Cd.
Victoria.- En aquel verano de 2018, a
muchos sorprendió la incorporación de JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL en el equipo de
campaña del entonces candidato de MORENA, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Mayor sería el asombro cuando el gobierno obradorista nombra a JOSÉ RAMÓN (el “J. R.”) representante del gobierno federal en Tamaulipas, con nivel de “superdelegado”.
De manera casi automática los medios regionales empezaron a incluir al joven GÓMEZ LEAL en la lista de aspirantes a la gubernatura, junto a personalidades de mucho mayor peso y experiencia como RODOLFO GONZÁLEZ VALDERRAMA, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y ALEJANDRO ROJAS DÍAZ-DURÁN.
Acaso la condición para merecer y conservar un lugar en dicha lista de prospectos, sería que el joven GÓMEZ fuera capaz de capitalizar tan importante apoyo, abanderando con vigor y emoción social las causas que defiende su gobierno.
Dos años después, la cosecha ha sido muy pobre. Poco o nada que informar más allá de esos recorridos meramente turísticos donde no aflora ni presencia, ni sustancia, ni propuesta.
Tampoco ha podido vencer el difícil hándicap de trabajar para las instituciones de MORENA, siendo cuñado de un gobernador panista enfrentado al gobierno central.
Lo cierto es que JOSÉ RAMÓN quedó en medio de una lucha entre gigantes que lo ubica en calidad de “sándwich”.
Por supuesto, ninguna culpa tiene del enfrentamiento actual. Su responsabilidad, en todo caso, fue meterse entre las patas de los caballos, aceptar una misión que ya para entonces tenía en perspectiva el actual conflicto. La bronca se veía venir y no le importó (o acaso la subestimó).
La actual guerra por el poder entre MORENA y el PAN se antoja, incluso, más severa, frontal, tormentosa, que la vieja rivalidad entre el PRI y el PAN en 2016.
Preocupante para el cuñado incómodo. Se cierran, pues, sus márgenes de maniobra, ya no hay espacio para la simulación. Dicho en palabras de ANDRÉS MANUEL: “o se está a favor de la transformación o se está en contra.”
Y, bueno, los votantes sin partido tienen plena libertad para zafarse de dicho dilema maniqueo. Nada les obliga a ello. En cambio, los militantes de MORENA (y más todavía, sus funcionarios) deben tener muy claro que la ambigüedad no les está permitida.
No pueden seguir nadando de muertito, con posturas ambivalentes, sin asumir plenamente la bandera de la institución a la que pertenecen, el gobierno y el partido que les otorgaron un lugar en la vida pública.
Igual, el “Jota Erre” deberá rendir cuentas detalladas sobre los programas sociales de carácter federal cuyo padrón administra en toda la entidad.
No tiene tampoco manera de deslindarse respecto a los negocios familiares que hoy son sujetos de investigación meticulosa. Incluyendo las pesquisas de las autoridades aduanales en la frontera tamaulipeca. De Nuevo Laredo a Matamoros y sin olvidar a Reynosa.
Sobre el perfil y talante de JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, reporteras fronterizas comentan por ahí una observación muy significativa.
Tiempo atrás, el muchacho andaba cansado y entre caritas de fuchi, bostezos y cierto desguance muscular, les confesaba a sus “amiguis” de los medios que pronto tendría oportunidad de recuperar fuerzas en unas ya próximas vacaciones por Europa.
¡Ups!, ouch, pum, tras, cuaz… Mire usted, no cualquiera en este mundo puede ver la política como un “hobby” divertido, una aventura muy “cool” con una agenda encantadora cada día, donde pueda conocer a gente “padre” que lo recibe y aplaude, salir retratado en periódicos, visitar la radio, hablar para la televisión, amén de viaticar de lo lindo… ¡Y que todavía le paguen!...
Hoy ese tiempo parece agotado. En el actual mayo de 2021, tanta frivolidad impacienta. Y en la capital mexicana ya le tomaron el pulso a GÓMEZ LEAL, tanto que están pensando en la mejor manera de sacudírselo pasando los comicios.
Ni modo. Que se regrese al catálogo de MACY'S del que parece haber salido y vuelva a modelar ropa linda en los restaurantes de postín texanos, aeropuertos, clubs de golf.
