jueves, 4 de enero de 2024

Inacción federal, otra vez

Cd. Victoria, Tam.- Quienes seguimos de cerca las masacres de San Fernando en 2010 y 2011 supimos desde siempre que la responsabilidad principal era eminentemente federal. Policial y castrense, ambas.
Ello, pese a que FELIPE CALDERÓN HINOJOSA repetía de manera compulsiva su amarga (cínica, irresponsable) queja contra los alcaldes (entre ellos el de San Fernando) contra las policías municipales, las corporaciones estatales, el gobernador y hasta los exgobernadores.
Pero los verdes estuvieron ahí, al igual que los patrulleros federales de GENARO GARCÍA LUNA, estacionados en la inacción culposa. Nomás miraban, calladitos, testigos mudos, inexpresivos, como de adorno, con su entrecejo adusto, sin meter las manos siquiera.
Dejaban hacer, dejaban pasar y cuando la gente aterrorizada les pedía ayuda, la respuesta era la misma, en tono (incluso) de regaño:
-“Vaya a presentar su denuncia, nosotros no podemos hacer nada.”
Y claro que podrían hacerlo porque las adoloridas quejas por atracos en calles, carreteras y caminos vecinales eran reportadas en plena flagrancia.
Pero las fuerzas federales se quedaban inmóviles y con frialdad inexplicable dejaron actuar a la delincuencia. Lo mismo en San Fernando que en Ayotzinapa (2014). Antes bajo CALDERÓN, después con ENRIQUE PEÑA NIETO.
Lo cual nos remite a la masacre en Camargo, también de migrantes, en enero del 2021 y hasta en la pesadilla de Allende, Coahuila, en 2011.
Este es (o, al menos debiera ser) el punto de partida para explicar episodios como el vivido esta semana por los 31 migrantes (venezolanos, en efecto, aunque también de Ecuador, Honduras, Colombia y México) secuestrados en la ruta Monterrey-Reynosa.
 
SANOS Y SALVOS
En el caso que hoy nos ocupa, la buena noticia es que los migrantes ya fueron liberados. Se movió a tiempo el gobernador VILLARREAL ANAYA, concertó los apoyos necesarios y las víctimas recuperaron su libertad para recibir de inmediato traslado a lugar seguro, atención médica, alimentos.
Noticia estupenda, pero incompleta... ¿y los responsables?... ¿o nos vamos a conformar con la pura y simple devolución de los rehenes?...
Suele pasar, en este México lindo y querido, el que autoridades (y opinión pública misma) se conformen con el dicho aquel, preñado de conformismo: “de lo perdido, lo que aparezca.”
¿No se puede todo en esta vida?... ¿Habrá que agradecer, entonces, que hayan devuelto sanos y salvos a los migrantes raptados y las fotos así los muestren?
Aunque hay más temas pendientes que nos hablan de grandes lagunas informativas, mire usted…
¿A quien responsabilizamos del larguísimo trayecto que recorrieron los sudamericanos desde la frontera sur mexicana hasta Reynosa?
Es decir, las autoridades de entidades, municipalidades, territorios, que median entre las geografías de Chiapas y de Tamaulipas, del Suchiate al Bravo.
¿Cómo (y con el favor de quiénes) llegaron hasta acá?, ¿volando, acaso, o por alguna vía subterránea tal vez, un largo y sinuoso túnel desde alguna república bananera?, ¿un hoyo negro quizás, hoy que están de moda los portales interdimensionales referidos por el señor MAUSSÁN?
En el inter, la titular de Seguridad Pública federal ROSA ICELA RODRÍGUEZ VELÁZQUEZ calificó dicho episodio como “atípico” y detalló que el levantón de los paseantes habría ocurrido el día 30 de diciembre.
Aunque dada la frecuencia con que ocurren estas cosas, la palabra atípico resultaría la menos adecuada. Quizás sea lo contrario, un caso típico de estos tiempos y en dicho cinturón fronterizo. Nuevo Laredo, Miguel Alemán, Camargo, Reynosa, Río Bravo, Matamoros.
 
RUTA PREVIA
Al respecto sigue siendo un misterio por qué las autoridades encargadas de patrullar dicha zona siguen siendo tan inefectivas, pese a las frecuentes denuncias ciudadanas. Especialmente en los tramos carreteros que van de Monterrey a la frontera tamaulipeca.
Brilla por su ausencia la coordinación interestatal, pero (sobre todo) las corporaciones nacionales que tienen autoridad en ambos territorios, nuevoleonés y tamaulipeco. Sobre ellas pesa la responsabilidad mayor.
En particular, si consideramos la potente capacidad de fuego que hoy en día demuestra la delincuencia organizada. Verdaderos profesionales de la violencia, tan bien armados y pertrechados que solamente las fuerzas de SEDENA, SEMAR y la Guardia Nacional tendrían la capacidad de enfrentarlos con éxito.
Las denuncias menudean, la peligrosidad de dichas vías es tema de redes y medios, se hacen eco de ellas los organismos empresariales, uniones de transportistas, ganaderos, agricultores y prestadores de servicios turísticos.
Todos tienen historias trágicas que contar y su petición es unánime. Hace falta acción preventiva, no basta que la autoridad llegue cuando ya han ocurrido las desgracias, a levantar cadáveres, transportar heridos o rescatar víctimas.
Con verdadero trabajo de inteligencia (policial y militar) estos delitos se atajan a tiempo, por sistema, de rutina, sin esperar a que el caso le estalle al gobernante en turno. Al menos, así se trabaja en las democracias maduras.
Y es menester entender esto en el presente año electoral, cuando candidatas y candidatos a los más diversos cargos inevitablemente habrán de abordar el tema de la inseguridad, la actividad criminal y el reclamo social de paz y justicia. El 2024 ya llegó, a las campañas vamos.