Cd.
Victoria, Tam.- Asoma
la paradoja. En materia de seguridad, las consignas se sostienen, los hechos
cambian. Mire usted, si nos vamos al discurso, nada hará que la narrativa
obradorista de “abrazos no balazos” se modifique o cancele en lo que resta del
sexenio.
En los
hechos, sin embargo, se empieza a observar un giro importante hacia las medidas
de fuerza. Hay arrestos de jefes regionales, operativos contra grupos
específicos, presencia territorial que sale de la pasividad para hacerse
efectiva.
¿Qué está ocurriendo?... Bueno, para una mentalidad propagandista como la de AMLO donde solo lo electoral es real, este cambio de actitud podría estar reflejando el efecto de la inseguridad en las intenciones del voto para las contiendas del 2023 y 2024.
Se diría que ya permeó socialmente la creencia de que el presente boom de criminalidad en todo el país está íntimamente relacionado con la postura blanda de una Guardia Nacional a la que de manera reiterada LÓPEZ OBRADOR ha dado órdenes de no responder a las provocaciones de la delincuencia.
Vínculo causal que redes y medios de críticos y opositores han aprovechado con visión de urna. Al logrado al paso del tiempo instalar esta explicación en el nicho electoral de AMLO, la base de la pirámide económica.
Ese voto duro y muy fiel que ha seguido simpatizando por ANDRÉS MANUEL de manera sustantiva por encima de todas las críticas, pero que efectivamente se conmociona ante el desbordamiento de la actividad criminal en espacios populares, rurales y urbanos.
Peligroso, pues, para los planes de MORENA que el color guinda y la figura de AMLO se vinculen de manera condicionada, gráfica, vivencial, al dolor de las familias por la sangre derramada, la pérdida de seres queridos, la ruina del pequeño comercio, el miedo en la milpa, le inseguridad del empleo.
TEMA INELUDIBLE
A estas alturas del sexenio, ya montados y encarrerados en el calendario 23-24, no solo a MORENA sino a todos los partidos les resulta clara la fuerza del argumento en defensa de la seguridad inmediata.
Y esta se expresa a nivel de banqueta, vecindario, peatón y usuario de transporte público. Amenaza que crece sobre instituciones como la familia, la escuela y las organizaciones religiosas.
¿Abrazos no balazos?... La resignificación (reinterpretación) de la frase está en marcha. El propio mandatario electo de Tamaulipas AMÉRICO VILLARREAL ANAYA focaliza el dicho en los programas sociales que combaten a la pobreza, factor identificado como el disparador que catapulta a la delincuencia.
Lo que debe quedar atrás, en MORENA y todos los partidos, es la inmovilidad de las corporaciones federales, civiles y castrenses, creadas y sostenidas para atajar a los violentos.
Fue dicha pasividad, inacción, comportamiento omiso, lo que propició la masacre de Ayotzinapa y en buena medida explica el caso San Fernando. Pudiendo intervenir, no lo hicieron. En Iguala, hoy sabemos que por órdenes superiores.
Un detalle significativo es que la cuna de este cambio de actitud se ubique en la capital mexicana, territorio de CLAUDIA SHEINBAUM, de donde parece extenderse hacia otras trincheras de la república.
Y bueno, otro giro interesante, en la respectiva agenda de SHEINBAUM y de MARCELO EBRARD, es el reencuentro con temas hasta hace poco vedados dentro del obradorismo como las energías limpias y la inevitable transición energética de los automotores de combustión interna a los eléctricos.
Necesario es recordar que la maestría de CLAUDIA es en Ingeniería Energética (UNAM) y su doctorado en Ingeniería Ambiental (UNAM/Berkeley). Por formación, no puede estar ajena a la temática referida líneas arriba.
Y esto también se manifiesta a contracorriente de la postura presidencial. Sobre todo si recordamos que le quedan 25 meses a la administración obradorista que deberá concluir el último día de septiembre de 2024.
