.
Este es el panorama oscuro que, al paso de los días, acabará por enmudecer los fuegos de artificio lanzados por la propaganda obradorista a raíz del viaje triunfal a Washington.
Volvemos a las carencias, desempleo, cierre de comercios, quiebra de empresas, economía en picada, médicos y enfermeras que mueren por falta de apoyo institucional, niños con cáncer en espera de medicamentos, las filias y fobias del predicador matutino.
Y, mire usted, esa política de nota roja, a la que el tabasqueño tanto despreció, hoy le brinda una bocanada oportuna de oxígeno para cerrar la semana.
Dos éxitos policiacos: la captura del exgobernador de Chihuahua CÉSAR DUARTE y la repatriación voluntaria del también fugitivo exdirector de Pemex EMILIO LOZOYA.
¿Nadie por encima de la ley?... Como argumento es viejísimo y data de los tiempos en que LÓPEZ PORTILLO perseguía echeverriístas, DE LA MADRID encarcelaba lopezportillistas, SALINAS cazaba líderes sindicales y ZEDILLO hacía lo propio con los salinistas.
“Puro circo” opinó AMLO tantas veces. Circo útil para el aplauso fácil, en efecto, cuando no hay mucho que presumir y los resultados escasean.