Cd. Victoria, Tam.- Hasta donde puedo, trato de no polemizar con el colega riobravense JOSÉ ÁNGEL SOLORIO, entre otras razones porque mi estilo de discusión se aproxima más a la esgrima y SOLORIO argumenta a fogonazos.
La semana pasada hizo alusión a mi persona en una columna donde rinde homenaje al desaparecido exalcalde cuerudo RAMÓN DURÓN RUIZ, destacando su buen hábito de visitar hospitales y repartir regalos entre pacientes infantiles, disfrazado de SANTOCLÓS (https://tinyurl.com/266h2472).
Esto que escribe JOSÉ ANGEL es cierto. Me tocó andar por esos pasillos a mediados de la década pasada porque un familiar cercano se encontraba en tratamiento y ver llegar a DURÓN con su atuendo navideño, repartiendo regalos y sonrisas.
Cosa que agradecí desde mi cuenta de FACEBOOK, de manera sincera y con fotografías, dejando a un lado las divergencias sustantivas que por años sostuve con el “Filósofo de Güémez”.
Me pareció admirable ese gesto por su carácter generoso y anónimo. No lo hacía RAMÓN para lucimiento personal; buscaba el bien por el bien mismo, sin esperar aplauso.
Tarea filantrópica por la que sigue siendo recordado. Hombre perseverante, pulió su perfil en el difícil arte de ganar amigos, al viejo estilo de DALE CARNEGIE, con amabilidad calculada.
Por eso, cuando se supo de su repentina y dolorosa ausencia, el 31 de mayo de 2016, hubo duelo genuino en la capital tamaulipeca. Caso insólito, se le rindió un homenaje similar a un Funeral de Estado, en el lobby del Centro Cultural Tamaulipas.
EL HALLAZGO
Hasta aquí creo que estamos de acuerdo. Por aquellos años, el autor de esta columna había descubierto un aspecto inesperado en la personalidad de RAMÓN. La incorporación sistemática de textos ajenos en sus libros.
Todo empezó cuando una autora española de autoayuda, CARMEN MORENO MARTÍN, denunció que un material suyo había sido reproducido en la columna del “Filósofo de Güémez”, sin pedirle permiso ni citar fuente.
El caso me atrapó al comprobar que no eran travesuras aisladas, sino una ingeniosa manera de trabajar para labrarse una imagen de escritor, periodista, filósofo y conferencista. Vaya hallazgo.
Días después, con auxilio de Google, observé que un sesudo análisis del “Filósofo” sobre las democracias europeas se había publicado meses atrás en diario REFORMA, con la firma de CARLOS FUENTES.
De mis sorpresas tomaron nota colegas como GABY HERNÁNDEZ y ROBERTO AGUILAR, corresponsales de PROCESO y EL UNIVERSAL. También ALFREDO LICEAGA, quien sacó en la portada del CINCO un encabezado memorable (“No es filósofo, es pirata”).
Animado por los resultados, me enfoqué en los libros. Como narrador entusiasta de chistes, DURÓN dedicó una de sus obras al anecdotario clerical, historias de padrecitos (“Oscuras, os monaguillos, os papas”).
En dicha obra dedica medio centenar de páginas a reseñar la historia de las religiones. Todo vaciado de WIKIPEDIA, sin cita directa. Solo al final aparece un link, sin precisar a cual parte del libro corresponde, ni advertir que se trata de un “copy-paste” literal.
Caso exquisito, detecté un texto de LETRAS LIBRES, nada menos que de GUILLERMO SHERIDAN, el escritor que por años ha investigado casos de plagio.
Mi curiosidad creció. Abrí entonces “Gobernabilidad secuestrada”, colección de ensayos con temática variada (jurídica, económica, política) editado con el sello de la UAT.
De sorpresa en sorpresa, detecté textos del más variado origen. Uno tras otro, aparecían autores como JOSÉ WOLDENBERG, ARMANDO BARTRA, DAVID IBARRA, CIRO MURAYAMA, ÁLVARO DE GASPERÍN y ANTONELLA ATTILI, entre tantos más.
