Cd.
Victoria, Tam.- Pregunta y reclamo en
una misma expresión. La primera vez que supe de ello fue por un lector anónimo
vía correo electrónico. No existían redes sociales, gobernaba VICENTE FOX.
Como todo columnista metiche, se me había ocurrido abordar
el escándalo nacional por las toallas de doña MARTHA SAHAGÚN, mejor conocido
como “toallagate”.
Podría decirse que la era de la transparencia se
inauguró con ese tonto episodio. Pasaje frívolo, nulo en importancia pero muy
ruidoso en los medios. Les dio tema a los caricaturistas para varios años.
En defensa de la señora SAHAGÚN, el triunfante panismo
encaraba entonces a sus críticos:
-“¿Y dónde estabas tú cuando SALINAS saqueaba el país
y ZEDILLO imponía el FOBAPROA?”.
La intención era muy clara. Acorralar al criticón y
reclamarle por qué (hasta entonces) reparaba en los errores de un gobierno, si fue
cómplice de los anteriores, como aplaudidor entusiasta o simple encubridor
pasivo.
Aunque la frase es todavía más vieja. Abunda en la
literatura detectivesca, series policiacas de televisión y películas del mismo
corte.
Nos remite a una escena clásica. Cuartucho oscuro, el
acusado en el banquillo, un potente reflector sobre su rostro y el inquisidor
policiaco con cara de perro bulldog señalando con índice de fuego…
-“¿Y en dónde estabas tú, a las (tales y tales) horas
del día (tal), cuando sucedieron los hechos?”
-“¿Y dónde estabas tú?”, pregunta el bíblico YAHVÉ
desde el libro de JOB, cuando lo cuestionan sobre sus decisiones, tras una
curiosa y cruel apuesta que protagonizó con su viejo antagonista SATÁN..
Mire usted, la culpa es cabrona. Acaso porque vivimos
en una cultura judeocristiana donde se nos dice que nacimos pecadores, es
relativamente fácil pedirle a la gente que responda por asuntos fuera de su
incumbencia.
Al respecto confieso que me apesadumbré cuando aquel
lector (¿lectora?) me reclamó por criticar a FOX y me inquirió que en dónde
estaba yo cuando los expresidentes priístas cometían tropelía y media.
Aunque una vez transcurrido el primer minuto de pasmo,
sorpresa, la respuesta fue muy sencilla.
-“Escribiendo lo mismo que dice usted” y añadí, “pero
no solo sobre el FOBAPROA o las trapacerías salinistas. También condenando y
exigiendo justicia tras los asesinatos de COLOSIO, RUIZ MASSIEU, el cardenal
POSADAS y CLOUTHIER.”
El asunto es que (1) alguien que no nos conoce, (2) señala
una supuesta defección en nuestro comportamiento (3) por algo que ocurrió años
atrás y del que (4) ni le consta ni tendría manera de saberlo.
Es una imputación mezquina, lanzada al viento y
carente de base empírica. No hay datos duros que la sustenten. Solo odio, mucho
odio.
LA VERSIÓN ACTUAL
Aunque el tema de hoy no es, precisamente recordar antiguallas.
Intento dar únicamente un contexto a dicho reclamo furibundo que (con el mismo
formato de pregunta) ha cobrado fuerza nuevamente, en estos tiempos de FACEBOOK,
TWITTER, LINKEDIN y WHATSAPP.
Solo que ahora gobierna MORENA y el argumento se
emplea en defensa de AMLO y contra sus críticos.
-“¿Y dónde estabas tú cuando secuestraron a los normalistas
de Ayotzinapa?, ¿Y dónde estabas tú cuando PEÑA privatizó el agua, cuando CALDERÓN
declaró la guerra al narco?” y demás etcéteras.
El esquema de la pregunta es tramposo, exige bisturí
porque tiene varios niveles de interpretación. La esencia del señalamiento es
algo así como “¿qué derecho tienes de criticar a AMLO si no lo hiciste con sus
antecesores en el mando?”
¿Dónde estábamos nosotros cuando PEÑA, CALDERÓN y FOX
hacían lo que hacían?...
Pues bien fácil, criticando a PEÑA, CALDERÓN y FOX,
dando cuenta de sus errores, fallas y arbitrariedades.
Narrando, con la extensión y periodicidad necesarias, los
crímenes cometidos en Iguala contra los maestros normalistas y la red de
complicidades oficiales, civiles y castrenses, en los tres niveles de gobierno,
Tomando nota de la Casa Blanca que se agenció doña
GAVIOTA, ¿qué más?...
Informándome y comentando sobre la Estafa Maestra. ¿algo
más?
-“¿Y dónde estabas tú cuando mataban a los de San
Fernando?”, bueno, por fortuna no estaba en San Fernando, ni tenía obligación
de estar ahí.
Pero, al igual que 125 millones de mexicanos (que tampoco
estuvieron ahí), me indignó, dolió, molestó. Trabajé en ello por muchas semanas
desde mi modesto espacio periodístico, reclamé justicia y le di voz a quienes
la pedían.
Un experimento interesante sería responder al
inquisidor anónimo (la mayoría lo son) con una pregunta igual: “¿Y tú??”… Aunque
cabría pedirle antes que se identifique porque discutir desde la oscuridad es
bien fácil para el fantasma que se esconde tras de un seudónimo.
Hay otra respuesta más fea: “¿Y qué chingados te
importa?”, pero prefiero no recomendarla.
Aunque algún chistoso en la red contestó de una manera
burlona que me pareció muy significativa:
-“¿Y en dónde estabas tú cuando HERNÁN CORTES le quemó
los pies a CUAUHTÉMOC, cuando ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA hizo venta de garaje
con nuestro territorio nacional y cuando golearon a México en el mundial de
Brasil?”
Se trata del viejo método de llevar el absurdo hasta las
últimas consecuencias, hasta sus extremos más grotescos, para entender la
magnitud del error. Su carácter atrabiliario, intolerante, abusivo.