En un año más MORENA habrá definido su candidatura presidencial y ello deberá acelerar la necesidad de que el proyecto de sucesión adquiera, de manera gradual pero irreversible, personalidad propia. Desde ahora empiezan los deslindes.
¿Qué está ocurriendo?... Bueno, para una mentalidad propagandista como la de AMLO donde solo lo electoral es real, este cambio de actitud podría estar reflejando el efecto de la inseguridad en las intenciones del voto para las contiendas del 2023 y 2024.
Se diría que ya permeó socialmente la creencia de que el presente boom de criminalidad en todo el país está íntimamente relacionado con la postura blanda de una Guardia Nacional a la que de manera reiterada LÓPEZ OBRADOR ha dado órdenes de no responder a las provocaciones de la delincuencia.
Vínculo causal que redes y medios de críticos y opositores han aprovechado con visión de urna. Al logrado al paso del tiempo instalar esta explicación en el nicho electoral de AMLO, la base de la pirámide económica.
Ese voto duro y muy fiel que ha seguido simpatizando por ANDRÉS MANUEL de manera sustantiva por encima de todas las críticas, pero que efectivamente se conmociona ante el desbordamiento de la actividad criminal en espacios populares, rurales y urbanos.
Peligroso, pues, para los planes de MORENA que el color guinda y la figura de AMLO se vinculen de manera condicionada, gráfica, vivencial, al dolor de las familias por la sangre derramada, la pérdida de seres queridos, la ruina del pequeño comercio, el miedo en la milpa, le inseguridad del empleo.
TEMA INELUDIBLE
A estas alturas del sexenio, ya montados y encarrerados en el calendario 23-24, no solo a MORENA sino a todos los partidos les resulta clara la fuerza del argumento en defensa de la seguridad inmediata.
Y esta se expresa a nivel de banqueta, vecindario, peatón y usuario de transporte público. Amenaza que crece sobre instituciones como la familia, la escuela y las organizaciones religiosas.
¿Abrazos no balazos?... La resignificación (reinterpretación) de la frase está en marcha. El propio mandatario electo de Tamaulipas AMÉRICO VILLARREAL ANAYA focaliza el dicho en los programas sociales que combaten a la pobreza, factor identificado como el disparador que catapulta a la delincuencia.
Lo que debe quedar atrás, en MORENA y todos los partidos, es la inmovilidad de las corporaciones federales, civiles y castrenses, creadas y sostenidas para atajar a los violentos.
Fue dicha pasividad, inacción, comportamiento omiso, lo que propició la masacre de Ayotzinapa y en buena medida explica el caso San Fernando. Pudiendo intervenir, no lo hicieron. En Iguala, hoy sabemos que por órdenes superiores.
Un detalle significativo es que la cuna de este cambio de actitud se ubique en la capital mexicana, territorio de CLAUDIA SHEINBAUM, de donde parece extenderse hacia otras trincheras de la república.
Y bueno, otro giro interesante, en la respectiva agenda de SHEINBAUM y de MARCELO EBRARD, es el reencuentro con temas hasta hace poco vedados dentro del obradorismo como las energías limpias y la inevitable transición energética de los automotores de combustión interna a los eléctricos.
Necesario es recordar que la maestría de CLAUDIA es en Ingeniería Energética (UNAM) y su doctorado en Ingeniería Ambiental (UNAM/Berkeley). Por formación, no puede estar ajena a la temática referida líneas arriba.
Y esto también se manifiesta a contracorriente de la postura presidencial. Sobre todo si recordamos que le quedan 25 meses a la administración obradorista que deberá concluir el último día de septiembre de 2024.
En un año más MORENA habrá definido su candidatura presidencial y ello deberá acelerar la necesidad de que el proyecto de sucesión adquiera, de manera gradual pero irreversible, personalidad propia. Desde ahora empiezan los deslindes.