Cd.
Victoria.- No son fifís, tampoco conservadores,
pero sí muy críticos, los diputados PABLO GÓMEZ ÁLVAREZ y PORFIRIO MUÑOZ LEDO,
ambos de MORENA, han levantado la voz para reprobar la extensión de dos años al
mandato de ARTURO ZALDÍVAR, Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
Queda claro, pues, que no es necesario ser de derechas, ni prianista, tampoco neoporfiriano, ni vocero de la treintena neoliberal para impugnar las malas decisiones del obradorismo.
Como ellos hay muchos. Es tema interesantísimo, pues rompe el esquema dualista, maniqueo, que pretende reducir las opciones políticas a dos posturas, el estar “con la transformación o contra la transformación.”
Antigua idea religiosa (o con Dios o con el diablo) que niega la pluralidad de opciones y el derecho a disentir dentro de la misma izquierda. No admite la discrepancia o, peor todavía, la estigmatiza como traición.
Mire usted, ese regalito de dos años para el titular del Poder Judicial constituye (1) una artera violación a la Carta Magna, (2) concebida desde el Poder Ejecutivo para ser (3) instrumentada dócilmente en el Legislativo, como le gusta a LÓPEZ OBRADOR, rapidito y sin quitarle una coma.
Obediencia que entre la bancada de MORENA implica tragar sapos en cantidad, viscosidad y tamaño acaso mayores a las de sus antecesores priístas y panistas, en tiempos de PEÑA y CALDERÓN.
También es claro que el presidente necesita de una complicidad mayor por parte del Poder Judicial para sacar adelante aquellos designios de orden controversial que requieran el concurso de la Suprema Corte o alguno de sus tribunales.
Hoy mismo hay un conflicto en torno a la candidatura del morenista FELIX SALGADO MACEDONIO, suspendida por el Instituto Nacional Electoral (INE) ante irregularidades detectadas en sus gastos de campaña.
Pero son muchos los expedientes atorados en dicho poder. Engendros que fueron elaborados con exceso de prisa para satisfacer caprichos presidenciales, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y la Guardia Nacional.
Por eso AMLO se muestra hoy obsequioso, porque exige tersura en la operatividad y aplicación de su voluntad, aún en aquellos ámbitos que pertenecen a un poder distinto, como es el Judicial.
Ha visto en ZALDIVAR la posibilidad de una conducción obediente si se le permite quedarse un par de años más, a contracorriente de la Carta Magna.
El diputado GÓMEZ ÁLVAREZ, en tanto vicecoordinador de la bancada obradorista en la cámara baja, calificó el asunto con la parquedad de palabras propia de un economista. Señaló que dicho artículo reformado: “no podría transitar ni aun cuando fuera aprobado y promulgado. Mejor decirlo desde ahora.”
Más leguleyo, el abogado MUÑOZ LEDO se refiere a la enmienda como “absolutamente contraria a la Constitución, ya que esta limita el periodo a 4 años y prohíbe la reelección.”
Tribuno de toda su vida, PORFIRIO subraya la necesidad de un “amplio debate parlamentario” como condición necesaria en una reforma de este tipo. El que se haya aprobado de manera tan rápida representa, dijo, “un precedente peligroso.”
DIVERGENCIA
INTERNA
Posición solitaria la del disidente de izquierda que vive bajo un régimen de izquierda. Pienso en personajes como el exdirigente del MAS (Movimiento al Socialismo) TEODORO PETKOFF en la Venezuela de HUGO CHÁVEZ.
El difícil destino de quien toma distancia del poder para defender su derecho a la crítica, pero en la conciencia de que jamás encajará entre las organizaciones de derecha, por diferencias aún mayores.
Hoy circula en librerías la más reciente obra de ROGER BARTRA, académico mexicano con medio centenar de obras publicadas en inglés y español sobre tópicos de antropología, sociología y crítica política.
En su más reciente libro (“Regreso a la jaula”, Random House, 2021) narra sin ambages la trayectoria errática de un presidente a la que no duda en tipificar como “el fracaso de LÓPEZ OBRADOR”.
