Cd.
Victoria, Tam.- ¿AMLO y MONREAL?, narrativas
paralelas, como disidentes priístas entre los años ochentas y noventas, después
figuras señeras del PRD y hoy de MORENA.
Jamás existió una relación maestro-discípulo, sino una colaboración de socios, aliados tras el poder. Por ello tampoco vemos un pacto de obediencia, solo de avenencia.
Puros acuerdos temporales, con su recurrente forcejeo entre partes que se miran de frente y no agachan la cabeza. De ahí sus almuerzos periódicos en Palacio Nacional, para actualizar sus arreglos y evitar la confrontación, porque ambos saben que pueden hacerse mucho daño.
Los dos han sido gobernadores por el mismo partido, el PRD. El zacatecano tiene más escuela (licenciatura, maestría y doctorado en derecho); el tabasqueño tardó una década en terminar su tira de materias en Ciencias Políticas de la UNAM.
Nacido en 1960, RICARDO MONREAL ÁVILA es 7 años más joven que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR (1953). El primero cumple 61 años el próximo septiembre (signo de Virgo, por si ello fuera relevante). El segundo celebrará sus 68 en noviembre (escorpión, por si alguien no lo ha notado).
La paz armada entre ambos tiene, sin embargo, fecha de caducidad inevitable. La razón, MONREAL quiere ser presidente y AMLO está decidido a poner gente totalmente suya, para amortiguar el vacío postsexenal.
Vivimos, pues, la etapa final de una coexistencia pacífica entre dos personalidades expansivas y el preámbulo de una confrontación severa cuyas consecuencias hacia el interior de MORENA serían incalculables.
Viejo azote de las izquierdas en todo el mundo, el fantasma de la división asoma hoy y contribuye mucho a ello la verticalidad del tabasqueño en el ejercicio del mando.
AUTOCRACIA
OBLIGA
Ya he comentado aquí que LÓPEZ OBRADOR ha estado tomando previsiones para frenar a MONREAL, como mandar a su operador de programas sociales GABRIEL GARCÍA HERNÁNDEZ de regreso al senado, impulsar a MARTI BATRES rumbo a la jefatura de gobierno capitalina y descartar a RICARDO de la lista sucesoria.
Discrepancias mayores que no podrán aliviar los almuerzos en Palacio. Sobre todo, a partir de que el líder senatorial responde en tono tajante (amenazador, incluso) que estará en la boleta electoral del 2024, con o sin MORENA.
Lo cual lo ubica en franca rebeldía, cuyos efectos empezamos a ver en los ataques anónimos que perpetran las granjas de bots obradoristas en las redes sociales.
Columnistas y moneros se han ido sumando a esta línea. Se puso de moda pegarle al hereje, golpear al disidente (“¿pues qué se ha creído?”) para reforzar el dogma de que solo el sumo sacerdote puede decidir el proceso sucesorio dentro del partido oficial.
Aplican en ello la vieja frase del comandante FIDEL CASTRO (“Todo dentro de la revolución, nada fuera de la revolución”) pero en versión tropical: “no hay medias tintas, o se está con la 4T o se está contra la 4T.”
O la sirves o la derramas, o conmigo o contra mí. O bien acatas la norma en grado de abyección supina o te conviertes en enemigo del patriarca. Dicotomía tajante de matriz eminentemente religiosa, no solo bíblica, también el Corán plantea las cosas así.
La autoridad del caudillo viene de lo alto, es unipersonal y tiene un mando reconocido, con nombres y apellidos. Todo es paz y misericordia mientras no les lleves la contra.
Quien suponga que puede pensar y actuar por su cuenta, con independencia de criterio, no cabe en el esquema rígido que desde hoy impera en MORENA para el relevo de 2024.
EFECTO
REGIONAL
Aquí es donde se atraviesa el caso Tamaulipas, a pocos meses de que se definan las candidaturas en todos los partidos. La de MORENA, particularmente.
Hay dos aspirantes plenamente identificados con MONREAL: su suplente en el senado ALEJANDRO ROJAS DÍAZ-DURÁN y el titular de RTC RODOLFO GONZÁLEZ VALDERRAMA. Ambos en tesitura de llegar.
Y aunque los dos tienen trato directo con AMLO, las chispas que está sacando el choque presidencial con RICARDO los ubican en una tesitura difícil.
Otro caballero que se ubica en dicha vertiente es el doctor FELIPE GARZA NARVÁEZ, aunque su larga trayectoria lo ubica como un personaje de teflón, refractario a etiquetas grupales.
Trabajó primeramente para EMILIO MARTÍNEZ MANAUTOU, en la Tesorería del Estado y luego en Comunicación Social, sin cargar demasiado el apelativo de “manotuista”.
Lo mismo pasó con sus posteriores encomiendas en los equipos de AMÉRICO VILLARREAL GUERRA, MANUEL CAVAZOS LERMA, TOMÁS YARRINGTON RUVALCABA, EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, EGIDIO TORRE CANTÚ y BALTAZAR HINOJOSA OCHOA.
De cualquier manera existe la “sensación térmica” comentada en mi anterior columna (https://tinyurl.com/ygumdvhr) de que el alumbramiento está en curso y el doctor VILLARREAL ANAYA ha incrementado su ventaja en razón de la problemática que hoy vive MORENA en el plano nacional. Las grietas en la cúpula.
Y aunque las candidaturas en todos los partidos son esperadas hasta enero, al menos MARIO DELGADO tiene clara la conveniencia de adelantar vísperas con definiciones tempranas.
