viernes, 30 de agosto de 2024

Temporada de chapulines

Cd. Victoria, Tam.- Senador y senadora recién electos, son noticia porque brincan a MORENA, ante la necesidad que tiene este partido de tres sillones más, para alcanzar la mayoría calificada en la Cámara Alta.
Al momento de escribir estas líneas, restaría solamente uno, aunque podría ser cuestión de horas, hoy que los chapulines de todos los partidos hacen fila en espera de alguna oferta (aunque sea chiquita) para mudarse a la triunfadora bancada guinda.
Primero las damas, ARACELI SAUCEDO REYES es una abogada de Oropeo, Michoacán, la entidad nativa del cardenismo. En tanto JOSÉ SABINO, “Chavo” HERRERA DAGDUG es un ganadero afecto a la charrería, oriundo de Huimanguillo, Tabasco, entidad donde nació el obradorismo.
Nacidos en 1980 (ARACELI en enero, SABINO en junio) ambos tienen 44 años cumplidos y presumen de tener (bajo distintos membretes) una militancia estable dentro de la izquierda.
Hay sobreoferta de traidores, lo cual abarata la tarifa y hasta podría ser que lo hagan gratis, nomás para no quedarse atorados en el lado incorrecto de la historia.
En la víspera se pensó que los mutantes podrían venir del PRI o del MC, afamados por “facilones”. Y es que, mire usted, las ventajas: (1) la mudanza es gratuita, (2) incorporarse al bando oficialista equivale a un tratamiento antiedad, algo así como una exfoliación o “peeling” ideológico, amén de (3) una muy estimulante reubicación, del equipo opositor al bando gobernante, (4) la posibilidad de permanecer en la nómina en el mediano plazo, al amparo de MORENA y con ello (5) abandonar el coro de las lamentaciones por la derrota de junio pasado para (6) incorporarse de lleno al jubileo de los triunfadores.
 
RAZONES DEL CAMBIO
Por experiencia sabemos que en política hay muchas maneras de abandonar un barco, es decir, un partido, una bancada, un grupo parlamentario, federal o estatal.
Cuando el (la) tránsfuga en cuestión tienen razones, posicionamientos, diferencias válidas que dan sustento a su inconformidad, por lo general lo manifiestan con la debida puntualidad.
Sobre todo si sienten alguna suerte de compromiso (agradecimiento, deuda moral) hacia quienes votaron por ellos (ellas). Quienes les dieron su apoyo no solo moral también su tiempo y hasta le pusieron quintos a la charola.
Fue el caso de rupturas históricas como la que en su momento protagonizaron CUAUHTÉMOC CÁRDENAS PORFIRIO MUÑOZ LEDO y la doctora IFIGENIA MARTÍNEZ, al dejar atrás su militancia de años en el PRI.
La gente supo por qué lo hicieron, se enteró de su reclamo democrático, su lucha contra el dedazo y también de los planteamientos nacionalistas que enarbolaban frente a la ortodoxia gobernante encarnada en MIGUEL DE LA MADRID y CARLOS SALINAS.
Hoy, en cambio, las mudanzas de partido y bancada son tan rutinarias como el cambiarse de calzones. En muchos casos, se acuestan tricolores y amanecen albiazules. O bien buscan un lugarcito en MORENA.
Años atrás, aquí en Victoria fuimos testigos del desenfado que mostraron YAHLEEL ABDALÁ y OSCAR ALMARÁZ, por citar dos ejemplos de neopanistas, antes destacados militantes del partido tricolor.
En el caso de YAHLEEL, hasta presidenta fue del Comité Directivo Estatal. En tanto, ALMARAZ fue tesorero estatal y alcalde capitalino. Dieron la marometa juntos, sin perder la sonrisa.
En pareja se les vio entrar felizmente al edificio del 22 Berriozábal, sede estatal del PAN, sin que simpatizantes ni electores supieran con precisión de alguna disidencia o planteamiento crítico hacia el partido que generosamente los cobijó.
Y esto sucede porque, en buena medida, no hay una divergencia ideológica. Y no la hay porque tampoco hubo (ni antes, ni después) ideología alguna que animara sus carreras. Ambición de poder, punto.
 
LA QUINTETA BRINCOLÍN
Es el caso también de las cinco diputadas locales de MORENA (NANCY, LIDIA, NAYELLI y las dos LETICIAS) que anduvieron jugando a las “sillitas” durante la agonizante 65 legislatura tamaulipeca.
Pensando desde el bolsillo, se mudaron sin pudor ni explicación alguna a la bancada del PAN, para congraciarse con el entonces gobernador CABEZA DE VACA y su exsecretario general de Gobierno CÉSAR VERÁSTEGUI habilitado candidato a la gubernatura.
Derrotado este último, las también llamadas “diputadas brincolín” pegaron un nuevo salto, pero no en aras de la congruencia, ni de la lealtad a determinados valores o principios. Siguieron solo la ruta del poder, regresando a MORENA tras la derrota de VERÁSTEGUI.
Aunque el lamentable espectáculo no terminó ahí. Todavía una de ellas emprendió una postrera acrobacia, al tocar por segunda vez la puerta de Acción Nacional, sin ofrecer explicación a sus votantes.
Por ello la legislatura saliente queda para la historia como una de las más improductivas y conflictivas que se recuerde en muchos años. Tuvieron tres jefes en JUCOPO, ARMANDO ZERTUCHE, FELIX GARCÍA AGUIAR y ÚRSULA SALAZAR y de los tres no se hizo uno.
Muy poco contribuyeron a enmendar el desastre que dejó la administración cabezona, no se sabe si por incapacidad de origen o ineptitud deliberada.
La entrante legislatura 66 deberá tomar nota de ello y analizar con espíritu crítico el trabajo pendiente que heredan de la camada anterior. Ahora que el partido guinda tiene de nuevo mayoría calificada, será tiempo de arremangarse la camisa y entrarle de lleno a todos los pendientes. Esperemos que sin acrobacias ni retrocesos.