Cd. Victoria, Tam.- Sobre el crimen de LUIS DONALDO COLOSIO
MURRIETA y la pavorosa manipulación del caso, se recuerda una caricatura cruel,
aunque certera, de HELIO FLORES en EL UNIVERSAL.
El personaje nos mira con ojos tristes mientras atraviesa una puerta en actitud de despedida, diciendo: “hasta el año próximo”. Se publicó un 23 de marzo, aniversario del crimen.
Y en efecto, desde aquel infausto 1994, el recuerdo se aviva temporalmente en cada conmemoración luctuosa, para luego desaparecer, tras sesudas pero improductivas cavilaciones de supuestos especialistas.
Quienes han escrito libros son entrevistados, alguien descubre algún detalle inédito (aunque poco sustantivo) de MARIO ABURTO, tal vez un encuadre desconocido en las cámaras o cierta revelación tremendista que a la postre poco importa.
Y esto suele ocurrir en marzo, año con año. Cada día con menos fuerza, a medida en que nuevas generaciones llegan a la edad adulta sin el recuerdo vivo de aquella tarde atroz en Lomas Taurinas.
El próximo mes de marzo se cumplirán 30 años. Quienes tengan esa edad o incluso 35 o 40, consignan el tema como algo ajeno a su experiencia o muy lejano, sin el impacto que dicha noticia causó en todo el mundo, al grado de que el presidente SALINAS maniobró para que los mercados de acciones y divisas interrumpieran actividades.
La gente menor a 40 quizás no recuerde que el magnicidio sacudió la paridad peso-dólar, la bolsa de valores, las reservas internacionales y hasta el rendimiento de los CETES.
La pregunta es por qué esta vez se adelanta el lamento nacional sobre el crimen nunca resuelto de quien fuera candidato del PRI a la Presidencia, cuando faltan más de 50 días para la fecha.
¿ESPÍA Y MATÓN?
El detonador de este resurgimiento atípico fue una divergencia pública entre el Poder Ejecutivo y el Judicial en torno a una reciente línea de investigación. En orden cronológico, ocurrió lo siguiente:
(1) Al arranque del presente enero, la Fiscalía de la República se propuso arrestar al exagente del CISEN destacamentado en Tijuana JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ ORTEGA, a quien identifican como un “segundo tirador” y, por tanto, cómplice de MARIO ABURTO. Noticia que representaría un auténtico golpe mediático.
(2) Y ocurrió que el juez quinto de distrito penal con sede en Toluca, JESÚS ALBERTO CHÁVEZ, rechazó emitir la orden de captura al estimar insuficientes los elementos aportados por la FGR.
La única prueba fue la declaración de una dama poco confiable, que no estuvo presente en el lugar y ha modificado varias veces su testimonio.
(3) En respuesta, la FGR se inconformó contra el juez mediante un boletín fechado el pasado lunes 29 de enero, donde argumenta que las pruebas de rodizonato señalan que SÁNCHEZ ORTEGA disparó un arma y testigos lo recuerdan con la ropa manchada de sangre. Así lo dice el reporte oficial de prensa (https://tinyurl.com/yomqb3qy).
(4) El presidente LÓPEZ OBRADOR abordó de inmediato el asunto en su conferencia matutina. El tema es atractivo pues involucra en calidad de encubridor, a uno de los demonios favoritos del régimen, GENARO GARCÍA LUNA, por entonces Subdirector Operativo del CISEN.
De paso AMLO contestó a una petición reciente de DONALDO COLOSIO RIOJAS, donde le pedía indultar a MARIO ABURTO, bajo el ideal romántico de “dar vuelta a la página” y poner “carpetazo final a este asunto” para iniciar “un camino hacia la reconciliación a través del perdón.” (Video: https://tinyurl.com/2xcnxrzw).
A lo cual el Presidente se negó. En tono de disculpa, dijo: “no voy a dar carpetazo” argumentando que “no puedo hacerlo, porque lo importante es que se investigue.” (Video: https://tinyurl.com/yusdw2eq).
HIPÓTESIS ANTIGUA
La idea del segundo atacante se remonta a los tiempos del exprocurador zedillista PABLO CHAPA BEZANILLA, quien manejó dicha línea temática con poca fortuna.
De aquellos días data el libro intitulado “El segundo disparo, la narcodemocracia mexicana” (Editorial Océano,1995) del truculento exdirigente estudiantil, activista de izquierda y columnista habilitado como agente federal a finales del salinismo, EDUARDO VALLE.
Con algunas diferencias. En un principio, el referido exagente del CISEN había sido señalado como un probable autor del crimen, por su parecido físico con ABURTO. Ahora se rescata ese nombre pero con el rango de coautor.
En paralelo se ha dicho que, además del disparo mortal en la sien izquierda propinado por ABURTO, el candidato mostraba orificios de bala en la zona del tórax, lo que revelaría la existencia de (al menos) un agresor más.
Sobre SÁNCHEZ ORTEGA, una ficha de la PGR lo describe de complexión mediana, 1.67 metros de estatura y 65 kilos de peso. Lo ubica como residente en Tijuana, nacido en Rosario, Sinaloa, el 24 de abril de 1961. Lo cual indica que al momento del atentado (marzo de 1994) estaba próximo a cumplir los 33 años
Y bueno, por desacreditado que esté el exprocurador CHAPA BEZANILLA, la hipótesis que involucra al exagente del CISEN suena interesante. Lo que sería cuestionable es que se utilice el tema para una enésima embestida mediática contra el Poder Judicial y GENARO GARCÍA LUNA.
