Cd. Victoria,
Tam.- Arrestado y fichado
como cualquier malandro, aunque libre después, bajo fianza. Es la nota de este
martes a media tarde, tras la comparecencia del expresidente DONALD TRUMP ante
un tribunal federal de Florida. Cito en forma resumida:
“El expresidente de los Estados Unidos llegó a la Corte Federal de Miami, Florida, donde quedó bajo arresto por los 37 delitos federales que le imputa el Departamento de Justicia. Fue detenido oficialmente por agentes del FBI quienes le tomaron la fotografía y sus huellas digitales como parte del procedimiento de arresto oficial.” (https://tinyl.io/8mWZ).
¿Estiró el hilo de más?, mire usted. El establishment ultraconservador, belicista, blanco, anglosajón, parecía dispuesto a soportarle todos sus excesos. Hasta se los celebraban.
Aún la derecha más timorata prefería encogerse de hombros cuando los medios identificaban a TRUMP como un acosador serial de mujeres, abusador, violador, un rival majadero y barbaján; contumaz evasor de impuestos y el presidente más opaco de toda la historia en materia fiscal.
Los republicanos igualmente le perdonaron que haya sido el instigador directo y responsable principal del violento asalto al capitolio que grupos fundamentalistas perpetraron en enero del 2021.
Acaso ello le haya permitido pensar que (según sus propias palabras) podría sacar una pistola y matar a cualquier persona en la Quinta Avenida de Nueva York, sin perder por ello un solo voto (https://youtu.be/S-_jflxGTsI).
Peligroso, desde luego, para la salud mental de un individuo el sentirse superior a todo escrúpulo moral, habitante de un limbo excepcional, por encima de la ley, más allá del bien y el mal. Sentirse un dios, presumirlo y después creerlo.
REBASANDO LÍMITES
Lo que ahora TRUMP empieza a entender es que existe un punto donde la más rancia oligarquía norteamericana jamás va a transigir ni a perdonar: la seguridad nacional.
Valor profundo en un país donde la guerra es parte de su cultura, generación tras generación. Donde los tatarabuelos pelearon en la segunda guerra mundial, los bisabuelos en Corea, los abuelos en Vietnam, los padres en Afganistán y el Golfo Pérsico.
Para el republicanismo son íconos venerados el supremacismo militar, las agencias de seguridad nacional, NSA, CIA, FBI y el propio pentágono.
En ellos descansa su sensación de primera potencia global, de policía mundial por voluntad divina o destino manifiesto.
Este es un punto muy sensible para la derecha y tiene que ver con el culto al secretismo en sus agencias de espionaje, cuyos operadores fungen como sacerdotes que vigilan con mirada estricta y celo implacable toda aquella información relativa a sus programas militares, instalaciones, operativos, armamento.
Esto marca una diferencia. Mientras se trató de abusos contra mujeres, evasión de impuestos, insultos a opositores, maltrato a periodistas y sainetes postelectorales, los principales quejosos fueron sus adversarios del Partido Demócrata. Políticos liberales.
Por el contrario, el robo de documentos clasificados y el traslado a una de sus propiedades en Florida es algo que ofende y hiere la fibra más íntima del alma republicana. La seguridad nacional es otra cosa.
Mar-a-Lago, se llama el lugar, es un club turístico, un resort, residencia de descanso y centro de reunión con ricos y poderosos.
HALLAZGOS INQUIETANTES
El fiscal especial de Nueva York (U.S. special counsel) JACK SMITH recibió en noviembre pasado dos encomiendas por parte del fiscal general norteamericano MERRICK GARLAND.
Ambos encargos con respecto al expresidente DONALD TRUMP: (1) su papel en el ataque al Capitolio y (2) el tambache de documentos oficiales que se llevó ilegalmente a Florida.
En este segundo caso concentra su esfuerzo ahora el fiscal SMITH, un abogado de Harvard con bien ganada fama de conservador que hoy le está fincando a TRUMP 37 cargos por sustraer archivos propiedad del gobierno.
