Cd. Victoria.- Lejos de intentar un sesudo análisis, atiendo ahora a quienes se les queman las habas por observar los pormenores de este encuentro histórico entre los presidentes de México y Estados Unidos.
Y ello, por las peculiaridades de orden personal que el evento entraña. Curiosidad, morbo, extrañeza, son sentimientos que rodean este viaje, lo mismo entre especialistas y académicos, que entre la opinocracia binacional.
Se palpa en el ambiente que habrá mucha nota de color, temas y subtemas para el cuento y chismorreo, dado el humor involuntario que suelen destilar los dos protagonistas por separado. Un reto imaginarlos juntos.
Más que dos personalidades, estaríamos hablando de dos personajes casi literarios que prometen una sinergia tan jugosa como festiva. Destaco algunos puntos:
(1) Nunca un mandatario mexicano se había tardado tanto en salir del país, tras su arribo al poder. Haciendo números, un año, siete meses y una semana, desde aquel primero de diciembre de 2018 en que tomó posesión, al próximo miércoles 8 de julio, cuando se verifique el encuentro.
(2) Es fama pública que el hombre nunca se ha preocupado por tener pasaporte ni visa. Será, pues, el primer gobernante indocumentado que visite la Casa Blanca, el primer ilegal.
Lo cual, de entrada, constituye todo un hito histórico en un país donde los visitantes sin documentos suelen ser apaleados por los agentes de migración.
(3) Jamás le interesó, de la misma manera en que presume de tampoco tener tarjeta de crédito, ni siquiera usar cartera, ni chequera, porque su sueldo se deposita en una cuenta de débito (¿Banco Azteca?) que le administra su señora esposa.
(4) Dicho de otra manera, ¿qué pasaría si la temible “migra” (U.S. Citizenship and Inmigration Services) le pidiera los “papers” al tocar suelo estadounidense?...
Desde luego no va a suceder, la diplomacia es generosa, protocolos de siglos lo protegen. Aunque, de haber igualdad, el procedimiento aplicaría con los resultados previsibles.
Arresto temporal y devolución a su país de origen, como se hace todos los días con ilegales de todo el mundo que intentan vivir el sueño americano.
(5) Pendiente queda el asunto del transporte. Está por marcarse otro récord por ser el primer mandamás mexicano en los tiempos contemporáneos que llega en avión de línea.
Entre ADOLFO LÓPEZ MATEOS y ENRIQUE PEÑA NIETO, diez presidentes viajaron a Estados Unidos en aeronave oficial. Esta vez será la excepción.
(6) Y algo más delicado como es la cuestión sanitaria. ¿Usará por fin cubrebocas o seguirá siendo leal a las estampitas milagrosas que lo protegen contra todo mal?
Mejor aún: ¿le permitirá la autoridad sanitaria (U.S. Department of Health & Human Services) andar por ahí “con el aliento de fuera” en el tiempo que dure su visita?
Lo cual nos lleva a preguntar por la manera en que habrán de saludarse ANDRÉS y DONALD. ¿Con careta o sin careta?, ¿De mano o solo choque de codos?, ¿Abrazo o sana distancia?
(7) Trascendió además que, pese a los tiempos de austeridad hacia los medios, está contemplada una docena de invitados de la prensa mexicana. Aunque decir prensa es (oiga usted) muy apenas un decir.
Viajará con AMLO la misma fauna de blogueros silvestres que le acompaña cada día en las conferencias matutinas. Todo indica que el esquema mañanero será trasplantado, tal cual, a la ciudad de Washington. (¿tendrá visa vigente #LordMolécula?).
(8) Al tocar el asunto de la prensa, entramos aquí en un tema más escabroso. Las mañaneras son prácticamente un monólogo a varias voces (el Presidente, sus invitados y los paleros que CHUCHO RAMIREZ disponga) por ausencia notable de medios profesionales, ¿Tendrán el mismo control fuera del país?
(9) Lo cual nos lleva a un aspecto formal. El tabasqueño está acostumbrado a contestar con desprecio, desautorizando al reportero y al medio, sin parar en regaños, apodos y denuestos. Peor todavía, sin entrar en materia.
No responde, solo descalifica. Las preguntas difíciles (cuando las hay) son siempre interpretadas como ataques de intereses oscuros ligados a la treintena neoliberal y los conservadores, a través de la “prensa fifí”. ¿podrán implantar este modelo allá?
(10) Y de aquí brincamos al punto final. No solo los medios estadounidenses podrían convertirse en pesadilla para un presidente aferrado religiosamente a las verdades únicas (las suyas).
También los corresponsales de la prensa mexicana en Washington estarán apostados en un territorio bastante más cómodo para cuestionar a LÓPEZ OBRADOR. ¿está preparado para ello?
FINALMENTE
LÓPEZ OBRADOR arriba a Washington la noche del martes 7 de julio, a bordo de un vuelo comercial, ya para entonces custodiado por el Servicio Secreto de los Estados Unidos, corporación que, por ley, se encarga de la seguridad personal de los jefes de Estado cuando visitan dicho país.
Su agenda de actividades inicia a las diez de la mañana del miércoles. Visitará, en ese orden, el monumento a BENITO JUÁREZ y la estatua de ABRAHAM LINCOLN.
La cita con TRUMP en la Casa Blanca está programada para las 14 horas y duraría una hora. Los temas serán el recién instalado TMEC, las cadenas productivas México-Estados Unidos y la cooperación binacional en el delicado tema de la salud.
Al final leerían un comunicado conjunto, rueda de prensa incluida, con medios acreditados de los dos países, momento, sin duda, muy interesante.
Esa noche de miércoles ANDRÉS MANUEL preside una cena con empresarios norteamericanos. Al día siguiente, jueves, tendría lugar la ceremonia oficial para conmemorar la entrada en vigor del TMEC.
Ojo, sin confirmar todavía la presencia del primer ministro canadiense JUSTIN TRUDEAU.
En cuanto a las finalidades, propósitos, intenciones, los medios al norte y sur del río Bravo le están dando duro a una interpretación netamente electorera de dicho viaje. La versión más extendida es que TRUMP busca apuntalar su agenda proselitista.
Razón por la cual, la artillería demócrata que trae como candidato puntero al exvicepresidente JOE BIDEN, se está dejando sentir desde ahora en la opinión pública.
De manera comprensible, arreciará sus ataques durante la estancia del mexicano y ello podría aflorar (incluso) en la actitud que manifiesten los medios estadounidenses durante los encuentros de prensa.
Todo un manjar para los cronistas más avezados.