martes, 12 de diciembre de 2023

El amparo como industria

Cd. Victoria, Tam.- Ahí van de nuevo. Toca el turno (otra vez) al fiscal anticorrupción RAÚL RAMÍREZ CASTAÑEDA, como antes le cayó la bolita al auditor JORGE ESPINO, al exgobernador CABEZA, alguno de sus familiares. Son muchos.
La rutina es más o menos la misma. Trasciende la investigación, afloran nuevos cargos (o viejitos, pero actualizados), reaccionan los medios, se multiplican los encabezados de prensa, hacen eco las redes sociales y (como acto reflejo, automatismo vil) llega el amparo.
La nota dice que el traído y llevado RAMÍREZ CASTAÑEDA estaría siendo investigado junto a familiares y socios por presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita.
O sea que no es uno, son varios los amparos que deberán promover esta vez. Como ocurrió en septiembre pasado cuando el gobernador vecino SAMUEL GARCIA amparó a 12 miembros de su familia. 
Todo un combo de artimañas legales que de un solo golpe tendió su manto protector sobre los padres del mandatario, un hermano, dos hermanas, su esposa (la fosfo), sus suegros, un cuñado, una cuñada y hasta el esposo de la cuñada.
¿Y en dónde tramitó todo eso?, adivinó usted... ¡en Reynosa!, ciudad hoy convertida en la meca de los amparos felices. Si señor, la capital mundial de la alegría. (https://tinyurl.com/yvdj8lfm).
Destino y fuente natural de la impunidad jurídicamente sustentada, cohonestada, blindada mediante papeluchos jurídicos, con firma y sello del poder judicial al calce, estatal o federal.
Algo que ya empezamos a ver casi tan natural como ir a Houston a operarse, viajar a Las Vegas para casarse o pagar una manda en San Juan de los Lagos. 
Y ni siquiera hay manera de que el SAT vigile o sancione tales repuntes de prosperidad súbita en los bolsillos, porque son favores que se pagan en greña. En marmaja viva, billete verde, a menudo al lado opuesto del río, donde la pista se pierde (oiga usted) con tanta (pero tanta) facilidad.
Ahí, donde los ancianos de la ley tienen media vida hecha y documentada en la rivera norte del Bravo, con papeles y todo, rutas ya trazadas para rebotar el dinero y hacerlo legalito antes de que cante un gallo.

DESPACHO SANPETRINO
¿Qué más dicen de RAMÍREZ sus acusadores?... Hablan de una presunta participación en cierta red de empresas fachada, de las llamadas factureras, en este caso establecidas en el vecino estado de Nuevo León.
Al respecto, la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal presentó una querella contra el susodicho, familiares y amigos que le acompañan, donde además del referido delito de operar con recursos de procedencia maligna, se mencionan los de peculado, ejercicio ilegal del servicio público, delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito.
Habría una turbia relación de negocios entre el gobierno cabezón y el despacho “RAMÍREZ CASTAÑEDA & ABOGADOS”, con sede en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Pues sí, son muchos pecados. Aunque debemos recordar que los de PANCHO CABEZA eran también media docena (acaso más) cuando llegaron aquellas cajas de expedientes al Congreso de la Unión para sustentar el proceso de desafuero.
Mismos que al paso del tiempo (por quien sabe qué magia) el inútil de SANTIAGO NIETO y su compadrito PABLO GÓMEZ (más la oportuna intermediación, dicen, de JULITO SCHERER) redujeron el tambache de cargos a un triste fraude fiscal por unas “taxas” que el exmandatario olvidó pagar en la compraventa de un condominio.
Así que (por todo ello) los protagonistas de este nuevo (o renovado) caso, como son los miembros del clan RAMÍREZ, quizás no debieran angustiarse demasiado.
A estas alturas ya debe estar cocinándose el platón de amparos entre alguno de los mercaderes que surten de fallos bondadosos a dicha pandilla, una vez divulgados los nuevos cargos que penden sobre el fiscal y su gente.
Sirva de ejemplo la hazaña de su exjefe, cuando logró reducir aquellos graves cargos que merecieron el reportaje de portada en PROCESO (diciembre de 2020), a una simplona falta fiscal. Todo se puede en la vida, sabiendo cómo y (sobre todo) habiendo con qué.

IMPUNIDAD EN VENTA
Y, oiga usted, en eso están los señores jueces y magistrados. Tan dispuestos hoy día para escuchar al quejoso, solicitante, peticionario, interesado, demandante (lloriqueante acaso) que en cuestión de minutos se transforma en cliente.
O, en algunos casos, ya era cliente y solo se acerca a refrendar su condición de comprador recurrente, viajero frecuente, consumidor VIP de favores jurídicos, armado de la suficiente entereza económica para doblar hasta el más exigente doctor de la ley.
Sorprende su rapidez de reflejos. No apenas el interfecto es señalado por algún ilícito, brinca el amparo como si hubieran apretado un botón.
Hasta se diría que tienen el machote a modo, con los espacios básicos en blanco para ser llenados de inmediato en cuanto les piden el favor. Nombre, fecha, cargos. La sombrilla legal queda lista en pocos minutos. Maravillas de la era digital, una llamada por WhatsApp lo confirma. 
Mire usted en lo que terminó el derecho de amparo, esa joya de la abogacía mexicana que en algún tiempo mereció la admiración de no pocos maestros constitucionalistas. En una floreciente industria.