Documentos valiosos que contienen información sensible en torno a las capacidades de defensa norteamericanas, incluyendo sus programas nucleares. Y también sobre las vulnerabilidades defensivas de Estados Unidos y sus aliados ante un hipotético bombardeo enemigo.
Los oficiales del FBI que catearon Mar-A-Lago en agosto del 2022 (https://youtu.be/3KxK4N1iarQ) encontraron hasta mapas militares en cajas tipo archivo que ninguna protección tenían.
Estaban arrumbadas en lugares tan inseguros como el dormitorio, los baños y el salón de baile (https://tinyl.io/8mWM). Es decir, a disposición de la mirada pública, siendo información clasificada que debiera estar bajo siete llaves.
El exmandatario respondió como acostumbra, haciéndose la víctima, negando todos los cargos, descalificando al mensajero, insultando a los encargados de la justicia y arguyendo que se trata de un complot (conspiración, boicot) en su contra, fraguado por los enemigos de Estados Unidos.
SIMIO CON FUEGO
Ciertamente, el narcisismo nubla la mente y, cuando el personaje tiene poder, la ceguera puede ser total. Peor todavía si, por añadidura, era jefe de la primera potencia nuclear del planeta.
Se cumplió, pues, la profecía de aquel caricaturista francés que dibujó a DONALD como un orangután jugando con una caja de cerillos, mientras reposa sobre una pila de dinamita.
Por eso el comentario de que TRUMP sobrepasó la capacidad de resistencia de sus aliados y patrocinadores de la extrema derecha norteamericana.
Esas élites de la industria armamentista que brincaron de gusto cuando su pupillo llegó a la presidencia en enero de 2017 y promovió los presupuestos militares más altos en la historia de dicho país.
Valga la pena insistir, mientras las locuras de DONALD afectaron a mujeres, mexicanos, conductores de noticias y gente así, la oligarquía estadounidense se limitó a sonreír.
Pero hoy que, en su delirio, el gigante rubio se lleva entre las patas asuntos medulares de seguridad imperial, pues hombre, por razones de lógica elemental, el amigo tiende a convertirse en examigo.
La perra es brava y, en efecto, también a los de casa muerde.
“El expresidente de los Estados Unidos llegó a la Corte Federal de Miami, Florida, donde quedó bajo arresto por los 37 delitos federales que le imputa el Departamento de Justicia. Fue detenido oficialmente por agentes del FBI quienes le tomaron la fotografía y sus huellas digitales como parte del procedimiento de arresto oficial.” (https://tinyl.io/8mWZ).
¿Estiró el hilo de más?, mire usted. El establishment ultraconservador, belicista, blanco, anglosajón, parecía dispuesto a soportarle todos sus excesos. Hasta se los celebraban.
Aún la derecha más timorata prefería encogerse de hombros cuando los medios identificaban a TRUMP como un acosador serial de mujeres, abusador, violador, un rival majadero y barbaján; contumaz evasor de impuestos y el presidente más opaco de toda la historia en materia fiscal.
Los republicanos igualmente le perdonaron que haya sido el instigador directo y responsable principal del violento asalto al capitolio que grupos fundamentalistas perpetraron en enero del 2021.
Acaso ello le haya permitido pensar que (según sus propias palabras) podría sacar una pistola y matar a cualquier persona en la Quinta Avenida de Nueva York, sin perder por ello un solo voto (https://youtu.be/S-_jflxGTsI).
Peligroso, desde luego, para la salud mental de un individuo el sentirse superior a todo escrúpulo moral, habitante de un limbo excepcional, por encima de la ley, más allá del bien y el mal. Sentirse un dios, presumirlo y después creerlo.
Lo que ahora TRUMP empieza a entender es que existe un punto donde la más rancia oligarquía norteamericana jamás va a transigir ni a perdonar: la seguridad nacional.
Valor profundo en un país donde la guerra es parte de su cultura, generación tras generación. Donde los tatarabuelos pelearon en la segunda guerra mundial, los bisabuelos en Corea, los abuelos en Vietnam, los padres en Afganistán y el Golfo Pérsico.