Como en los años del viejo PRI, se prepara con más tiempo la operación cicatriz y se deja listo el panorama para un fenómeno inevitable como es el de la cargada. Al baile vamos.
Jamás existió una relación maestro-discípulo, sino una colaboración de socios, aliados tras el poder. Por ello tampoco vemos un pacto de obediencia, solo de avenencia.
Puros acuerdos temporales, con su recurrente forcejeo entre partes que se miran de frente y no agachan la cabeza. De ahí sus almuerzos periódicos en Palacio Nacional, para actualizar sus arreglos y evitar la confrontación, porque ambos saben que pueden hacerse mucho daño.
Los dos han sido gobernadores por el mismo partido, el PRD. El zacatecano tiene más escuela (licenciatura, maestría y doctorado en derecho); el tabasqueño tardó una década en terminar su tira de materias en Ciencias Políticas de la UNAM.
Nacido en 1960, RICARDO MONREAL ÁVILA es 7 años más joven que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR (1953). El primero cumple 61 años el próximo septiembre (signo de Virgo, por si ello fuera relevante). El segundo celebrará sus 68 en noviembre (escorpión, por si alguien no lo ha notado).
La paz armada entre ambos tiene, sin embargo, fecha de caducidad inevitable. La razón, MONREAL quiere ser presidente y AMLO está decidido a poner gente totalmente suya, para amortiguar el vacío postsexenal.
Vivimos, pues, la etapa final de una coexistencia pacífica entre dos personalidades expansivas y el preámbulo de una confrontación severa cuyas consecuencias hacia el interior de MORENA serían incalculables.
Viejo azote de las izquierdas en todo el mundo, el fantasma de la división asoma hoy y contribuye mucho a ello la verticalidad del tabasqueño en el ejercicio del mando.
Ya he comentado aquí que LÓPEZ OBRADOR ha estado tomando previsiones para frenar a MONREAL, como mandar a su operador de programas sociales GABRIEL GARCÍA HERNÁNDEZ de regreso al senado, impulsar a MARTI BATRES rumbo a la jefatura de gobierno capitalina y descartar a RICARDO de la lista sucesoria.
Discrepancias mayores que no podrán aliviar los almuerzos en Palacio. Sobre todo, a partir de que el líder senatorial responde en tono tajante (amenazador, incluso) que estará en la boleta electoral del 2024, con o sin MORENA.
Lo cual lo ubica en franca rebeldía, cuyos efectos empezamos a ver en los ataques anónimos que perpetran las granjas de bots obradoristas en las redes sociales.
Columnistas y moneros se han ido sumando a esta línea. Se puso de moda pegarle al hereje, golpear al disidente (“¿pues qué se ha creído?”) para reforzar el dogma de que solo el sumo sacerdote puede decidir el proceso sucesorio dentro del partido oficial.
Aplican en ello la vieja frase del comandante FIDEL CASTRO (“Todo dentro de la revolución, nada fuera de la revolución”) pero en versión tropical: “no hay medias tintas, o se está con la 4T o se está contra la 4T.”
O la sirves o la derramas, o conmigo o contra mí. O bien acatas la norma en grado de abyección supina o te conviertes en enemigo del patriarca. Dicotomía tajante de matriz eminentemente religiosa, no solo bíblica, también el Corán plantea las cosas así.
La autoridad del caudillo viene de lo alto, es unipersonal y tiene un mando reconocido, con nombres y apellidos. Todo es paz y misericordia mientras no les lleves la contra.
Quien suponga que puede pensar y actuar por su cuenta, con independencia de criterio, no cabe en el esquema rígido que desde hoy impera en MORENA para el relevo de 2024.
Aquí es donde se atraviesa el caso Tamaulipas, a pocos meses de que se definan las candidaturas en todos los partidos. La de MORENA, particularmente.
Hay dos aspirantes plenamente identificados con MONREAL: su suplente en el senado ALEJANDRO ROJAS DÍAZ-DURÁN y el titular de RTC RODOLFO GONZÁLEZ VALDERRAMA. Ambos en tesitura de llegar.
Y aunque los dos tienen trato directo con AMLO, las chispas que está sacando el choque presidencial con RICARDO los ubican en una tesitura difícil.
Otro caballero que se ubica en dicha vertiente es el doctor FELIPE GARZA NARVÁEZ, aunque su larga trayectoria lo ubica como un personaje de teflón, refractario a etiquetas grupales.
Trabajó primeramente para EMILIO MARTÍNEZ MANAUTOU, en la Tesorería del Estado y luego en Comunicación Social, sin cargar demasiado el apelativo de “manotuista”.
Lo mismo pasó con sus posteriores encomiendas en los equipos de AMÉRICO VILLARREAL GUERRA, MANUEL CAVAZOS LERMA, TOMÁS YARRINGTON RUVALCABA, EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, EGIDIO TORRE CANTÚ y BALTAZAR HINOJOSA OCHOA.
De cualquier manera existe la “sensación térmica” comentada en mi anterior columna (https://tinyurl.com/ygumdvhr) de que el alumbramiento está en curso y el doctor VILLARREAL ANAYA ha incrementado su ventaja en razón de la problemática que hoy vive MORENA en el plano nacional. Las grietas en la cúpula.
Y aunque las candidaturas en todos los partidos son esperadas hasta enero, al menos MARIO DELGADO tiene clara la conveniencia de adelantar vísperas con definiciones tempranas.
Como en los años del viejo PRI, se prepara con más tiempo la operación cicatriz y se deja listo el panorama para un fenómeno inevitable como es el de la cargada. Al baile vamos.