Hay todo un capítulo con una cronología completa, año por año, mes por mes, sobre las negociaciones del gobierno mexicano y el Ejército Zapatista, escrito original de CESAR ENRIQUE PINEDA, sociólogo de la UNAM.
Más de 30 páginas copiadas y pegadas, sin informar al lector que se trata de un texto ajeno. Fue tomado íntegramente de la ONG chiapaneca “Servicio Internacional para la Paz” (SIPAZ, https://www.sipaz.org).
POLÍTICOS TAMBIÉN
Entre la pedacería y copias parciales de discursos, figura un “speech” del titular del Banco de México FRANCISCO GIL DÍAZ, vertido en una Convención Hacendaria de Coahuila.
Quienes hayan ayudado al autor en esta tarea recurrieron a los archivos de las legislaturas estatales y federales, acervos ricos en material y cuyas iniciativas de decreto suelen ser acompañadas con amplia información contextual para justificar algún proyecto de reforma.
Veta colosal y prácticamente inagotable para los buscadores de escritos que, con ligeros ajustes, pueden ser reciclados como tareas escolares, artículos de prensa o bien reunidos hasta completar un libro.
Las adiciones a una ley a veces se reducen a dos o tres líneas, pero la justificación previa es larga (los llamados “considerandos”) y constituye un suculento botín con textos analíticos de donde cortar, cuando se busca alimentar la fama de presunto experto. Frialdad extrema que provoca escalofríos.
Se queja JOSÉ ANGEL de mis “ácidos comentarios” contra DURÓN y asume en ellos maledicencia. Ni una cosa ni otra. Lo mío fue (en principio) un hallazgo inesperado, con hilos narrativos listos para ser jalados.
Nada personal, los datos duros fueron mi guía. Debo decir que había material de sobra para escribir al menos un libro sobre el tema. Lo pensé seriamente, empecé a trabajar en ello a finales del 2015.
Sin embargo, en aquel verano de 2016, tras el repentino adiós, decidí cancelar el proyecto, por elemental respeto a su familia. Hoy lo rescato como un recuerdo lejano y le doy punto final.
La semana pasada hizo alusión a mi persona en una columna donde rinde homenaje al desaparecido exalcalde cuerudo RAMÓN DURÓN RUIZ, destacando su buen hábito de visitar hospitales y repartir regalos entre pacientes infantiles, disfrazado de SANTOCLÓS (https://tinyurl.com/266h2472).
Esto que escribe JOSÉ ANGEL es cierto. Me tocó andar por esos pasillos a mediados de la década pasada porque un familiar cercano se encontraba en tratamiento y ver llegar a DURÓN con su atuendo navideño, repartiendo regalos y sonrisas.
Cosa que agradecí desde mi cuenta de FACEBOOK, de manera sincera y con fotografías, dejando a un lado las divergencias sustantivas que por años sostuve con el “Filósofo de Güémez”.
Me pareció admirable ese gesto por su carácter generoso y anónimo. No lo hacía RAMÓN para lucimiento personal; buscaba el bien por el bien mismo, sin esperar aplauso.
Tarea filantrópica por la que sigue siendo recordado. Hombre perseverante, pulió su perfil en el difícil arte de ganar amigos, al viejo estilo de DALE CARNEGIE, con amabilidad calculada.
Por eso, cuando se supo de su repentina y dolorosa ausencia, el 31 de mayo de 2016, hubo duelo genuino en la capital tamaulipeca. Caso insólito, se le rindió un homenaje similar a un Funeral de Estado, en el lobby del Centro Cultural Tamaulipas.
EL HALLAZGO
Hasta aquí creo que estamos de acuerdo. Por aquellos años, el autor de esta columna había descubierto un aspecto inesperado en la personalidad de RAMÓN. La incorporación sistemática de textos ajenos en sus libros.
Todo empezó cuando una autora española de autoayuda, CARMEN MORENO MARTÍN, denunció que un material suyo había sido reproducido en la columna del “Filósofo de Güémez”, sin pedirle permiso ni citar fuente.
