Cd.
Victoria.- ¿Amistad y negocios?, como el aceite y el agua, el
poder y la crítica. Este fin de semana, la periodista capitalina MARÍA DEL CARMEN
ARISTEGUI FLORES experimentó en carne propia la furia encarnizada de las redes
obradoristas.
Admiradora personal
de JULIO SCHERER GARCÍA, la señora ARISTEGUI observó en los últimos tiempos una
trayectoria gradual de ruptura con el gobierno de su amigo ANDRÉS MANUEL LÓPEZ
OBRADOR.
A nadie debe
extrañar. La dinámica de SCHERER con los presidentes solía caminar de manera
semejante y por la misma vía, desde GUSTAVO DÍAZ ORDAZ y posteriores.
Tránsito
recurrente de la esperanza a la ruptura, parricidio simbólico ante salvadores
de la patria que inevitablemente decepcionan y se pudren, de un sexenio a otro.
Se antojaba inevitable
entonces que el resultado electoral de 2018 habría de separar a CARMEN de ANDRÉS
MANUEL.
Y ello, por
aquel viejo principio aristotélico que impulsa al crítico a ser más amigo de la
verdad (“sed magis amica veritas”) que de sus amigos. Así pensaba JULIO, así lo
asume CARMEN.
Mientras fue
opositor, ANDRÉS MANUEL encontró en el periodismo independiente numerosos
puntos de coincidencia, espacio generoso, amistad y abrigo.
Ya en el poder
fue distinto, porque el hoy mandatario observa una concepción maniquea sobre el
papel de la prensa. O conmigo o contra mí.
La trascendencia
histórica de sus ideales y la honestidad impoluta que asume como distintivo, serían
razones suficientes para que los medios apoyen de manera incondicional a su
régimen.
Su plan es tan
perfecto que a los mexicanos solamente nos resta el aplaudir como focas,
siguiendo el modelo infame de #LordMolécula y similares.
O están en
favor de la cuarta transformación o serán tratados como enemigos.
Dualismo tajante,
irreductible, el de un presidente que se asume infalible, tocado por la
divinidad, como los pontífices romanos.
Por ello,
porque se considera infalible, quien lo critique es traidor, sospechoso de
tratos con el maligno, el viejo régimen neoliberal, la mafia del poder, los
conservadores, el PRIÁN, la corrupción y la impunidad.
PÁJAROS
NEGROS
Sucedió entonces
que la agencia estatal NOTIMEX, en manos de SANJUANA MARTÍNEZ, se dio a la
tarea de ajustar su plantilla laboral.
La escritora y
multipremiada reportera regia aterrizó en el cargo (marzo de 2019) despidiendo
gente.
Llegó
quejándose de una nómina abultada donde campeaban todos los vicios del viejo
sistema.
Aviadores, sueldazos, privilegios, gastos injustificados, viáticos abusivos, irregularidades diversas.
Aviadores, sueldazos, privilegios, gastos injustificados, viáticos abusivos, irregularidades diversas.
El imperativo
de ahorrar venía de Palacio Nacional. La nueva austeridad republicana de AMLO,
a la cual SANJUANA se plegó con una devoción que sus subordinados juzgarían excesiva.
Aunque luego,
al paso de los meses, el fuego alcanzaría (incluso) a trabajadores de nuevo
cuño, aquellos que había sido incorporados en tiempo reciente por la propia
directora.
Dejaron de ser
útiles, fueron despedidos. Solo que estos últimos, en su salida, cargaban en
sus alforjas algunos secretos de estado. Prácticas impúdicas, revelaciones
escabrosas, información sensible.
Como, por
ejemplo, el haber sido utilizados en tareas poco nobles como el manejo de
cuentas anónimas en redes sociales para golpear a plumas y medios que asumen
posturas críticas al gobierno.
Marrullerías
que también afectaron a opositores del más diverso calibre, partidistas,
ciudadanos, académicos, empresariales.
Ciertamente, la
sospecha de que NOTIMEX estaba atrás de dichas prácticas ya era compartida en redes
y medios. Pero la verdad estalla, monda y lironda, cuando exoperadores de tales
campañas rinden su testimonio ante portales como el de ARISTEGUI.
Se hacían llamar
los #Avengers (Vengadores) como el comic aquel de MARVEL llevado luego al cine,
porque así bautizaron al grupo de #WhatsApp donde recibían instrucciones de la
superioridad. A quien atacar y de qué manera.
Dentro de la
gravedad del tema, se diría que buena parte de los medios otorgó al asunto una
cobertura equilibrada, brindando a la propia SANJUANA el derecho de réplica.
Espacio suficiente para que dijera su verdad.
Al principio habló
del problema, después ya no, se enconchó, quizás porque sus argumentos defensivos
estaban causando el efecto de quien arroja gasolina al fuego. Lo avivan y
extienden.
TARJETA
ROJA
El daño estaba
hecho. El escándalo siguió creciendo, llega hoy a medios internacionales y se
dibuja como un crudo ejemplo de prácticas inquisitoriales en el manejo de
oficinas de prensa gubernamentales.
Financiar con
dinero del erario ataques anónimos donde se amenaza, denigra, enloda, difama, agrede
a mexicanos, en razón y por causa de sus ideas.
El caso es que
desde el pasado viernes apareció un #TrendTopic muy claro en la red de #Twitter
identificado como #ApagaAristegui, grito de guerra para decretar su expulsión
del paraíso obradorista.
Se demostraría
con ello que los #notibots practican mejor que nadie el nado sincronizado. Una
sola orden de ataque basta para impactar las redes en pocos minutos.
Curiosa concepción
del poder. Reformista en lo económico pero profundamente estaliniana en su
ejercicio del poder político. No hay más verdad que la de AMLO, todo dentro de
la #4T, nada fuera de la #4T.
Viendo lo que
pasó con JAVIER ALATORRE (también de viernes a lunes) cabe esperar que ANDRÉS
MANUEL decrete otra tregua mañanera y se saque de la manga los consabidos argumentos
piadosos, cargados de misericordia, paz y perdón cristiano.
Aunque
ARISTEGUI no es ALATORRE (disculpe usted) y sus fieles tienen un perfil muy
distinto a quienes siguen al locutor nocturno.
No será tan
fácil salir con el cuento de que “somos amigos” y “aquí no pasó nada”. La jauría
abundó en dentelladas sin compasión ni escrúpulo. Guerra sucia.
Finalmente el
capítulo de CARMEN se inscribe en un marco bastante más amplio de animadversión
presidencial (machacona, recurrente, infamante) contra los periodistas,
nacionales y extranjeros.
Hipersensibilidad
a la crítica, piel delicada, temperamento reactivo, bajísimo umbral de
resistencia a la contradicción.
Pataletas que
podríamos entender (y hasta justificar) en alguna luminaria del showbiz, diva,
divo, actriz de telenovelas, figurín, encueratriz, mago, payaso, superestrella
del pop.
Nunca en un servidor
público y menos (todavía) en el Presidente de la República.