Para el republicanismo son íconos venerados el supremacismo militar, las agencias de seguridad nacional, NSA, CIA, FBI y el propio pentágono.
En ellos descansa su sensación de primera potencia global, de policía mundial por voluntad divina o destino manifiesto.
Este es un punto muy sensible para la derecha y tiene que ver con el culto al secretismo en sus agencias de espionaje, cuyos operadores fungen como sacerdotes que vigilan con mirada estricta y celo implacable toda aquella información relativa a sus programas militares, instalaciones, operativos, armamento.
Esto marca una diferencia. Mientras se trató de abusos contra mujeres, evasión de impuestos, insultos a opositores, maltrato a periodistas y sainetes postelectorales, los principales quejosos fueron sus adversarios del Partido Demócrata. Políticos liberales.
Por el contrario, el robo de documentos clasificados y el traslado a una de sus propiedades en Florida es algo que ofende y hiere la fibra más íntima del alma republicana. La seguridad nacional es otra cosa.
Mar-a-Lago, se llama el lugar, es un club turístico, un resort, residencia de descanso y centro de reunión con ricos y poderosos.
El fiscal especial de Nueva York (U.S. special counsel) JACK SMITH recibió en noviembre pasado dos encomiendas por parte del fiscal general norteamericano MERRICK GARLAND.
Ambos encargos con respecto al expresidente DONALD TRUMP: (1) su papel en el ataque al Capitolio y (2) el tambache de documentos oficiales que se llevó ilegalmente a Florida.
En este segundo caso concentra su esfuerzo ahora el fiscal SMITH, un abogado de Harvard con bien ganada fama de conservador que hoy le está fincando a TRUMP 37 cargos por sustraer archivos propiedad del gobierno.
Documentos valiosos que contienen información sensible en torno a las capacidades de defensa norteamericanas, incluyendo sus programas nucleares. Y también sobre las vulnerabilidades defensivas de Estados Unidos y sus aliados ante un hipotético bombardeo enemigo.
Los oficiales del FBI que catearon Mar-A-Lago en agosto del 2022 (https://youtu.be/3KxK4N1iarQ) encontraron hasta mapas militares en cajas tipo archivo que ninguna protección tenían.
Estaban arrumbadas en lugares tan inseguros como el dormitorio, los baños y el salón de baile (https://tinyl.io/8mWM). Es decir, a disposición de la mirada pública, siendo información clasificada que debiera estar bajo siete llaves.
El exmandatario respondió como acostumbra, haciéndose la víctima, negando todos los cargos, descalificando al mensajero, insultando a los encargados de la justicia y arguyendo que se trata de un complot (conspiración, boicot) en su contra, fraguado por los enemigos de Estados Unidos.
Ciertamente, el narcisismo nubla la mente y, cuando el personaje tiene poder, la ceguera puede ser total. Peor todavía si, por añadidura, era jefe de la primera potencia nuclear del planeta.
Se cumplió, pues, la profecía de aquel caricaturista francés que dibujó a DONALD como un orangután jugando con una caja de cerillos, mientras reposa sobre una pila de dinamita.
Por eso el comentario de que TRUMP sobrepasó la capacidad de resistencia de sus aliados y patrocinadores de la extrema derecha norteamericana.
Esas élites de la industria armamentista que brincaron de gusto cuando su pupillo llegó a la presidencia en enero de 2017 y promovió los presupuestos militares más altos en la historia de dicho país.
Valga la pena insistir, mientras las locuras de DONALD afectaron a mujeres, mexicanos, conductores de noticias y gente así, la oligarquía estadounidense se limitó a sonreír.
Pero hoy que, en su delirio, el gigante rubio se lleva entre las patas asuntos medulares de seguridad imperial, pues hombre, por razones de lógica elemental, el amigo tiende a convertirse en examigo.
La perra es brava y, en efecto, también a los de casa muerde.