El caso me atrapó al comprobar que no eran travesuras aisladas, sino una ingeniosa manera de trabajar para labrarse una imagen de escritor, periodista, filósofo y conferencista. Vaya hallazgo.
Días después, con auxilio de Google, observé que un sesudo análisis del “Filósofo” sobre las democracias europeas se había publicado meses atrás en diario REFORMA, con la firma de CARLOS FUENTES.
De mis sorpresas tomaron nota colegas como GABY HERNÁNDEZ y ROBERTO AGUILAR, corresponsales de PROCESO y EL UNIVERSAL. También ALFREDO LICEAGA, quien sacó en la portada del CINCO un encabezado memorable (“No es filósofo, es pirata”).
Animado por los resultados, me enfoqué en los libros. Como narrador entusiasta de chistes, DURÓN dedicó una de sus obras al anecdotario clerical, historias de padrecitos (“Oscuras, os monaguillos, os papas”).
En dicha obra dedica medio centenar de páginas a reseñar la historia de las religiones. Todo vaciado de WIKIPEDIA, sin cita directa. Solo al final aparece un link, sin precisar a cual parte del libro corresponde, ni advertir que se trata de un “copy-paste” literal.
Caso exquisito, detecté un texto de LETRAS LIBRES, nada menos que de GUILLERMO SHERIDAN, el escritor que por años ha investigado casos de plagio.
Mi curiosidad creció. Abrí entonces “Gobernabilidad secuestrada”, colección de ensayos con temática variada (jurídica, económica, política) editado con el sello de la UAT.
De sorpresa en sorpresa, detecté textos del más variado origen. Uno tras otro, aparecían autores como JOSÉ WOLDENBERG, ARMANDO BARTRA, DAVID IBARRA, CIRO MURAYAMA, ÁLVARO DE GASPERÍN y ANTONELLA ATTILI, entre tantos más.
Hay todo un capítulo con una cronología completa, año por año, mes por mes, sobre las negociaciones del gobierno mexicano y el Ejército Zapatista, escrito original de CESAR ENRIQUE PINEDA, sociólogo de la UNAM.
Más de 30 páginas copiadas y pegadas, sin informar al lector que se trata de un texto ajeno. Fue tomado íntegramente de la ONG chiapaneca “Servicio Internacional para la Paz” (SIPAZ, https://www.sipaz.org).
POLÍTICOS TAMBIÉN
Entre la pedacería y copias parciales de discursos, figura un “speech” del titular del Banco de México FRANCISCO GIL DÍAZ, vertido en una Convención Hacendaria de Coahuila.
Quienes hayan ayudado al autor en esta tarea recurrieron a los archivos de las legislaturas estatales y federales, acervos ricos en material y cuyas iniciativas de decreto suelen ser acompañadas con amplia información contextual para justificar algún proyecto de reforma.
Veta colosal y prácticamente inagotable para los buscadores de escritos que, con ligeros ajustes, pueden ser reciclados como tareas escolares, artículos de prensa o bien reunidos hasta completar un libro.
Las adiciones a una ley a veces se reducen a dos o tres líneas, pero la justificación previa es larga (los llamados “considerandos”) y constituye un suculento botín con textos analíticos de donde cortar, cuando se busca alimentar la fama de presunto experto. Frialdad extrema que provoca escalofríos.
Se queja JOSÉ ANGEL de mis “ácidos comentarios” contra DURÓN y asume en ellos maledicencia. Ni una cosa ni otra. Lo mío fue (en principio) un hallazgo inesperado, con hilos narrativos listos para ser jalados.
Nada personal, los datos duros fueron mi guía. Debo decir que había material de sobra para escribir al menos un libro sobre el tema. Lo pensé seriamente, empecé a trabajar en ello a finales del 2015.
Sin embargo, en aquel verano de 2016, tras el repentino adiós, decidí cancelar el proyecto, por elemental respeto a su familia. Hoy lo rescato como un recuerdo lejano y le doy punto final.