Entre tantas observaciones agudas, comenta:
“Usualmente el populismo distingue las acciones de quienes benefician al pueblo y las contrasta con las actitudes de quienes lo perjudican. Con ello pretende reducir la política económica a un dilema moral. En consecuencia, llega a una posición política maniquea que sólo distingue a los buenos de los malos, y que impone una polarización artificial en sociedades muy complejas y llenas de matices. En la retórica de LÓPEZ OBRADOR solamente hay dos opciones: la suya, que es la buena, es la postura liberal que se enfrenta a la alternativa conservadora, que es maligna.” (Ibid).
Y bueno, se encuentra fuera de toda sospecha la identidad política de BARTRA, como en su momento la de PETKOFF en Venezuela.
Se pregunta PETKOFF en la presentación de una de sus obras:
-“¿Cómo hacer para frenar los abusos de un gobierno que ha secuestrado las instituciones encargadas de fiscalizar su poder? ¿Cómo responder a las constantes violaciones a la Constitución del presidente si el poder judicial está subordinado a él?” (“El Chavismo como problema”, Editorial Libros Marcados, 2010).
Por supuesto, habla del desaparecido comandante HUGO CHÁVEZ, aunque la observación aplica al sucesor NICOLÁS MADURO.
Más aún, palabra por palabra encaja cabalmente en la relación problemática del mexicano ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR con los poderes legislativo y judicial, así como su confrontación permanente con organismos autónomos como el INE y la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Demasiados pleitos en paralelo llenan su agenda y ocupan hoy su atención. Día con día, semana tras semana, sin dejar de reñir con los periodistas, añade uno, dos, tres adversarios a su ya larga lista de malquerientes. El más reciente, el gremio médico.
La confrontación es, sin duda, el estado de ánimo que ANDRÉS MANUEL eligió como marco preferido de las elecciones intermedias. No renuncia a su condición de peleador callejero, aún con la banda tricolor cruzada en el pecho.
El adolescente rebelde que alguna vez fue, sigue operando hoy en su interpretación del mundo y su toma de decisiones. Más allá de izquierdas o derechas, si en algo coincide la opinión pública nacional es en la necesidad apremiante de una conducción adulta.
Queda claro, pues, que no es necesario ser de derechas, ni prianista, tampoco neoporfiriano, ni vocero de la treintena neoliberal para impugnar las malas decisiones del obradorismo.
Como ellos hay muchos. Es tema interesantísimo, pues rompe el esquema dualista, maniqueo, que pretende reducir las opciones políticas a dos posturas, el estar “con la transformación o contra la transformación.”
Antigua idea religiosa (o con Dios o con el diablo) que niega la pluralidad de opciones y el derecho a disentir dentro de la misma izquierda. No admite la discrepancia o, peor todavía, la estigmatiza como traición.
Mire usted, ese regalito de dos años para el titular del Poder Judicial constituye (1) una artera violación a la Carta Magna, (2) concebida desde el Poder Ejecutivo para ser (3) instrumentada dócilmente en el Legislativo, como le gusta a LÓPEZ OBRADOR, rapidito y sin quitarle una coma.
Obediencia que entre la bancada de MORENA implica tragar sapos en cantidad, viscosidad y tamaño acaso mayores a las de sus antecesores priístas y panistas, en tiempos de PEÑA y CALDERÓN.
También es claro que el presidente necesita de una complicidad mayor por parte del Poder Judicial para sacar adelante aquellos designios de orden controversial que requieran el concurso de la Suprema Corte o alguno de sus tribunales.
Hoy mismo hay un conflicto en torno a la candidatura del morenista FELIX SALGADO MACEDONIO, suspendida por el Instituto Nacional Electoral (INE) ante irregularidades detectadas en sus gastos de campaña.
Pero son muchos los expedientes atorados en dicho poder. Engendros que fueron elaborados con exceso de prisa para satisfacer caprichos presidenciales, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y la Guardia Nacional.
