Cd.
Victoria, Tam. Condecoraciones dudosas,
preseas que se otorgan a discreción, aplausos sobre pedido, laureles de oropel,
hojalata, plástico, guirnaldas que nunca serán de oliva.
La industria del reconocimiento público es un
subsistema del showbiz. Mundillo de chaquira y lentejuela que lucra de la
vanidad y medra de la jactancia en los cinco continentes.
Aunque en México (donde el culto a las apariencias
alcanza niveles de locura) la compraventa de caricias a la egolatría de los
famosos encuentra clientela amplia y diversificada.
Se ofertan galardones, estatuillas, medallas, trofeos,
reconocimientos en papel, madera o lámina y hasta doctorados honoris causa, con
su respectivo marco aterciopelado, para adornar oficinas, salas de espera,
pasillos. Ahí donde la gente pueda ver que el señor (o la dama) pertenecen al
mundo de los triunfadores.
Ocurre, pues, que dos tamaulipecos, el excandidato
perdedor a la gubernatura, BALTAZAR HINOJOSA y la actual dirigente tricolor en
Tamaulipas, YAHLEEL ABDALA, recibieron este fin de semana el premio “NAPOLITAN 2019”,
en la categoría denominada “GLOBAL DEMOCRACY” (democracia global).
Sus nombres aparecen entre una lista de 20, junto a personajes
del mismo corte, oriundos de Argentina, Ecuador, Venezuela, Colombia y España.
Responde por dichas preseas una organización
denominada “The Washington Academy of Political Arts and Sciences” (WAPAS) fundada
por el consultor político JOSEPH NAPOLITAN (1929-2013).
Organismo que año con año presume de reconocer “la
excelencia del trabajo y el talento en la industria de la comunicación política”,
para mejorar la democracia en el mundo.
Desde luego, los organizadores dicen (juran, afirman,
aseguran) que los “Napolitans Awards” son los galardones “más prestigiosos y
codiciados” en su ramo y equivalen a los Óscares de la cinematografía.
OJOS DE
PLATO
La noticia parece una burla, acaso lo sea, o, al menos
llega plagada de humor involuntario: ¿BALTAZAR demócrata?...
¿Qué dirían los esmirriados asistentes a la noche de
gala del domingo pasado en Washington, si les dijéramos que las tres
candidaturas obtenidas por el ciudadano HINOJOSA (alcalde de Matamoros,
diputado federal, gobernador) fueron por dedazo, sin pasar por elección interna
alguna, ni nada que se parezca a las primarias o los caucus del sistema americano?
¿O si les recordamos que también han sido por dedazo
las candidaturas de la señora ABDALÁ, (1) la de diputada federal que conquistó
en 2015, (2) la postulación a senadora que perdió en 2018 (3) y también su
actual cargo como dirigente estatal del PRI, donde no concursó con nadie, pues
la decisión directa vino del CEN?
Pero bueno, para eso son las condecoraciones a modo,
para levantar el ánimo, adormecer la neurona, estimular la cortesanía, restañar
heridas, proyectar sombras chinescas sobre el muro de la opinión pública.
Se diría que es autoengaño consensado. Simulación
compartida entre quienes otorgan y reciben. Unos juegan a reconocer, otros a ser
reconocidos.
Por supuesto, también habrá quienes jueguen a ovacionar
(así sea por puro compromiso) aunque no entiendan mucho lo que está pasando.
Otros lo harán en los días subsiguientes...
-“Felicidades por tu premio, no sé qué es, ni por qué,
pero felicidades…”
La ambigüedad es reveladora. Lo importante en esos
ámbitos no es el trabajo, ni la virtud, ni el esfuerzo sujeto a honra.
Lo medular es la distinción misma. Salir en la foto, sentir
en la mollera el calor de los reflectores, verse en noticieros y portadas de
revista. Imaginar (así sea por un instante fugaz) que la vida tiene algún significado.
PREMIOS VEMOS
¿A qué mercado va dirigida la industria del
reconocimiento?... Su nicho son los oficios y profesiones que viven del
aplauso, la fama y la imagen pública, la aclamación, el palmoteo, la notoriedad
constante y sonante, el posicionamiento de su propio nombre (calca directa del
branding en Mercadotecnia).
Actrices, cantantes, conductores televisivos, danzarines,
publirrelacionistas, empresarios del espectáculo, conferencistas y (por
supuesto) los políticos.
Para ser precisos, aquellos políticos que por alguna
debilidad o malformación personal, han contraído una adicción severa a palmas y
reflectores.
Vicio insaciable que exige dosis crecientes de
vitamínicos para el ego, aduladores de oficina, corifeos de pasillo, emuladores
del aplauso callejero y foto grande en las primeras planas.
Se trata de preseas que, de paso, funcionan como
tapadera puntual de ineptitudes.
Solo un entorno así nos permite explicar que el exalcalde
cuerudo ARTURO DIEZ GUTIÉRREZ se haya proclamado como el mejor edil de la
galaxia.
O que una simpática agencia de consultores (CAUDAE,
Estrategias) que realiza encuestas de popularidad entre políticos y (además)
les vende asesorías, califique al doctor XICOTÉNCATL GONZÁLEZ URESTI como el
quinto edil mejor valorado del país.
De ser esto cierto, entre los 2 mil 457 presidentes
municipales de la República, XICOTÉNCATL destacaría (lea usted) por su
integridad personal y un asombroso rosario de virtudes, enunciadas, sin pudor ni
medida, por los mismos chicos de CAUDAE:
-“Honradez, honestidad, respeto por los demás,
corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo,
puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en sus
acciones.”
¡Ande usted, nomás les faltó chulear el leotardo gris
plata con rayas fucsia!...
RIGOR
NECESARIO
Pero ocurre que en los últimos años, reporteros algo
quisquillosos (y con rigurosa vocación de aguafiestas) han venido manifestando dudas
razonables sobre esta suerte de reconocimientos. Mejor aún, los han
investigado.
Amén de cuestionar a los membretes que los otorgan, como
el Instituto Mexicano de Evaluación y el Instituto Mejores Gobernantes, agencias
de consultoría nacionales (CAUDE) y norteamericanas (WAPAS), entre muchas más.
Y es que el tiempo descubre muchas cosas. Personajes
que fueron galardonados y reconocidos por alguna de tantas agencias, para encomiar
su honestidad prístina y su más exquisita inteligencia, se han convertido luego
en prófugos de la justicia.
Multipremiados, ultracondecorados, con tantas medallas
que no les caben en el pecho, anduvieron a salto de mata exgobernadores como el
veracruzano DUARTE, el quintanarroense BORGE, el tabasqueño GRANIER y dos de
Tamaulipas, YARRINGTON y HERNÁNDEZ.
Por demás patético el caso de una exalcaldesa en
Alvarado, Veracruz, quien recibió el trofeo “TLATOANI” en atención a sus excelsitudes
como gobernante. Tiempo después fue detenida por asesinar a su secretario.
Importa entonces, abrir espacio amplio a la variedad
de interrogantes que el tema necesariamente suscita. Que la transparencia nos
diga, por ejemplo, si tan generosos organismos que hoy premian con felices cánticos
de alabanza, facturan en paralelo por otros servicios.