martes, 27 de junio de 2023

Hándicap 2024, muy desigual

Cd. Victoria, Tam.- Algo cruel, el cartón de CAMACHO ayer en REFORMA. Tres jinetes cabalgan veloces hacia el horizonte, una mujer de chongo y dos varones. Representación, sin duda, de la carrera presidencial.
Los tres con la “M” de MORENA en la espalda, mientras en primer plano dos chicuelos con la cara de MARKO CORTÉS y ALITO MORENO se mecen sobre sus caballitos de madera, sin avanzar un paso, con la polvareda de sus adversarios flotando sobre sus rostros. El título: “Arranca la oposición.”
Y en efecto, las oposiciones siguen atoradas en la candidatura presidencial donde no encuentran acuerdo, ni siquiera en el método, entre encuestas, requisitos de popularidad, firmas incluso.
Tampoco dan con un perfil que a todos guste, entre otras razones porque partidarios y militantes del PRI hacen gestos de asquito a las precandidaturas del PAN y viceversa.
Y en ese cadáver viviente llamado PRD tampoco asoma figura capaz de unificar criterios. Ello, en el entendido de que Movimiento Ciudadano se aferra a su negativa.
DANTE DELGADO le sigue apostando a una candidatura naranja solitaria y bien diferenciada, para cosechar un mejor número de cargos (curules locales y federales, senadurías, alcaldías, acaso alguna gubernatura) con absoluto pragmatismo, a sabiendas de que jamás ganará la silla principal del país.
Incluso los mal llamados “partidos grandes” (entre comillas, claro) ofrecen ahora la impresión de que están pensando más en la supervivencia de sus dirigentes en cargos legislativos y de sus negocios en algunos presupuestos de regular tamaño, que en la reconquista del Poder Ejecutivo Federal. De su jefatura, hoy en manos de AMLO, mañana quizás CLAUDIA o MARCELO.
Dicho en este espacio en años previos, ya no me acuerdo ni cuántas veces. Si para enero del 2023 las oposiciones no contaban con una figura relevante (como FOX en 2000, AMLO en 2006 o PEÑA NIETO en 2012) y una plataforma común bien pertrechada de diagnóstico y propuestas, la aplanadora obradorista les va a pasar por encima, los va a triturar.
Y resulta que no solamente llegó enero, finaliza junio y es fecha que no se ponen de acuerdo ni en forma ni fondo. Anuncian, si acaso, que habrá encuesta, campechaneada con algo más. Registro, preselección, foros temáticos (¿debates?) y luego el dedo estadístico elegirá entre tres finalistas.
 
DISPARIDAD DE ORIGEN
Metodología híbrida que por momentos nos recuerda los certámenes de poesía en alguna escuela secundaria o acaso los concursos para elegir reina de la primavera.
Pena ajena. Lo que subyace es la ausencia de proyecto. Los une, tan solo, la tirria al obradorismo, respetable acaso, comprensible, justificable, aunque nunca suficiente. Sin propuesta están perdidos.
El ahora llamado “Frente Amplio por México” parece incluso una versión parchada y remendada del “Por México al Frente” que postuló a RICARDO ANAYA en 2018. Solo que entonces dicha alianza incluía al partido naranja y
el PRI competía solo (con MEADE).
Ahí van de nuevo. Se anunciarán los registros el 4 de julio y presumen que tendrán candidatura definida el domingo 3 de septiembre, poquito antes de que MORENA anuncie la suya (miércoles 6).
La sola lista de figuras abajofirmantes del nuevo “Frente Amplio” parece un listado de los mejores sueños y también las incompetencias que caracterizan a esta masa informe de voluntades.
Cheque usted la mezcla y sus contrastes: BEATRIZ PAREDES y LILLY TÉLLEZ, ALEJANDRO MURAT y SANTIAGO CREEL, XOCHITL GALVEZ y CLAUDIA RUIZ MASSIEU, JOSÉ ANGEL GURRÍA y GABRIEL QUADRI, ENRIQUE DE LA MADRID y SILVANO AUREOLES.
Si el odio al obradorismo los convoca, la competencia de egos los desune y descascara la presunta uniformidad de criterios para hacer ver sus diferencias abismales.
 
¿DESMEMORIADOS?
De mala espina, la presencia de VICENTE FOX, pues un proyecto sólido de gobierno exigiría el diagnóstico implacable y sin cortapisas no solo del régimen que termina, sino de las tres décadas previas, por lo menos de ZEDILLO, FOX, CALDERÓN y PEÑA.
Ausencia de autocrítica. Parecen olvidar que quien catapultó a LÓPEZ OBRADOR, entre 2005 y 2006 fue el propio FOX, con sus arbitrariedades y pifias, el absurdo proyecto de desafuero y una conducción del país errática de la que no se salva su entonces titular de Gobernación SANTIAGO CREEL.
Olvidan la descomunal corrupción que tejió la malhadada “pareja presidencial” y sus elefantes blancos, Vamos México y Centro Fox, diseñados como ventanillas de moches para todo aquel empresario deseoso de contratos, proveedurías, concesiones, permisos.
En las descomposturas del ciclo previo se explican con nitidez los excesos del tiempo presente. Las masas que apoyaron el ascenso de AMLO entre 2000 y 2018 se nutrieron de la profunda decepción dejada por las figuras de FOX, CALDERÓN y PEÑA.
Sin un “mea culpa” por los excesos de estos regímenes no hay diagnóstico ni propuesta que resulten creíbles y acaso ello explique la ausencia de grandes figuras entre el aspirantado. Nada dicen de la “Estafa Maestra” ni de atascaderos como Tlatlaya y Ayotzinapa.
En septiembre habrá candidatos, pues, en ambas trincheras. Mes patrio, en efecto. El cual (por si el lector no se ha dado cuenta) comprende además la última noche del grito que vivirá AMLO en la plenitud del poder.
Para el siguiente 15 de septiembre, el de 2024, ya habrá mandatario electo (o mandataria) compitiéndole en aplausos, robándole reflectores y gestionando una dosis discreta de mando.
Y, bueno, si de hitos históricos hablamos, también es menester tomar nota que la navidad próxima del presente 2023 es la última que la pareja LÓPEZ-GUTIERREZ celebra en Palacio Nacional. Para el 2024 será distinto, acaso en el mismo lugar pero con distinta gente.