¿Dos pájaros de un tiro?, huele a propaganda.
El personaje nos mira con ojos tristes mientras atraviesa una puerta en actitud de despedida, diciendo: “hasta el año próximo”. Se publicó un 23 de marzo, aniversario del crimen.
Y en efecto, desde aquel infausto 1994, el recuerdo se aviva temporalmente en cada conmemoración luctuosa, para luego desaparecer, tras sesudas pero improductivas cavilaciones de supuestos especialistas.
Quienes han escrito libros son entrevistados, alguien descubre algún detalle inédito (aunque poco sustantivo) de MARIO ABURTO, tal vez un encuadre desconocido en las cámaras o cierta revelación tremendista que a la postre poco importa.
Y esto suele ocurrir en marzo, año con año. Cada día con menos fuerza, a medida en que nuevas generaciones llegan a la edad adulta sin el recuerdo vivo de aquella tarde atroz en Lomas Taurinas.
El próximo mes de marzo se cumplirán 30 años. Quienes tengan esa edad o incluso 35 o 40, consignan el tema como algo ajeno a su experiencia o muy lejano, sin el impacto que dicha noticia causó en todo el mundo, al grado de que el presidente SALINAS maniobró para que los mercados de acciones y divisas interrumpieran actividades.
La gente menor a 40 quizás no recuerde que el magnicidio sacudió la paridad peso-dólar, la bolsa de valores, las reservas internacionales y hasta el rendimiento de los CETES.
La pregunta es por qué esta vez se adelanta el lamento nacional sobre el crimen nunca resuelto de quien fuera candidato del PRI a la Presidencia, cuando faltan más de 50 días para la fecha.
El detonador de este resurgimiento atípico fue una divergencia pública entre el Poder Ejecutivo y el Judicial en torno a una reciente línea de investigación. En orden cronológico, ocurrió lo siguiente:
(1) Al arranque del presente enero, la Fiscalía de la República se propuso arrestar al exagente del CISEN destacamentado en Tijuana JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ ORTEGA, a quien identifican como un “segundo tirador” y, por tanto, cómplice de MARIO ABURTO. Noticia que representaría un auténtico golpe mediático.
(2) Y ocurrió que el juez quinto de distrito penal con sede en Toluca, JESÚS ALBERTO CHÁVEZ, rechazó emitir la orden de captura al estimar insuficientes los elementos aportados por la FGR.
La única prueba fue la declaración de una dama poco confiable, que no estuvo presente en el lugar y ha modificado varias veces su testimonio.
(3) En respuesta, la FGR se inconformó contra el juez mediante un boletín fechado el pasado lunes 29 de enero, donde argumenta que las pruebas de rodizonato señalan que SÁNCHEZ ORTEGA disparó un arma y testigos lo recuerdan con la ropa manchada de sangre. Así lo dice el reporte oficial de prensa (https://tinyurl.com/yomqb3qy).
(4) El presidente LÓPEZ OBRADOR abordó de inmediato el asunto en su conferencia matutina. El tema es atractivo pues involucra en calidad de encubridor, a uno de los demonios favoritos del régimen, GENARO GARCÍA LUNA, por entonces Subdirector Operativo del CISEN.
De paso AMLO contestó a una petición reciente de DONALDO COLOSIO RIOJAS, donde le pedía indultar a MARIO ABURTO, bajo el ideal romántico de “dar vuelta a la página” y poner “carpetazo final a este asunto” para iniciar “un camino hacia la reconciliación a través del perdón.” (Video: https://tinyurl.com/2xcnxrzw).
A lo cual el Presidente se negó. En tono de disculpa, dijo: “no voy a dar carpetazo” argumentando que “no puedo hacerlo, porque lo importante es que se investigue.” (Video: https://tinyurl.com/yusdw2eq).
La idea del segundo atacante se remonta a los tiempos del exprocurador zedillista PABLO CHAPA BEZANILLA, quien manejó dicha línea temática con poca fortuna.
De aquellos días data el libro intitulado “El segundo disparo, la narcodemocracia mexicana” (Editorial Océano,1995) del truculento exdirigente estudiantil, activista de izquierda y columnista habilitado como agente federal a finales del salinismo, EDUARDO VALLE.
Con algunas diferencias. En un principio, el referido exagente del CISEN había sido señalado como un probable autor del crimen, por su parecido físico con ABURTO. Ahora se rescata ese nombre pero con el rango de coautor.
En paralelo se ha dicho que, además del disparo mortal en la sien izquierda propinado por ABURTO, el candidato mostraba orificios de bala en la zona del tórax, lo que revelaría la existencia de (al menos) un agresor más.
Sobre SÁNCHEZ ORTEGA, una ficha de la PGR lo describe de complexión mediana, 1.67 metros de estatura y 65 kilos de peso. Lo ubica como residente en Tijuana, nacido en Rosario, Sinaloa, el 24 de abril de 1961. Lo cual indica que al momento del atentado (marzo de 1994) estaba próximo a cumplir los 33 años
Y bueno, por desacreditado que esté el exprocurador CHAPA BEZANILLA, la hipótesis que involucra al exagente del CISEN suena interesante. Lo que sería cuestionable es que se utilice el tema para una enésima embestida mediática contra el Poder Judicial y GENARO GARCÍA LUNA.
¿Dos pájaros de un tiro?, huele a propaganda.