Por eso AMLO se muestra hoy obsequioso, porque exige tersura en la operatividad y aplicación de su voluntad, aún en aquellos ámbitos que pertenecen a un poder distinto, como es el Judicial.
Ha visto en ZALDIVAR la posibilidad de una conducción obediente si se le permite quedarse un par de años más, a contracorriente de la Carta Magna.
El diputado GÓMEZ ÁLVAREZ, en tanto vicecoordinador de la bancada obradorista en la cámara baja, calificó el asunto con la parquedad de palabras propia de un economista. Señaló que dicho artículo reformado: “no podría transitar ni aun cuando fuera aprobado y promulgado. Mejor decirlo desde ahora.”
Más leguleyo, el abogado MUÑOZ LEDO se refiere a la enmienda como “absolutamente contraria a la Constitución, ya que esta limita el periodo a 4 años y prohíbe la reelección.”
Tribuno de toda su vida, PORFIRIO subraya la necesidad de un “amplio debate parlamentario” como condición necesaria en una reforma de este tipo. El que se haya aprobado de manera tan rápida representa, dijo, “un precedente peligroso.”
Posición solitaria la del disidente de izquierda que vive bajo un régimen de izquierda. Pienso en personajes como el exdirigente del MAS (Movimiento al Socialismo) TEODORO PETKOFF en la Venezuela de HUGO CHÁVEZ.
El difícil destino de quien toma distancia del poder para defender su derecho a la crítica, pero en la conciencia de que jamás encajará entre las organizaciones de derecha, por diferencias aún mayores.
Hoy circula en librerías la más reciente obra de ROGER BARTRA, académico mexicano con medio centenar de obras publicadas en inglés y español sobre tópicos de antropología, sociología y crítica política.
En su más reciente libro (“Regreso a la jaula”, Random House, 2021) narra sin ambages la trayectoria errática de un presidente a la que no duda en tipificar como “el fracaso de LÓPEZ OBRADOR”.
Entre tantas observaciones agudas, comenta:
“Usualmente el populismo distingue las acciones de quienes benefician al pueblo y las contrasta con las actitudes de quienes lo perjudican. Con ello pretende reducir la política económica a un dilema moral. En consecuencia, llega a una posición política maniquea que sólo distingue a los buenos de los malos, y que impone una polarización artificial en sociedades muy complejas y llenas de matices. En la retórica de LÓPEZ OBRADOR solamente hay dos opciones: la suya, que es la buena, es la postura liberal que se enfrenta a la alternativa conservadora, que es maligna.” (Ibid).
Y bueno, se encuentra fuera de toda sospecha la identidad política de BARTRA, como en su momento la de PETKOFF en Venezuela.
Se pregunta PETKOFF en la presentación de una de sus obras:
-“¿Cómo hacer para frenar los abusos de un gobierno que ha secuestrado las instituciones encargadas de fiscalizar su poder? ¿Cómo responder a las constantes violaciones a la Constitución del presidente si el poder judicial está subordinado a él?” (“El Chavismo como problema”, Editorial Libros Marcados, 2010).
Por supuesto, habla del desaparecido comandante HUGO CHÁVEZ, aunque la observación aplica al sucesor NICOLÁS MADURO.
Más aún, palabra por palabra encaja cabalmente en la relación problemática del mexicano ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR con los poderes legislativo y judicial, así como su confrontación permanente con organismos autónomos como el INE y la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Demasiados pleitos en paralelo llenan su agenda y ocupan hoy su atención. Día con día, semana tras semana, sin dejar de reñir con los periodistas, añade uno, dos, tres adversarios a su ya larga lista de malquerientes. El más reciente, el gremio médico.
La confrontación es, sin duda, el estado de ánimo que ANDRÉS MANUEL eligió como marco preferido de las elecciones intermedias. No renuncia a su condición de peleador callejero, aún con la banda tricolor cruzada en el pecho.
El adolescente rebelde que alguna vez fue, sigue operando hoy en su interpretación del mundo y su toma de decisiones. Más allá de izquierdas o derechas, si en algo coincide la opinión pública nacional es en la necesidad apremiante de una conducción adulta.