No le queda otra. La política exige perfiles distintos, más sanguíneos, bastante más comprometidos y, sobre todo, con rendición de cuentas y buenos resultados.
Mayor sería el asombro cuando el gobierno obradorista nombra a JOSÉ RAMÓN (el “J. R.”) representante del gobierno federal en Tamaulipas, con nivel de “superdelegado”.
De manera casi automática los medios regionales empezaron a incluir al joven GÓMEZ LEAL en la lista de aspirantes a la gubernatura, junto a personalidades de mucho mayor peso y experiencia como RODOLFO GONZÁLEZ VALDERRAMA, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y ALEJANDRO ROJAS DÍAZ-DURÁN.
Acaso la condición para merecer y conservar un lugar en dicha lista de prospectos, sería que el joven GÓMEZ fuera capaz de capitalizar tan importante apoyo, abanderando con vigor y emoción social las causas que defiende su gobierno.
Dos años después, la cosecha ha sido muy pobre. Poco o nada que informar más allá de esos recorridos meramente turísticos donde no aflora ni presencia, ni sustancia, ni propuesta.
Tampoco ha podido vencer el difícil hándicap de trabajar para las instituciones de MORENA, siendo cuñado de un gobernador panista enfrentado al gobierno central.
Lo cierto es que JOSÉ RAMÓN quedó en medio de una lucha entre gigantes que lo ubica en calidad de “sándwich”.
Por supuesto, ninguna culpa tiene del enfrentamiento actual. Su responsabilidad, en todo caso, fue meterse entre las patas de los caballos, aceptar una misión que ya para entonces tenía en perspectiva el actual conflicto. La bronca se veía venir y no le importó (o acaso la subestimó).
La actual guerra por el poder entre MORENA y el PAN se antoja, incluso, más severa, frontal, tormentosa, que la vieja rivalidad entre el PRI y el PAN en 2016.
Preocupante para el cuñado incómodo. Se cierran, pues, sus márgenes de maniobra, ya no hay espacio para la simulación. Dicho en palabras de ANDRÉS MANUEL: “o se está a favor de la transformación o se está en contra.”
Y, bueno, los votantes sin partido tienen plena libertad para zafarse de dicho dilema maniqueo. Nada les obliga a ello. En cambio, los militantes de MORENA (y más todavía, sus funcionarios) deben tener muy claro que la ambigüedad no les está permitida.
No pueden seguir nadando de muertito, con posturas ambivalentes, sin asumir plenamente la bandera de la institución a la que pertenecen, el gobierno y el partido que les otorgaron un lugar en la vida pública.
Igual, el “Jota Erre” deberá rendir cuentas detalladas sobre los programas sociales de carácter federal cuyo padrón administra en toda la entidad.
No tiene tampoco manera de deslindarse respecto a los negocios familiares que hoy son sujetos de investigación meticulosa. Incluyendo las pesquisas de las autoridades aduanales en la frontera tamaulipeca. De Nuevo Laredo a Matamoros y sin olvidar a Reynosa.
Sobre el perfil y talante de JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, reporteras fronterizas comentan por ahí una observación muy significativa.
Tiempo atrás, el muchacho andaba cansado y entre caritas de fuchi, bostezos y cierto desguance muscular, les confesaba a sus “amiguis” de los medios que pronto tendría oportunidad de recuperar fuerzas en unas ya próximas vacaciones por Europa.
¡Ups!, ouch, pum, tras, cuaz… Mire usted, no cualquiera en este mundo puede ver la política como un “hobby” divertido, una aventura muy “cool” con una agenda encantadora cada día, donde pueda conocer a gente “padre” que lo recibe y aplaude, salir retratado en periódicos, visitar la radio, hablar para la televisión, amén de viaticar de lo lindo… ¡Y que todavía le paguen!...
Hoy ese tiempo parece agotado. En el actual mayo de 2021, tanta frivolidad impacienta. Y en la capital mexicana ya le tomaron el pulso a GÓMEZ LEAL, tanto que están pensando en la mejor manera de sacudírselo pasando los comicios.
Ni modo. Que se regrese al catálogo de MACY'S del que parece haber salido y vuelva a modelar ropa linda en los restaurantes de postín texanos, aeropuertos, clubs de golf.
No le queda otra. La política exige perfiles distintos, más sanguíneos, bastante más comprometidos y, sobre todo, con rendición de cuentas y buenos resultados.